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El papa deja Corea del Sur con una multitudinaria misa en la que ha invitado a la reconciliación

  • El pontífice ha llamado a los coreanos a vivir como "una mismo pueblo"
  • Se ha reunido con representantes de las principales religiones del país
  • Ha saludado calurosamente a una esclava sexual de la II Guerra Mundial

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El papa Francisco durante un momento de la misa celebrada en Seúl.
El papa Francisco durante un momento de la misa celebrada en Seúl.

El papa Francisco ha realizado una petición solemne para la reconciliación de Corea del Norte y Corea del Sur en la que reconozcan que son “una familia y un solo pueblo” y pongan fin a más de 60 años de división y tensiones a través del perdón mutuo.

El pontífice ha celebrado una misa en la catedral de Myeongdong, en Seúl, con la que pone fin a una visita de cinco días a Corea del Sur y en la que ha pedido la reconciliación de la península coreana dividida desde la guerra de 1950 a 1953.

"Recemos para que surjan nuevas oportunidades para el dialogo y para resolver las diferencias", ha apuntado el pontífice que ha recordado que los coreanos sufren "una experiencia de división y conflicto que ha durado más de 60 años" y ha afirmado que "la cruz de Cristo revela el poder de Dios para superar cada división, curar cada herida y restablecer los lazos originales de amor fraternal".

El pontífice ha apelado a "la generosidad de proveer asistencia humanitaria a aquellos que la necesitan", y a "un mayor reconocimiento de que todos los coreanos son hermanos y hermanas, miembros de una misma familia".

Jorge Mario Bergoglio ya hizo referencia a la división de las dos Coreas el pasado jueves, primera jornada de su histórica visita, en la que hizo un llamamiento a "buscar la paz" y "derribar los muros de la desconfianza".

Una misa multitudinaria

El oficio ha contado con la asistencia de aproximadamente un millar de personas, así como 700 miembros y empleados de las 16 diócesis de Corea del Sur.

También ha atendido a la ceremonia la presidenta Park Geun-hye, 50 estudiantes de secundaria, "el futuro de la Iglesia y la sociedad" según los organizadores, ocho inmigrantes que representan a las familias multiculturales y siete ancianas víctimas de la esclavitud sexual del Imperio Japonés durante la II Guerra Mundial con las que Francisco ha protagonizado un emotivo saludo.

Asimismo, asistieron cinco refugiados norcoreanos y cinco familiares de ciudadanos secuestrados por Pyongyang.

A la misa en Myeongdong seguirá una ceremonia de despedida que pondrá fin a la visita del papa a Corea del Sur, que se considera histórica al ser la primera en 25 años de un papa a este país que alberga a 5,4 millones de católicos, más del 10 por ciento de su población.

“Hermanos en la presencia de Dios”

Antes de la Ceremonia, el papa se ha reunido con una docena de líderes de diferentes religiones entre los que se encontraban los de las dos principales órdenes del budismo, la religión con mayor número de fieles en el país, y con los del resto de religiones con presencia importante en Corea del Sur, como protestantes, ortodoxos y confucianistas.

"La vida es un camino largo pero que no se puede caminar solo", ha comentado Francisco a unos sacerdotes a los que ha agradecido el "gesto de caminar juntos como hermanos en la presencia de Dios" y les ha pedido que recen por él.

Además, en la catedral, el papa ha saludado de manera muy emotiva a una anciana víctima de la esclavitud sexual durante la II Guerra Mundial.

El pontífice ha pasado varios minutos estrechando la mano de Kim Bok-dong, de 89 años, que atendió a la misa en silla de ruedas, y que fue una de las siete "esclavas sexuales" que participaron en la ceremonia,

Kim, conocida activista por los derechos de este colectivo, ha entregado un pin con una mariposa a Francisco, que se lo colocó en su solapa.

La mariposa es el símbolo de las niñas y adolescentes que el Imperio Japonés reclutó forzosamente en los países colonizados en Asia como esclavas sexuales para sus soldados durante la II Guerra Mundial, conocidas eufemísticamente como "mujeres de confort".

Se estima que hasta 200.000 mujeres, la mayoría coreanas, fueron víctimas de la esclavitud sexual de Japón, aunque poco más de medio centenar de ellas permanecen vivas y todas ellas tienen más de 80 años.