Cuca Solana: "Este año ha sido tremendamente positivo"
- Hacemos balance de la 60ª edición de MBFWM con Cuca Solana, su directora
- Hemos visto moda más comercial pero con un nivel más alto y mucha calidad
- Se ha premiado el trabajo de Alvarno y David Catalán (EGO)
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Termina la pasarela y lo hace con alegría, dejando un buen sabor de boca y recogiendo comentarios muy positivos sobre el nivel de los trabajos presentados y, especialmente, por lo real de las propuestas.
Si dejamos a un lado el desfile de Desigual, que abrió la pasarela el jueves por la tarde con la top Alessandra Ambrosio, show con el que la casa revisó sus 30 años de historia, podemos decir que desde el principio las colecciones presentadas tenían un claro objetivo: vender.
Los diseñadores, cada uno en su estilo, han querido convencer a sus clientas y clientes. Esta filosofía, que han recogido casi todos los medios acreditados en MBFWM, la aplicaron igual los modistos que hacen ropa urbana y los que hace ropa de fiesta.
Lo hizo María Escoté y Maya Hansen pero también Hannibal Laguna y Francis Montesinos. Porque hay mujeres y hombres que se visten para ir a trabajar pero también para salir a cenar, ir a una cena o acudir a una boda.
Comercial sí, pero moda
Ya lo dijo Roberto Torretta: “A muchos de mis compañeros les espanta la palabra ‘comercial’ pero vender forma parte del juego”. Y meses antes lo había señalado Josep Abril en la 080 Barcelona: “El consumo es lo importante, cierra el círculo de la moda”.
Queda claro que no es una decisión aislada, más bien todo lo contrario. Todos, o casi todos, quieren ver en la calle lo que sacan a la pasarela. La propuesta de Ion Fiz, por ejemplo, rebajó mucho el estilo sofisticado de las anteriores. Camisas, pantalones y vestidos se mostraban asequibles, fáciles de llevar pero con todo el charme de la firma.
La segunda colección de Juanjo Oliva para Elogy se enmarca en este discurso. Todas las prendas, tanto las de día como las de noche o fiesta, llevan el sello del modisto madrileño pero los precios son muy asequibles.
Oliva puede permitirse esto porque tiene detrás a El Corte Inglés pero quizá esta es una de las soluciones para combatir, al menos por unos años, los números rojos. Vende a través de los grandes almacenes pero además crea marca, fama, y sus clientas de costura siguen recurriendo a él para vestirse a medida en su taller.
Pegados a la realidad
Maya Hansen también rebajó la intensidad cromática y estética de sus colecciones anteriores y mostró algunos vestidos sofisticados, pura imagen, y muchas prendas en tonos lisos, fáciles de comprar.
“Tienen mi espíritu rebelde de siempre pero me ha influido el proceso posterior de ir a ferias y vender después”, comentaba con toda normalidad en backtage antes de su desfile, el único de este año tras la ausencia de febrero debido a su maternidad.
En esta edición, de septiembre, han faltado nombres como Victorio&Lucchino y Carlos Díez. Pero como dijo en la rueda de prensa de prsentación Luis Eduardo Cortés, presidente de Ifema: “No juegan el próximo partido pero siguen en esta liga”.
Darse a conocer fuera, lograr clientes
Rabaneda es otro de los que no jugaron el partido de febrero pero sí han jugado este. “A veces es necesario salir y ver todo desde fuera para plantearte las cosas y saber qué quieres hacer, hacia dónde quieres ir…”, contaba el sevillano antes del desfile.
Estos meses de banquillo no ha estado descansado, al contrario. Rabaneda ha participado en el prestigioso concurso International Woolmark Prize en el que ha presentado su trabajo ante un jurado muy especial, formado por Victoria Beckham, Franca Sozzani, Natalie Massenet y Donatella Versace, entre otros.
“Ha sido genial”, relataba Rabaneda, “porque te das cuenta de que fuera hay gente muy potente y, además, me han salido compradores”.
Es lo bueno de los concursos y de las pasarelas, que son plataformas para darse a conocer, dentro y fuera. Por eso son muchos los que desean formar parte de la familia de MBFWM, en estos momentos, la principal pasarela española.
Diferentes formas de llegar
Una pasarela viva, abierta, a la que se llega desde diferentes vías. Alvaro Castejón y Arnaud Maillard, directores creativos de Alvarno, han sido las estrellas de esta edición pero son un caso excepcional.
Comenzaron presentando sus propuestas en OFF y después lo hicieron en solitario. Siempre que intentaron entrar en Ifema les dijeron que tenían que compartir desfile y ellos no quisieron aceptar.
Fuera de esta pasarela llamaron la atención de la casa Azzaroy ahora hacen las colecciones de prêt-à-porter y alta costura de la mítica firma francesa. MBFWM les ha abierto ahora las puertas y ellos están más que felices.
“Nos tratan de maravilla, no sentimos ningún peso porque nos sentimos muy arropados”, contaban antes del desfile, el más aplaudido, el galardonado con el premio a la mejor colección.
“No lo esperábamos, nos íbamos a París y hemos tenido que anular los billetes y cancelar las citas”, revelaban después de dejar secar las lágrimas de felicidad.
La herencia de los maestros
Otro de los desfiles aplaudidos fue el de Ulises Mérida. El modisto, curtido junto a Jesús del Pozo, Torretta y De la Prada, presentó una brillante selección de vestidos que realizó modelando sobre el cuerpo de la modelo.
Una colección contenida con el color, mimada en las texturas, cuidada en los detalles y presentada con delicadeza. Una belleza que optaba al premio pero ha sido una edición muy reñida.
La propuesta de Duyos también sonaba a premio, y hubiese sido el segundo que gana. El modisto contó con Ballet Nacional de España para presentar Siete Islas, con vestidos inspirados en las Canarias.
Ifema se transformó por unos minutos en un teatro, en un bello escenario sobre el que la moda de Duyos bailó la música de Björk mezclada con ritmos flamencos. Un lujo para la vista y el oído.
Un nivel muy alto
Los trabajos de Devota&Lomba –con una factura maestra- , Torretta- que moldea con la piel la feminidad de la mujer- , Ana Locking- la favorita de los jóvenes-, Juan Vidal- con su propuesta pop- y Moisés Nieto- con su revisión de los 70- también sonaban a premio pero no tanto como los de Etxeberria y Teresa Helbig.
El vasco vive un momento glorioso. Como Rabaneda, participó en el Woolmark Prize, y ha hecho un gran esfuerzo para hacer doblete y presentar su colección de hombre en la Semana de la Moda de Nueva York y la de mujer, la primera con tipología femenina, en Madrid.
Roberto Etxeberria sorprendió a todos con una rotunda propuesta realizada enteramente en piel. Avestrud, gacela, pitón, cocodrilo, cueros troquelados… una lujosa carta de animales con las que reinterpreta el clásico vestido de Chanel, la petite robe noire.
Helbig volvió a convencer con su semicostura o prêt-á-couture, siempre con tejidos realizados en casa, logrados a base de mezclar texturas. “No existen pero los inventamos”, contaba humildemente la barcelonesa.
Y lo vimos en vestidos con un patchwork de nobuk, tul y puntillas, y en otros con bordados de paillettes planas, que toman el relevo a las tachuelas de colecciones anteriores.
Diferenciarse, lograr un estilo propio
Destacó también la labor de estampados de Ailanto Cada seis meses suben un peldaño en la escalera de la moda española y siempre de la mano de un nuevo print. En esta ocasión enamoraron con uno de tipo collage, realizado primero en papel y escaneado después.
Diferenciarse, ese es el camino. Lograr un estilo propio, un sello personal. En ese camino está también María Escoté que en esta ocasión aplacó el hambre de sus seguidores con una colección de estampados inspirados en los guetos de EEUU.
En ese camino están Amaya Arzuaga, Davidelfín y Ana Locking, que temporada tras temporada, da una vuelta en la noria de su estilo para presentar una nueva sudadera, un nuevo vestido de fiesta, una nueva chaqueta, siempre fiel al estilo de la casa.
Delfín, siempre fuera de la tangente, presentó ropa en hule y vinilo. “No sé si se puede lavar y planchar pero me apetecía que fuera moda efímera”, dijo al hablar de una colección marcada por la ausencia de Dunia Ayaso.
Otro cumpleaños
Arzuaga, que celebra su 20º aniversario, presentó la línea principal y no la segunda, como hasta ahora porque “en París haré una presentación”, señalaba mientras mostraba su propuesta inspirada en el movimiento de las olas del mar.
Pero no todos los desfiles presentaron ropa para vender, otros prefieren crear marca y mantener vivas las licencias de gafas, perfumes, ropa de hogar o papelería.
Ágatha Ruiz de la Prada mezcló piezas de fantasía con otras asequibles, estéticamente hablando. Y también Montesinos que, como nos contó en la entrevista, ha estado “menos pendiente de la colección y ha sido mi equipo el que ha trabajado en ella”.
Quizá por eso a todos nos llamó la atención que las prendas fueran menos teatrales y más reales. Aunque, eso sí, no faltaron los diseños de fantasía que Paola Dominguín lució con arte y oficio.
La belleza y la elegancia no tienen edad
La casa Andrés Sardá también hizo espectáculo. Ideó el desfile con un concurso de misses, vistiendo a las modelos con prendas coloridas que formaban las banderas de Brasil, España, India, Francia… pero la ganadora, sin embargo, fue otra.
La exmodelo Alicia Borrás regaló su elegancia clásica sobre la pasarela. Fue uno de los cisnes de Pertegaz y se coronó como la más bella de España en 1965. Hoy derrocha glamour por todos los poros de su piel y por eso contaron con ella.
“Quería reivindicar la belleza a cualquier edad”, contaba Nuria Sardá. Y quizá sea otro de los trucos para vender. Convencer a it-girls y a señoras de rompe y rasga, ya que unas y otras se sientan en la primera fila.
Las primeras tuitearán y postearán lo que les “chifla” del desfile. Las señoras, como la galerista Soledad Lorenzo se comprarán lo que les guste y lo lucirán con esa elegancia que solo da la madurez.
Sardá lo hizo muy bien y, de nuevo, se llevó el aplauso. Insiste en que quiere seguir presentando sus colecciones en MBFWM. “Para mí sería muy cómodo hacer un desfile en el Born y no traerme toda la colección a Madrid, pero aquí nos sentimos como en casa, estamos en familia”.
Una familia que trabaja duro, muy duro, durante meses para hacer una pasarela digna, competitiva, real. No hace falta montar el circo para luego vender perfumes como hacía Galliano, porque son pocos los españoles que tienen un frasquito de aroma con su nombre.
MBFWM o Cibeles, nombre que persiste en el corazón de muchos, cumple 60 ediciones y celebra sus primeros 30 años de vida. Y como los 30 son los nuevos 20… energía, juventud y ganas no le faltan.