Las botellas de plástico y vidrio son seguras para el agua envasada, según un estudio
- Han demostrado que las moléculas del plástico no llegan al agua
- Analizaron más de 130 tipos de aguas minerales y 94 marcas
- Las concentraciones de sustancias tóxicas son insignificantes
Un análisis de más de 130 tipos de aguas minerales realizado por investigadores del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC ha determinado que las aguas embotelladas que se comercializan en España están prácticamente libres de los compuestos que emiten los envases de plástico o las chapas que tapan las botellas de vidrio.
El estudio, publicado en la revista Food Chemistry, señala que estos compuestos solo se detectan en algunos casos, pero en cantidades muy por debajo de los límites perjudiciales para la salud, según recoge Sinc.
Análisis del agua
Los investigadores han analizado aguas minerales de 131 manantiales y tres aguas potables preparadas de 94 marcas comercializadas en España.
Tomaron las muestras justo después del envasado en las plantas embotelladoras y transcurrido un año de almacenamiento, para evaluar si durante ese tiempo se había producido la migración de componentes del plástico o aditivos.
“Los envases son completamente seguros para la salud“
“Las conclusiones del estudio indican que tanto los envases, sean de plástico o vidrio, como las aguas envasadas son completamente seguros para la salud y cumplen con la legislación vigente”, subraya la autora principal del estudio e investigadora del Idaea-CSIC, Silvia Lacorte.
Moléculas estudiadas
Los materiales plásticos que se utilizan para envasar los alimentos están constituidos por pequeñas moléculas o monómeros que, junto a sus aditivos, pueden migrar al producto durante el proceso de fabricación del envase, el llenado o el almacenamiento.
Los científicos del Idaea- CSIC) y del Laboratorio Oliver Rodés se han centrado en aquellos compuestos que se pueden transmitir desde las botellas de plástico o vidrio al agua. En concreto, han analizado cinco tipos de ftalatos -ésteres de ácido ftálico-, el dietilhexiladipato (DEHA), el octilfenol, el nonilfenol y el bisfenol A (BPA).
Estas sustancias son las habituales en la fabricación de los envases, pero pueden tener efectos tóxicos en los órganos reproductores y en el sistema endocrino si superan los límites que marca la legislación sobre materiales plásticos en contacto con alimentos.
De un total de 6.516 valores, solo un 5,6% ofrecieron resultados positivos. Los compuestos que aparecieron con más frecuencia son el DEHP o di(2-etilhexil) ftalato, relacionado con el tapón corona de los envases de vidrio, y el BPA, asociado a los envases de policarbonato, un tipo de termoplástico moldeable habitual en la industria.
Pero las concentraciones son insignificantes y están muy por debajo de los máximos de ingesta total diaria o TDI.
Por ejemplo, en el caso del DEHP habría que beber 231 litros de agua al día para alcanzar el límite que marca la legislación (0,05 mg/kg corporal/día) o 124 litros si se tratara del BPA.
“No existe la posibilidad de tener problemas de salud por la ingesta de agua envasada“
“Teniendo en cuenta la concentración de los compuestos y el consumo diario de agua envasada, la posibilidad de desarrollar problemas de salud debido a su ingesta es inexistente”, insiste Lacorte.
La investigadora señala que los resultados “pueden ser útiles para las empresas envasadoras y para distribuidores de tapones y resinas, que están mejorando continuamente sus productos para limitar la migración de los envases y mantener intactas las características del agua del manantial”.
Más conclusiones sobre los envases
“La migración de componentes a veces provoca un problema organoléptico, más que de toxicidad, por lo que las empresas embotelladoras son las primeras interesadas en utilizar plásticos que no desagraden el gusto del consumidor”, ha precisado la investigadora.
Los análisis también revelan que las botellas de plástico de polietileno tereftalato (PET) con tapón de polietileno de alta densidad, que representan la mayor parte de envases para agua del mercado español, presentan una muy baja incidencia de plastificantes.
Además, se ha observado que el formato del recipiente no afecta a la calidad del agua. Tampoco el periodo de almacenamiento, ya que los compuestos detectados en muestras recién envasadas eran básicamente los mismos que después de un año en el almacén.
Solo se ha detectado que la presencia de gas en el agua puede potenciar ligeramente los procesos de migración, que, en general, están relacionados con el tipo de monómero o material plástico empleado para la fabricación del envase.
“El agua envasada a menudo ha recibido ataques sobre el tema de migración de plastificantes, pero en realidad apenas se produce, y si ocurre alguna incidencia, ahora sabemos el porqué, de manera que se puede mejorar su envase”, señala Lacorte, que recuerda: “En España puede parecer un lujo beber agua envasada, pero en muchos países es una necesidad porque no la hay del grifo; y en todos los casos debe ser segura y de calidad”.