El maquinista del tren de Santiago: "Cuanta pena y dolor siento. Solo me sale pedir perdón"
- El conductor del tren pide perdón a las víctimas del accidente de Santiago
- Lo hace en una carta enviada a 'La voz de Galicia' en el primer aniversario
- Se confiesa "destrozado" por siniestro y las consecuencias del mismo
- "El tren debía llevarles sanos y salvos al lugar previsto", se lamenta
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"Cuanta pena y dolor siento. Me angustia pensar qué palabras puedo decirles, si serán o no las adecuadas, si finalmente podría llegar a molestarles lo que le digo. Solo me sale pedir perdón".
Son las palabras que el maquinista del tren siniestrado en Santiago de Compostela , Francisco José Garzón Amo, dedica en una carta a las víctimas de la tragedia, en el primer aniversario del accidente. La carta fue enviada por el maquinista a 'La Voz de Galicia', que este jueves publica junto con el libro 'El peor día de Galicia'.
Garzón, imputado en el caso por 79 delitos de homicidio cometidos por imprudencia profesional, continúa en su misiva: "En realidad no sé si a alguno de ustedes lo que yo pueda decir o sentir les causa algún alivio en su inmenso dolor. No saben cuánto daría por ello. Es tan grande el daño que han sufrido".
Es una carta breve, de solo cinco párrafos, en la que repite varias veces la palabra 'perdón', un perdon que muchas víctimas ya le han otorgado.
Las dos asociaciones de afectados por el accidente no quieren que se cargue en el maquinista la responsabilidad de un accidente que creen se podría haber evitado mejorando las medidas de seguridad.
"Un año después siento la necesidad de decirles públicamente lo que cada día, desde aquel 24 de julio, les digo en soledad, destrozado por las consecuencias del accidente", dice Garzón a las víctimas y a los más de 150 heridos que dejó el mayor accidente ferroviario en España en los últimos 40 años.
"Nada quiero ni pretendo justificar"
El conductor del Alvia siniestrado, con 13 años de experiencia pilotando este tipo de trenes, señala que con este gesto "nada" quiere ni pretende justificar.
Dos minutos antes del descarrilamiento del tren en la curva de Angrois, Garzón atendió la llamada de su teléfono móvil corporativo. Era una llamada profesional del interventor del tren.
Se despistó y cuando colgó no pudo reaccionar y tomó la curva a 179 km/h cuando la velocidad máxima era de 80 km/h en ese tramo.
"Ustedes son las víctimas, los que con plena confianza se montaron en un tren que debía llevarles sanos y salvos al lugar previsto. Sin embargo, muchas vidas, muchos sueños y esperanzas se quedaron en las vías. Permítanme abrirles mi corazón. Si algo puedo hacer, si puedo llevarles algún consuelo de alguna forma...Me ayudaría tanto hacerlo...Aunque ahora solo creo que debo transmitirles un apalabra: perdón".
Así finaliza una carta hacia unas víctimas que no ven como único responsable al maquinista del tren y que limitan la responsabilidad de Garzón a un "error humano" que perdonan.