Nuevos valores piden paso en MBFWM
- Davidelfin cierra la jornada con una propuesta de geometrías con prendas efímeras y texturas caseras
- Juan Vidal lanza una colección musical y alegre y Duyos invita al BNE para que interprete su colección
- Rabaneda regresa a la pasarela y Ulises Mérida se estrena con una propuesta brillante
- Miguel Palacio se presenta en solitario con la colección 01, toda una declaración de intenciones
Las ausencias marcan muchas de las colecciones de Davidelfín. La muerte de su mascota y ahora el adiós de Dunia Ayuso se cuelan por las costuras en prendas que el diseñador define como de carácter efímero.
Vemos piezas realizadas en hule, "que van sin forro pero tiene una textura agradable", y otras en plástico que parece un adorno navideño. "No he pensado en si se pueden lavar o planchar, o en si tienen un solo uso". Tambien denim, popelín, neopreno y otros tejidos tecnológicos.
Las geometrías invaden la colección, los círculos y los triángulos que decoran prendas en denim, vestidos, bolsos y joyas, que esta ocasión están diseñadas en colaboraciñon con Helena Rohner. Van realizadas en madera, com perlas, plata y mármol tallado que "recuerda a las lápidas", señala. Otras, en cambio, parecen móviles de Calder.
Una ausencia muy presente
Tambien vemos rayas horizontales en sudaderas masculinas y en camisas de mujer que tienen un cuello de un metro, que se drapea y cae por delante y por la espalda.
Blanco, negro y verde marcan las prendas entre las que no faltan clásicos revisitados, como las camisas que parecen dos patrones superpuestos pero son uno solo. Falsas superposiciones que el diseñador adora y va transformando caprichosamente.
Y todo ello forma El tiempo de los Monstruos, título de la colección y de la nueva película de Félix Sabroso, la primera sin Dunia. "Es colección de transferencias, la quería llamar así por él. Me parecía guay poner el título de algo que estar por venir".
Un volver a empezar
Miguel Palacio vuelve a la soltería. Primero se separó de Lemoniez y ahora de Hoss. Para esta nueva etapa ha ideados dos colecciones, una la presenta en MBFWM y la otra, más adelante, en su nueva tienda.
"He disfrutado, claro, de una libertad absoluta, y he trabajado la colección desarrollándola desde una silueta", cuenta tranquilo en el vestuario.
Junto a las prendas rectas y ajustadas se proponen abrigos, ponchos y pantalones anchos, siempre en organzas, lanas, punto de seda y popelín. El contraste es evidente entre los diseños pesados, de textura opaca, y otros más ligeros, como los minivestidos en negro plisados con tirantes de cordón dorado.
Tres colores, una idea
Vemos camisas, faldas y vestidos porque deja la sastrería, lo más estructurado, para el taller. El desfile se distribuye en un concepto tricolor: negro, marfil y marino, con pinceladas de amarillo, oro y plata.
También, estampados geométricos y detalles de pasamanería, elemento que le gusta bastante. Destacan los bordados florales que aportan toques de fragilidad a esta colección.
Life is pop
Juan Vidal se ha llevado el premio a la mejor colección en las dos últimas ediciones pero lejos de estar tranquilo dice que los nervios, los mismos del primer desfile, ya han hecho acto de presencia.
Vidal prepara el salto a Milán y quizá por eso esta colección es mucho más joven. "No abandono las sedas, los bordados, los diseños de cóctel ni los de fiesta pero sí apuesto por una tipología nueva", dice.
Vemos por eso muchas prendas de día aunque son tan sofisticadas que pueden resultar perfectas para una cita al atardecer o en la noche. La fresa es el motivo central de la colección y Vidal la estampa sobre todo tipo de prendas y en todo tipo de texturas. No es una colección noña e infatil, al contrario.
La pasarela como escenario musical
El diseñador añade a su propuesta un aire british, muy pop. Lo vemos en prendas realizadas en Príncipe de Gales con detalles en amarillo (Yellow Submarine), diseños con rayas y fresas que parecen banderas, impermeables de lúrex, vestidos trapecio... Hay una gran variedad de siluetas desde las más ajustadas al cuerpo hasta la más despegadas.
Para relajar la intensidad estética, potenciada por las fresas y las rayas, Vidal propone sencillos vestidos en blanco o en negro que aportan calma a la colección. Una colección que refresca los códigos masculinos pero "no es nada, pero nada, andrógina" y es que todas las chaquetas, los pantalones y las camisas resaltan la feminidad de la mujer.
Una mujer cosmopolita, atemporal, atrevida. Vidal presenta para ella siluetas que recuedan a Balenciaga, vestidos en muselina "un tanto grunge" y un esmoquin en jersey con bermudas. Siempre con referencias musicales, a Pj Harvey y a Patti Smith. Dos iconos eternos.
Feliz cumpleaños
Con esta colección celebra Amaya Arzuaga su 20º aniversario y por eso, según cuenta, ha presentado en MBFWM las prendas de su línea principal. "En París esta vez haré una presentación con variaciones sobre la colección de Madrid", cuenta la burgalesa. Lejos de mirarse el ombligo y más lejos aún de revisionarse, Arzuaga mira al futuro alejando cualquier atisbo de nostálgia.
"¿Qué cómo veo el futuro?, pues con cierta alegría, se lo noto a mis clientes
e vienen más esperanzados". Tras varias temporadas inspirándose en el movimiento de las alas de los animales, ahora se fija en las olas del mar que prestan sus ondulaciones y formas curvas a una colección en la que destacan las cremalleras.
Un mar de costura
Con ellas define las siluetas pero también las utiliza como elemento decorativo, ribeteando las prendas como si fueran vivos. Propone pantalones muy anchos, nada de pitillo, y volúmenes campana para vestidos y faldas, una peculiar geometría acuática. Y todo en una paleta de tonalidades muy concreta: coral, blanco, negro y aguamarina.
La propuesta, que es más luminosa que en otras ocasiones, pero mantiene texturas queridas en la casa como el neopreno que ahora se presenta con plumeti. Salvo esta concesión a la feminidad, la colección se basa en los tejidos lisos, entre los que vemos seda de papel, gazar de seda y un crêpe de seda.
La noche es larga, aunque no roza el suelo y se queda en el tobillo. Tres diseños de fiesta han cerrado el desfile con faldas de volumen que parecían velas de tres barcos que navegan contra viento y marea, intentando llegar a puerto, temporada tras temporada, en la larga travesía de la moda.
La moda también baila
Con todo el público y la prensa puestos en pie. Así ha terminado el desfile de Duyos que ha contado con el el Ballet Nacional de España y su director, Antonio Najarro, para interpretar Siete Islas, su colección inspirada en las Canarias. Una propuesta estructurada en grupos de color.
En el primer acto hay diez bailarinas con vestidos en tonos ocre, oro, arena, plumas... y con todo ello habla de la tierra, la fuerza,el aire, la raza, el suelo. En el segundo vemos a siete bailarinas que representan las siete islas: Gran Canaria y sus dunas van en ocres, Hierro y su reseva marina se colorean en azul agua, Lanzarote y su volván se tiñen de antracita, La Palma se tinta de rojo por el fuego, La Gomera es verde como sus bosques, Tenerife luce amarillo como el sol y Fuerteventura y sus arenas lucen un tono piel.
Siete Islas, siete colores
El tercer acto se dedica al agua. En él salen las diez estrellas del ballet con vestidos en tonos océano, azules plata, noche, volcán, lentejuelas de estrellas y todo regado con una brisa elegante en crêpe de seda.
"Después de esto no sé qué voy a hacer", decía feliz el modisto antes del desfile. "Esto es un colofón, es lo máximo. He disfrutado mucho oyendo las peticiones de Antonio que me decía, aberturas, quiero aberturas para que puedan bailar. Ha sido una experiencia maravillosa".
Maravilloso, para la vista, ha sido ver este espectáculo de moda y baile que ha cumplido, perfectamente, el deseo de Duyos: trasmitir emociones, movimiento, carácter, luz y sensaciones.
Un estreno muy esperado
Ulises Mérida ha pisado muchas veces este recinto. Lo hizo en la sombra, cuando trabajaba con Torreta y De la Prada. Ahora llega con nombre propio, con su cuarta colección en solitario ‘PÚLSAR’.
Esta sigue los esquemas de las anteriores, lograr la forma del vestido modelando sobre el cuerpo de la mujer, propone un cambio de estilo, mínimo pero rotundo. De entrada llama la atención la breve carta de colores que ha marcado, con su personalidad, la colección.
Todo empieza con un estampado geométrico en rojo y un tono natural, y a partir de ahí fue avanzando a través del rojo hacia los morados, burdeos y cerezas. Y a través del natural llegó al beige, al blanco roto y al desarrollo del lino. “Me he vuelto loco con el lino, me han salido hasta vestidos de noche que yo llamo de princesa pobre”, dice el diseñador.
Perdón, el modisto. Porque Ulises trabaja a lo antiguo, en el taller, a medida. Fabricando con sus manos elegantes formas sinuosas que envuelven, al bies, a la mujer. “Mis prendas tienen muy mala percha”, asegura entre risas. “Las ves colgadas y parecen un trapo, necesitan estar sobre el cuerpo femenino” .
La belleza de lo natural
Sus colecciones anteriores presumían de una cierta elegancia etérea. Al menos hasta ahora porque esta colección es más estructurada y tiene un importante peso de costura y texturas.
Junto al lino vemos cascadas de lentejuelas en un tono arena tostado para prendas que se mezclan con otras acabadas en satén, organza, punto, tafetán, yute, seda, algodón, cuero… Es como si la naturaleza fuera su proveedor de tejidos. Un lujo.
Destacan las formas ondulantes que decoran los vestidos o dan forma al cuerpo de otros. Unos van en distintas tonalidades cálidas, como lazos festivos, y otras en cuerda, ruda, natural, intemporal.
Las joyas de Anton Heunis y los bolsos de Acosta, realizados con los colores de la colección, añaden un plus a esta propuesta de desembarco en una tierra ya antes visitada. “Pensé que no iba a notar nada porque ya me conozco esta moqueta pero estoy muy nervioso y, a la vez, muy contento”.
Otra vuelta esperada
Antes fue el turno de Rabaneda que vuelve tras el parón de febrero. “No me he dado ni cuenta, iba a ser una temporada tranquila pero no, y al final me apetecía mucho volver”, cuenta.
Dice que estar lejos te hace ver todo con otros ojos y que se ha marcado nuevos objetivos para 2015 que no nos quiere contar aunque luego se le escapa que va a volver a hacer moda para hombre.
Pero volvamos al presente para hablar de un futuro más inmediato, la primavera del 2015. Daniel Rabaneda ha pensado en una mujer urbana pero vestida con todo tipo de prendas realizadas con lana, material del que se ha enamorado tras participar en el prestigioso concurso International Woolmark Prize.
“Investigando y buscando fotos antiguas de Sevilla, mi tierra, vi que muchas mujeres llevaban delantal siempre y le di una vuelta”, cuenta.
Juego de siluetas
Así llegó a prendas que contienen otras prendas, a siluetas que en realidad son dos y una de ellas determina la forma de la otra. Vemos vestidos se ajustan con elásticos o con un abrigo que llevan encima y que los incita a mutar. Como el delantal que al atarse aprieta el vestido que va debajo.
En tejidos, como decía, manda la lana, a veces con cashmere y otras con una imprimación que parece piel. Los colores acentúan el estilo urbano. Vemos negros y grises, algunos con matices azulados o malvas. Además, discretos toques en rojo que cumplen una función, ceñir, apretar, marcar.
Destacan por su ligereza los vestidos en viscosa, drapeados, asimétricos, livianos. Tanto, que parecen flotar sobre el asfalto.