El padre Toño: "Mi único pecado en El Salvador es que empecé a trabajar con la gente sin derechos"
- El sacerdote llega a España tras pasar 37 días detenido en El Salvador
- No podrá seguir al frente del programa de rehabilitación de pandilleros
El padre pasionista Antonio Rodríguez Tercero, conocido como padre Toño, natural de Daimiel (Ciudad Real), ha aterrizado este domingo en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, después de permanecer detenido 37 días en El Salvador, donde ejercía su labor, acusado de colaborar con las maras, las pandillas juveniles locales.
"Mi único pecado en El Salvador es que empecé a trabajar con la gente sin derechos", ha dicho a su llegada. El padre Toño ha comentado que él no representa un problema para la seguridad de El Salvador sino que es parte de la solución.
"Han sido días difíciles, muy duros. Especialmente tras haber trabajado en el país durante quince años, ser tratado así me ha parecido muy injusto", ha reconocido.
"Me parece que algo puedo aportar después de quince años de trabajo con víctimas de la violencia y que puedo enriquecer a muchas instituciones internacionales. Tengo una gran experiencia y espero compartirla para darle voz a los que no la tienen, como decía monseñor Óscar Romero", ha subrayado el sacerdote pasionista.
Cristina Rodríguez, una de las hermanas del sacerdote español, ha asegurado que Toño ha quedado libre tras "atravesar un desierto" por el simple hecho de trabajar por "la justicia y la paz social". Su detención, ha recordado, "nunca se debería haber producido", sin embargo, ha dicho, ahora la familia se siente bien por ver "el fin a esa pesadilla que le ha tocado vivir".
El sacerdote fue detenido el 29 de julio
El sacerdote Antonio Rodríguez, que estaba detenido desde el 29 de julio, fue condenado por el Juzgado Especializado de Instrucción de Santa Ana por los delitos de introducción de objetos ilícitos, tráfico de influencias y asociaciones ilícitas.
La sentencia fue dictada por el juez especializado Tomas López Salinas en un juicio abreviado solicitado por la Fiscalía General de la República después de que Rodríguez aceptara los delitos.
El sacerdote "aceptó" su participación pero "en el marco de su contexto como facilitador para el proceso de diálogo" que impulsaron las pandillas en marzo de 2012 para disminuir los homicidios, como reconoció su abogado.
Concluido el proceso, el sacerdote regresaría a España y no podría tener ninguna relación con ningún pandillero o mara, ni visitar ningún centro penal.
Con esta resolución el padre Toño ya no podrá seguir al frente, al menos durante este tiempo, del programa de rehabilitación de pandilleros que desarrolla en el municipio de Mejicanos desde hace varios años.