La Gran Guerra escrita en fotogramas
- El MoMA presenta una exposición sobre la I Guerra Mundial en el cine
- Podrá visitarse en Nueva York entre los días 5 de agosto y 21 de septiembre
- Incluye Alas (1927), el film que obtuvo el primer Oscar a la mejor película
- Podrán visionarse films con secuencias protagonizadas por soldados reales
El apocalíptico espectáculo de la guerra tuvo que aguardar hasta la invención del cinematógrafo para ofrecer un retrato solvente de su intensidad, su dinamismo y su negrura. En una suerte de coincidencia, el desarrollo tecnológico que perfeccionó la capacidad de narrar, también llevó a sus máximas cotas las formas de matar. La humanidad se adentró en el siglo XX contemplándose en la gran pantalla, pero sumida en la mayor guerra de su historia.
En el primer centenario de esa Gran Guerra, el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York ofrece en la exposición La Gran Guerra: Un legado cinematográfico un recorrido por la huella que dejó en el cine la narración de la I Guerra Mundial.
La muestra podrá visitarse entre los días 5 de agosto y 21 de septiembre. 60 largometrajes y programas temáticos construyen una visión del fenómeno de la guerra tal y como ha sido contada desde el celuloide.
El conflicto bélico, un fenómeno con muchas caras
Los temas tratados serán el contexto previo a la guerra, el espionaje, los campos de batalla en las trincheras, en el aire y en el mar, tanto lo que ocurría sobre los océanos como la guerra submarina.
La exposición también se detiene sobre la densidad cotidiana que el tiempo de guerra impone en los hogares, lejos del frente, antes, durante y después del conflicto bélico abierto.
Películas ambientadas en la vida familiar como Adiós a las armas (1932) de Frank Borzage, y clásicos como Lawrence de Arabia (1962) de David Lean, comparten espacio con trabajos menos conocidos como Chunuk Bair (1992) que relata las hazañas del regimiento neozelandés Wellington en la batalla de Gallipoli.
La muestra está comisariada por Charles Silver y Dave Kehr, del departamento de cine del MoMA, y la agenda se distribuirá según la cronología de las producciones. En agosto podrán visionarse las cintas más antiguas, incluyendo títulos de cine mudo rodados durante los años del conflicto, y en septiembre se ofrecerán al público títulos más recientes como War Horse (2011) de Steven Spielberg.
Una diversidad necesaria para reflejar la universalidad de una guerra que supuso una redefinición total de la escala de valores sobre la que construimos la civilización. Los títulos se desarrollan en diferentes escenarios, principalmente las trincheras en los campos de batalla europeos, como en Verdún (visiones de la Historia) (1928), de Leon Poirier, que incluye secuencias protagonizadas por actores que anteriormente fueron soldados en servicio.
Pilotos de verdad
Otra temática desarrollada es la de las batallas aéreas. En este apartado, el público podrá disfrutar de Alas (1927), trampolín a la fama de Gary Cooper y film que obtuvo el primer Óscar a la mejor película. Sus espectaculares coreografías aéreas deben su sello y realismo al pasado de su director, William Wellman, antiguo piloto de combate y as del aire en la escuadrilla Lafayette, donde se hizo acreedor de la Cruz de Guerra.
Y en medio del terror y las tensiones geopolíticas, también queda un momento para reflejar que el lado entrañable puede sobrevivir entre los humanos que se matan entre sí. Feliz Navidad (2005) de Christian Carion recrea una tregua que en 1914 permitió confraternizar a soldados franceses, británicos y alemanes, que intercambiaron regalos y celebraron la navidad.
Durante siglos, la guerra fue para los pinceles el sinónimo fácil de la gloria en la batalla. Sin embargo, su rastro ha sido y es el de la obscenidad de un horror que ha debido esperar a los tiempos modernos para ser contado en toda su magnitud. Goya lo vio con claridad y el cine la convirtió en el género por excelencia.