Los prorrusos niegan el acceso total a la OSCE al lugar del siniestro del avión malasio
- Según la organización no han tenido libertad de movimientos
- Volverán a intentar acceder a la zona cero el próximo sábado
- Kiev y los rebeldes siguen acusándose mutuamente del derribo
- Un avión malasio, derribado con 298 personas a bordo en Ucrania
Los rebeldes prorrusos han negado el acceso total a los observadores de la OSCE al lugar del siniestro del avión malasio, supuestamente derribado por un misil en el este de Ucrania, según ha informado la organización multilateral en Viena.
Según el embajador suizo ante la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), Thomas Greminger, cuyo país preside el organismo este año, "grupos locales, ilegales y armados" han impedido el pleno acceso al lugar a los observadores, que volverán a intentar examinar el lugar de la tragedia el próximo sábado.
En total, un grupo de 21 observadores han estado durante 75 minutos en la zona del accidente, donde se produjeron además varios disparos al aire por parte de los rebeldes, según el diplomático helvético.
Los rebeldes, a quienes EE.UU. han acusado de derribar deliberadamente el avión con un misil, se habían comprometido a garantizar la seguridad de los observadores, pero según las OSCE las condiciones no han sido las más satisfactorias.
Los enviados de la OSCE en Ucrania, que pertenecen a la misión especial de observación civil en ese país, no son expertos en asuntos de aviación, por lo que se limitarán a investigar y documentar lo que encuentren allí.
El Gobierno estadounidense ha mostrado su preocupación por los informes de que rebeldes prorrusos negaron el pleno acceso a los observadores de la OSCE y ha urgido a eliminar todo tipo de trabas al trabajo de los observadores.
"Los observadores de la OSCE deberían poder acceder al lugar del suceso del (vuelo) MH17. Estados Unidos está profundamente preocupado por los informes de que los separatistas están negándoles el acceso", ha escrito el asesor adjunto de seguridad nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, en su cuenta oficial de Twitter.
Los prorrusos, dispuestos a aceptar una tregua
Este viernes, los insurgentes se han mostrado dispuestos a aceptar una tregua para facilitar la investigación, aunque de momento no hay negociaciones con Kiev. "No vemos interés de la parte ucraniana", ha matizado en rueda de prensa el "primer ministro" de la autoproclamada "república popular de Donetsk", Alexandr Borodái.
Los milicianos prorrusos encontraron este jueves la caja negra del avión, y dijeron que tienen intención de entregarla a Moscú. Durante la mañana de este viernes, se han encontrado la segunda caja negra.
Rusia ha dicho que no quiere quedarse con las cajas negras. "Queremos que los expertos internacionales lleguen cuanto antes al lugar de la catástrofe para que reciban enseguida las cajas negras. A pesar de lo que diga Kiev, nosotros no nos vamos a llevar esas cajas, no tenemos intención de violar las normas internacionales que se aplican en estas situaciones", ha precisado el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
Cruce de acusaciones entre Kiev y Moscú
Tanto las autoridades de Kiev como los rebeldes prorrusos del este se culpan mutuamente del derribo del avión, en pleno conflicto armado en el este de Ucrania, mientras que la comunidad internacional ha exigido una "investigación independiente".
El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, ha explicado que el supuesto derribo es un presunto crimen internacional por el que sus responsables deben ser juzgados ante el Tribunal de La Haya, y ha acusado a Rusia de estar detrás.
"Los rusos han ido demasiado lejos. Es un crimen internacional por el que sus responsables deben ser juzgados ante el Tribunal de La Haya", ha dicho Yatseniuk, según la prensa ucraniana.
La aerolínea ha confirmado que en el avión iban 298 personas, 283 pasajeros y 15 tripulantes, y que había superado todas las inspecciones de mantenimiento y que estaba en buen estado tras 17 años de servicio. Todos los sistemas de comunicación del avión funcionaban correctamente antes del siniestro, ha añadido la aerolínea, que ha indicado que el aparato fue fabricado en julio de 1997.
Se trata de la segunda gran catástrofe que sufre la compañía en los últimos cuatro meses, después de que el pasado mes de marzo la aerolínea perdiese contacto con un avión que transportaba a 239 personas en la ruta Kuala Lumpur-Pekín.