George Clinton, leyenda viva del funk
- A sus 72 años sigue derrochando energía y diversión con su P-Funk
- Su banda, Parliament Funkadelic, convierte el escenario en una fiesta constante
- Cerca de tres horas de concierto en el Festival Cultura Inquieta de Getafe
Hay quien define a George Clinton como 'El Padrino del Funk', pero lo cierto es que es lo más parecido a un mesías del género que tuvo en James Brown su divinidad particular.
A sus 72 años, después de más de cuatro décadas de carrera musical, Clinton sigue divirtiéndose y divirtiendo sobre los escenarios rodeado de ese elenco de virtuosos músicos que es Parliament Funkadelic.
El Festival Cultura Inquieta, celebrado este mes de julio en Getafe, fue testigo de toda una exhibición de talento y energía que ha rondado las tres horas de duración.
Un show en el que no quedó una camiseta sin sudar. En parte por el sol riguroso que dominó durante toda la tarde, y en parte también por el incesante ritmo de baile impuesto por los que probablemente sean los más grandes maestros de la música funky.
Un funk de otro planeta
Creadores del estilo conocido como P-Funk, George Clinton & The Parliament Funkadelic introducen en el funk los sintetizadores y la distorsión de manera magistral, acercándose por momentos al rock, al soul, y al rhythm and blues.
Su música bebe de Jimmi Hendrix y de James Brown, entre otros muchos y por sus filas han pasado dejando huella ilustres del género como Bootsy Collins o Maceo Parker.
Todo ello mezclado en un cóctel con sonidos delirantes, con una pizca de influencia abiertamente reconocida de diversas drogas, da como resultado un espectáculo que pone en movimiento al oyente más parado y tímido.
Casi cinco décadas de carrera dan para mucho. Y, en el caso de Clinton y los suyos, más de un himno de la cultura y la música funk. "Atomic dog", "Mothership Connection", "Bounce to this" o "Give up the funk" son solo algunos de los clásicos que sonaron en la Plaza de Toros de Getafe.
Tres horas de jam session
Sin apenas pausas ni concesiones. Como si de un ataque organizado se tratase, los 15 miembros de la banda, entre virtuosos músicos y prodigiosas voces como la de la vocalista Kendra Foster, fueron rotando al frente del escenario, asumiendo el protagonismo en diferentes momentos.
Quizá para dosificar esfuerzos, ya que cada uno de los Funkadelicos dió absolutamente todo de sí cuando llegó su turno. No en vano, se hace complicado pensar en una formación con una media de edad tan alta y con una entrega tan descomunal sobre la tarima.
El propio George cuenta con una silla en la que se sienta a ratos y desde la que observa y disfruta del espectáculo. El descanso bien merecido para un hombre de 72 años, trajeado y ya sin sus míticas rastas de colores, que evita pensar en su retirada y que solo quiere poner a todo el mundo a bailar y saltar.
Los asistentes al ruedo getafense no dudaron en contribuir al esfuerzo y colaborar imitando todas las frases y sonidos que cada miembro de la banda iba pidiendo que repitiesen. Y es que a los maestros hay que hacerles caso.
Como en casa
Más que una banda, Parliament Funkadelic parece una familia. Y como tal se comportan sobre las tablas. Cómplices entre ellos, disfrutando de las aportaciones de sus compañeros, a veces incluso girándose y dando la espalda al público.
Sus componentes van desde el estrafalario animador que puso al público a sus pies con sus piruetas, vestido con un pantalón de pelo blanco, hasta algún músico en ropa deportiva, con aspecto de anciano bonachón de la América más profunda, pasando por varios miembros trajeados.
Un elenco diverso, talentoso, humilde y entregado, muy entregado a su público y a su profesión, que se mueve por el escenario con la tranquilidad que dan el saber hacer y los años (décadas) de experiencia.
George Clinton y el Parlamento del Funk hicieron de Getafe su casa y como tal fueron despedidos por un cariñoso público que no quería marcharse y seguía cantando "we want the funk!".
A buen seguro, siempre inquietos, Clinton y los suyos volverán pronto para seguir moviendo piernas y caderas a ritmo de P-Funk.