Ramones, el legado musical
- La publicación de su primer disco impulsó el nacimiento del punk inglés
- Su influencia puede rastrearse en el rock de las tres últimas décadas
- Pixies, Nirvana, Green Day, Rancid o The Offspring asumieron su legado
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Resulta difícil imaginar que un grupo con las limitaciones técnicas de los Ramones sea continuamente citado como una de las grandes referencias del rock de los últimos 30 años. Pero ellos consiguieron despertar al mundo con sus riffs acelerados y sus ritmos básicos y machacones. En un panorama musical en el que dominaban los temas de más de diez minutos y los largos solos instrumentales, los Ramones nos recordaron que el rock’n’roll era, sobre todo, rebeldía y diversión. Y, de paso, inventaron un género, el punk-rock.
La influencia de los Ramones se puede rastrear con facilidad en las canciones de grupos como Sex Pistols, The Clash, The Pixies, Metallica, Nirvana o The Strokes. Y, por supuesto, en seguidores -y casi imitadores- como Green Day, Rancid, o The Offspring, protagonistas del revival pop-punk de mediados de los 90.
Pero también en muchos otros artistas de diferentes géneros que, sin abrazar de forma descarada los postulados del punk-rock, han heredado de la banda de Queens su gusto por las melodías sencillas, los estribillos pegadizos y las canciones de tres acordes.
Sería muy pretencioso decir que los Ramones inventaron fórmula alguna. Lo que hicieron aquellos cuatro neoyorkinos en los primeros años de la década de los 70 fue dar rienda suelta a sus influencias, principalmente el rock de los 50 y los 60, el proto-punk que pregonaban grupos como MC5 y los Stooges de Iggy Pop, el glam-rock de New York Dolls, el cómic y las películas de terror de serie B. “Pensábamos que éramos un grupo pop adolescente, no existía ningún movimiento punk”, aseguraba Joey Ramone, vocalista de la banda.
Esa falta de pretensiones fue, seguramente, su mejor baza. Todo lo que eran los Ramones quedó plasmado en su primer disco, homónimo, publicado en febrero de 1976. La portada mostraba a cuatro jóvenes de aspecto desaliñado y peligroso, recostados contra un muro de ladrillos, ataviados con cazadoras de cuero, vaqueros raídos y zapatillas.
Nada que ver con el cuidado vestuario que esgrimían los ‘dinosaurios’ del rock de la época como Jimmy Page (Led Zeppelin) o Jon Anderson (Yes). Para cualquier chaval de barrio era mucho más fácil identificarse con aquellos cuatro tipos que con los ídolos intocables en los que se habían convertido las estrellas de la música juvenil a lo largo de la década de los 70.
Pero si uno abría la carpeta y pinchaba el disco el contenido terminaba por convencer a cualquiera que no hubiera cumplido la veintena. ‘Hey ho, let’s go’, corea la banda en el arranque del primer tema, "Blitzkrieg Bop", una canción ante la que, casi 40 años después de su publicación, es casi imposible permanecer indiferente.
El resto del disco –un total de 14 temas concentrados en apenas media hora- sigue la misma tónica simple y efectiva. Ramones es la base sobre la que se asienta todo lo que vendrá después. Ni rastro de solos virtuosos ni de los intrincados pasajes instrumentales de los que alardeaban bandas como Genesis, Pink Floyd o EL&P, los grandes dominadores del rock de la primera mitad de los 70.
El germen del punk británico
Sin embargo, muy pocos en Estados Unidos supieron ver en aquel momento la grandeza de aquella opera prima. El disco apenas alcanzó el puesto 111. Quizá el grupo no hubiera pasado de ser una más entre las bandas de garaje que formaban la escena underground americana si no hubieran despertado un inesperado interés al otro lado del Atlántico, en el Reino Unido.
El 4 de julio de 1976 los Ramones actuaron en el Roundhouse de Londres, ante una audiencia en la que figuraban integrantes de futuras bandas punk británicas, destinadas a llevarse la gloria. “En Nueva York solo llenábamos el CBGB, metíamos 500 personas en un local en el que cabían 150. Y, de pronto, volamos a Inglaterra, donde se había hablado mucho de nosotros, y llenamos dos noches. Johnny Rotten (Sex Pistols) y Joe Strummer (The Clash) nos decían que habíamos sido los responsables de que decidieran formar sus grupos”, relataba Joey Ramone al recordar aquella visita.
Diversas fuentes coinciden en señalar aquellos conciertos como el pistoletazo de salida del punk en las islas. Lo que pasó realmente es que aquellos jovenzuelos tomaron la fórmula que les llegó del otro lado del Atlántico y le dieron una filosofía –‘No future’- y una imagen característica –imperdibles y crestas de colores- que, desde entonces, quedaron indeleblemente asociadas al fenómeno punk. Y los verdaderos padres del invento, pese a ser reconocidos como influencia, quedaron relegados ante el empuje colorista y agresivo de aquella hornada.
De hecho, sería el éxito del punk británico el que despertaría el interés por los grupos estadounidenses de este género, muchos de los cuales llevaban meses compartiendo escenario con los Ramones en el mítico club CBGB.
De pronto, todas aquellas bandas que prácticamente habían mendigado conciertos en los escenarios de Nueva York se convirtieron en el gran suceso musical de finales de los 70. Talking Heads, Television, Blondie y otros con menor trascendencia impulsaron el fenómeno conocido como new wave, al que se sumaron bandas inglesas como The Police o The Pretenders. La sencillez se apoderó de la música pop, que volvió a ser un signo de diversión y abandonó el papel trascendente que había adquirido durante buena parte de los 70.
Ídolos en la escena 'indie' y en el grunge
Durante los 80, con los Ramones como influencia reconocible, surgió en Estados Unidos una escena independiente, con bandas como Pixies o Black Flag, que supusieron la avanzadilla del grunge de los 90. No se puede discutir la importancia que tuvieron los de Queens en la carrera de Nirvana, el grupo más importante de aquella hornada, pese a que el tono festivo de Joey, Johnny y compañía contrastaba con las melodías depresivas de Kurt Cobain y del resto de aquellas bandas de Seattle que dominaron los primeros años de la década. Pearl Jam, Alice in Chains y el resto de la escena de Seattle deben mucho a Joey, Johnny y compañía.
Como también se reconoce su legado en la hornada de grupos de metal que surgieron a mediados de los 80, con Metallica como principales representantes. “Si no fuera por los Ramones, Metallica probablemente sonaría diferente”, reconocía en una entrevista Kirk Hammett, guitarrista del cuarteto de San Francisco
Pero el verdadero ‘revival’ de los Ramones llegó en 1994 de la mano del éxito de Green Day, un trío californiano que logró vender millones de copias de su tercer disco, Dookie. ¿La fórmula?: melodías sencillas, riffs acelerados y estribillos pegadizos. ¿Les suena de algo?
Al rebufo de su éxito, el punk-rock vivió una etapa dorada, con el éxito de nuevas bandas como Rancid, The Offspring, Social Distortion, Bad Religion y otros. “Siempre digo que el mundo es un mejor lugar gracias a Joey Ramone”, ha asegurado Billie Joe Armstrong, líder de Green Day.
Los Ramones por fin tuvieron el reconocimiento debido y, aunque Green Day y todos aquellos grupos sufrieron agrias críticas por la comercialidad de su música, los miembros del cuarteto de Queens mostraron un gran aprecio por los líderes de aquel movimiento. “Me gusta el espíritu y la música de Green Day y algo de Social Distortion, ambos están influenciados por los Ramones y mantienen vivo el espíritu del verdadero punk”, ha asegurado Marky Ramone, uno de los pocos miembros vivos de la formación.
Hoy en día pocos dudan de la influencia de los Ramones en el pop y el rock. Pero lo cierto es que su fama no les reportó ventas millonarias. Sus discos apenas entraron en las listas de éxitos y solo algunos de sus temas tuvieron cierta repercusión en ventas. Seis años antes de su muerte, Joey Ramone decía: “Resulta frustrante ver el éxito comercial de otros grupos y comprobar cómo no se nos ha hecho justicia en América. Pienso que éramos demasiado reales o que no le besamos el culo a demasiada gente. Miro hacia atrás y de verdad que no lo entiendo”.
Pese a ello, es incuestionable que detrás de cada grupo que hoy en día abraza el rock guitarrero y las melodías sencillas y pegadizas está el espíritu incombustible de los Ramones.