El cadáver de Miguel Pajares, incinerado sin practicarle la autopsia tras fallecer por ébola
- El protocolo prohíbe realizar la autopsia por la elevada carga viral de los fluidos
- El contacto con el cadáver debe realizarse por "personal entrenado"
- El cuerpo ha sido trasladado en un féretro sellado a Collado Villalba, en Madrid
- El Hospital Carlos III extrema las medidas de control en las consultas externas
El cadáver del sacerdote Miguel Pajares, que ha fallecido por ébola en el Hospital Carlos III de Madrid este martes, ha sido incinerado sin practicarle autopsia por el riesgo de contagio en el tanatorio-crematorio de Collado Villalba, según han confirmado a Efe fuentes de la Consejería de Sanidad y de la empresa de servicios funerarios de Parcesa. Las cenizas se entregarán ahora a la familia del religioso, repatriado desde Liberia la semana pasada para tratarle en España.
La Consejería ha destacado que "se ha cumplido toda la normativa vigente" para evitar el contagio del virus del Ébola, dado los riesgos de transmisión de la enfermedad.
El reglamento de la Policía Sanitaria Mortuoria de la Comunidad de Madrid (decreto 124/1997) obliga a sellar e incinerar el cuerpo en un féretro estanco en el caso de los cadáveres que presentan "un riesgo sanitario tanto de tipo profesional para el personal funerario como para el conjunto de la población". Es el caso del ébola, pero también de otras enfermedades como el cólera, la rabia o las encefalopatías espongiformes.
Cinta de zinc y sudario especial
Para trasladar los restos del religioso Miguel Pajares del Hospital Carlos III al tanatorio de Collado Villalba (Madrid), se ha utilizado un ataúd de "material normal" para su cremación, pero sellado con una cinta de zinc y revestido el interior con un sudario de tela especial y cremalleras, según han explicado a Efe a las puertas del hospital fuentes del personal que ha llevado a cabo la operación.
La normativa madrileña sobre Sanidad Mortuoria establece que para los traslados el féretro tiene que ser estanco, con un interior de material absorbente y un dispositivo depurador que equilibre la presión interior y exterior. Se da como opción un ataúd con el interior de zinc o un féretro con un espesor mínimo de 30 milímetros forrado con una hoja de zinc.
Sin autopsia por el riesgo de contagio
El protocolo del manejo post mórtem de un cuerpo infectado por ébola, o con solo la mera sospecha de haberse contagiado con este virus, prohíbe la autopsia por "la alta carga viral de los fluidos corporales".
Además, el procedimiento de actuación del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, consensuado con los responsables de alertas sanitarias de las comunidades autónomas y acordado en la Ponencia de Alertas, establece que el contacto con los cadáveres debe realizarse "por personal entrenado" y no se procede, en estos casos, a ninguna preparación del cuerpo del difunto.
En cuanto a las medidas de control ambiental, la norma exige la limpieza con desinfectantes de uso hospitalario de las superficies potencialmente contaminadas así como la incineración de la ropa o prendas que hayan estado en contacto con el cuerpo.
Pajares, que ingresó el pasado jueves en el Hospital Carlos III de Madrid tras ser repatriado desde Liberia por haber contraído la enfermedad, había comenzando a recibir tratamiento con el medicamento experimental ZMapp el pasado sábado. El sacerdote llegó acompañado de la hermana Juliana Bonohá que no padecía la enfermedad pero que también fue ingresada como medida preventiva.
Estricto control en las consultas del Hospital Carlos III
Por su parte, el Hospital Carlos III de Madrid está somentiendo a un estricto control a los pacientes que tienen consultas externas para evitar que accedan a áreas no permitidas tras conocerse el fallecimiento del padre Pajares en este centro sanitario.
Las consultas se clausuraron hace cinco días coincidiendo con el ingreso del religioso junto con la hermana Juliana Bonoha y su reapertura se ha producido este martes, el mismo día en que ha fallecido Pajares.
Fuentes sanitarias han informado a Efe de que a todos los pacientes se les exige presentar la cita a su llegada al Carlos III y posteriormente se les escolta hasta el lugar donde pasarán la consulta para impedir que accedan a otros lugares del centro.
Nada más conocerse el fallecimiento del religioso, el primer europeo contagiado del virus, cuyo caso ha despertado un gran interés mediático, se han extremado las precauciones para evitar que se introduzcan en el recinto otras personas que no están autorizadas