'Boyhood', la vida convertida en experimento cinematográfico por el maestro Linklater
- La película del director texano tiene seis nominaciones al Oscar
- Rodada durante 12 años, refleja la infancia y adolescencia de un niño
- Con Ellar Coltrane, Lorelei Linklater, Patricia Arquette y Ethan Hawke
- Oso de Plata a mejor director, Boyhood es una obra maestra única
SEIS NOMINACIONES AL OSCAR
Mejor película
Mejor director: Richard Linklater
Mejor actor secundario: Ethan Hawke
Mejor actriz secundaria: Patricia Arquette
Mejor guion original: Richard Linklater
Mejor montaje: Sandra Adair
FICHA TÉCNICA
Título original: Boyhood
Año: 2014
Duración: 165 min.
País: Estados Unidos
Dirección y guion: Richard Linklater
Reparto: Ellar Coltrane, Patricia Arquette, Ethan Hawke, Lorelei Linklater, Jordan Howard, Tamara Jolaine, Tyler Strother, Evie Thompson, Tess Allen, Megan Devine, Fernando Lara, Elijah Smith, Steven Chester Prince, Bonnie Cross, Libby Villari, Marco Perella, Jamie Howard, Andrew Villarreal, Shane Graham, Ryan Power, Sharee Fowler
Una semana de rodaje anual a lo largo de 12 años para asistir al crecimiento de un niño, desde su infancia a la adolescencia y el inicio de la madurez, de los 6 a los 18 años. Un experimento cinematográfico sin precedentes para plasmar la vida misma. Boyhood (Momentos de una vida) es el súmmun de un director, Richard Linklater, obsesionado con retratar el paso del tiempo -lo hizo en su trilogía Antes de.. visitando distintos momentos en la vida de una pareja-, cuya loca y arriesgada aventura es ya una obra maestra del cine de todos los tiempos y un puro ejercicio de antropología.
Tras ganar el Oso de Plata a mejor director en Berlín, y con la crítica internacional rendida a sus pies, Boyhood llega a las pantallas españolas para mostrarnos un recorrido épico por la vida del pequeño Mason (Ellar Coltrane), y de su familia: su hermana mayor Samantha (Lorelei Linklater, hija del director) y sus padres separados Olivia (Patricia Arquette) y Mason Senior (Ethan Hawke, actor fetiche de Linklater).
Boyhood (Momentos de una vida) surge del deseo de uno de los directores más relevantes de nuestro tiempo de hacer una película sobre las emociones tan especiales que se experimentan desde la niñez hasta convertirse en un joven adulto e intentar abarcar todo ello, y sobre todo enseñar "cómo nos moldea el tiempo, lenta y gradualmente". Un proyecto claramente en contra del funcionamiento habitual de la industria del cine, para el que Linklater, autor también del guion, consiguió ganarse la confianza de la productora IFC Films y que le permitiera rodar una película a lo largo de 144 meses.
Una cinta de la que no existen precedentes en la historia del cine. Lo más parecido es la serie documental The Up Series, de Michael Apted para la BBC, que sigue las vidas de 14 niños británicos desde los 7 años. Pero eso es un documental, y esto un largometraje de ficción.
Compromiso y fe en el proyecto
"Ha sido increíble. Estoy muy agradecida de haber trabajado en este proyecto. (...) Cuando Richard me preguntó qué hacía durante los próximos 12 años y que quería rodar una película durante ese tiempo grabando una semana al año, me dije: 'dios mío, suena estupendo' y le contesté 'claro que me apunto'... Luego pensé que le tenía que haber preguntado de qué trataba y sobre mi personaje", cuenta Patricia Arquette en una entrevista cuyo vídeo te ofrece en exclusiva RTVE.es acompañando estas líneas.
Y es que Linklater no solo tuvo que ganarse la confianza de la productora, también el compromiso de sus cuatro protagonistas: "No había ningún precedente. Los contratos de 12 años no existen en el cine. Solo les pedí que se comprometieran, tuvieran fe y saltaran al vacío conmigo".
Si con Arquette y con Hawke fue relativamente fácil conseguir su participación porque ninguno de los dos quería perderse este experimento cinematográfico aunque tuvieran que hacer malabarismos con su agenda laboral, más complicado fue encontrar a un niño de 6 años para que se comprometiera durante sus próximos 12. "Era una especie de locura. Entrevistaba a niños y no dejaba de pensar en lo que se convertiría al crecer, cómo sería su vida", explica el director, que encontró la respuesta a esas preguntas al topar con Ellar Coltrane, un niño de Texas -donde se localiza la película- que fue dándose cuenta a lo largo de los años de rodaje de por qué la película era tan diferente a lo hecho nunca antes. También, a medida que crecía pasó de memorizar los diálogos a contribuir a moldear su papel aportando sus experiencias propias al personaje.
Para el papel de Samantha, Richard Linklater buscó a la actriz en casa y fichó a su propia hija de 9 años, Lorelei, una niña extrovertida que iba a clases de baile y canto y con muchas ganas de participar en el proyecto y, cuestión importante, sobre la que su padre tenía total disponibilidad. Pero, a medida que Lorelei crecía, se interesaba más por las artes plásticas y menos por la interpretación e, incluso, llegó a sugerir a su padre que matase a su personaje. No obstante, "la artista que lleva dentro acabó entendiendo la dimensión del proyecto por muy incómodo que fuera a veces", dice el director.
La relación entre los dos actores también evolucionó a la par que la de dos hermanos, en la ficción y en la vida real, con más rivalidad en la infancia y más cercanía a medida que iban madurando. "Ahora, mi relación con Lorelei es muy importante porque es la única que ha vivido, como yo, la extraña experiencia de crecer dentro de la película, y que entiende realmente lo que significa pasar por esto", explica Coltrane, ahora con 20 años recién cumplidos.
Para entusiasmo de Stanislavski
En Boyhood el personaje de Patricia Arquette -madre soltera a los 20 años en la vida real- tiene que enfrentarse a la responsabilidad de criar en solitario a sus hijos porque su pareja la ha abandonado para irse a Alaska -el padre luego regresa a Texas para compartir con sus hijos fines de semana cada 15 días-. "A lo largo de la película intenta mejorar, ganarse mejor la vida, educar a sus hijos, tomar decisiones correctas y elige estar con hombres que piensa que serán buenos para ellos, para que tengan una presencia masculina estable, pero eso no funciona, y creo que evita ver ciertas cosas", cuenta la actriz en la entrevista sobre Olivia, a vez que añade que el "resentimiento" que existe entre la expareja conlleva que "ninguno de los dos sea capaz de ver lo increíbles que son como padres y lo que dan a sus hijos".
"Viendo la película he aprendido mucho sobre nuestros puntos de vista y cuánto nos limitamos a nosotros mismos y a los demás. Y creo que todo sucede muy deprisa", añade la actriz, cuyo personaje es capaz de resistir con entereza todo tipo de situaciones límite, pero romper a llorar el día en que su segundo hijo se marcha a la universidad y ahí se acaban sus obligaciones maternales: "¿Qué es lo próximo? ¿Mi propio funeral? Solo es que pensé que habría más", se lamenta de forma desgarradora en la película.
Y a la vez que esto pasa en la trama, en la vida real Arquette y Hawke también pasaron por matrimonios y divorcios, murieron los padres de unos o enfermaron de cáncer los de otros, o nacieron niños... La vida real fue ocurriendo en paralelo a la de una familia de ficción que cada vez se comportaba más con una real cuando se reencontraba año a año para rodar: "Era un poco como reunirnos cada año para ir de acampada", compara el director.
Y eso se percibe en la naturalidad de las interpretaciones: "Stanislavski se entusiasmaría con esta película -bromea Hawke-. No hay nada documental, pero la película convence al espectador de que los personajes son reales, y por eso cualquier detalle de su vida es interesante".
De Goku a Harry Potter y de la Game Boy a la Wii
Además de en los personajes y actores -niños que crecen y adultos que envejecen-, este experimento sociológico nos permite también ver el paso del tiempo a través de la música, la televisión y el cine, la tecnología o la política: desde Coldplay y Weezer a Arcade Fire y Lady Gaga en una banda sonora que nos 'descubre' el 'álbum negro' de los Beatles -además de ver a Ethan Hawke interpetrar algunos temas-; de los dibujos animados manga de Goku a las películas de Harry Potter y las precuelas de Star Wars; de la consola Game Boy a la Wii de Nintendo; y, sobre todo, el discurrir del tiempo a través de los dispositivos de Apple: de los iMac3 al iPhone 4S; y de la política: de la Guerra de Irak de Bush a la Presidencia de Obama.
¿Y cuál es la reacción de sus protagonistas al llegar al final del recorrido y ver el resultado? "Fue muy intenso, una experiencia profundamente personal y al mismo tiempo asombrosa y muy completa", dice Ellar Coltrane, mientras que a Arquette le entró el pánico: "Me sentí muy protectora. Me preocupaba que el mundo no entendiera o acogiera esta película. Que dijeran 'No pasa nada, ¿de qué va esta película?' Me preocupaba que se estrenara. Quería seguir rondándola durante el resto de mi vida y que jamás la viera nadie".
De los 120 minutos de metraje que Linklater había previsto en un principio -a razón de 10 minutos por cada año de filmación, que se iban montando además año a año, y se rodaban en 35 mm para mantener la unidad formal-, a medida que discurrieron los años, la propia película pidió más hasta llegar a 2 horas y 45 minutos que te dejan con ganas de más, de más momentos de esa historia humana, sencilla y conmovedora, de querer seguir pasando más tiempo con esa familia de la que ya formas parte y en la que no puedes evitar verte reflejado.
Linklater llegó a decirle a Ethan Hawke que si moría, él debía terminar la película. Afortunadamente pudo completarla; y nosotros, disfrutarla.