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El nacionalismo escocés espera su "premio de consolación" para cerrar las heridas del referendo

  • Los escoceses esperan ahora que Londres cumpla sus promesas
  • Los nacionalistas reclamarían otra consulta si el Reino Unido abandona la UE

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Una joven lleva a otra colega independentista en un carrito de la compra en Glasgow tras el anuncio de su derrota en el referéndum.
Una joven lleva a otra colega independentista en un carrito de la compra en Glasgow tras el anuncio de su derrota en el referéndum.

"Es una pena, especialmente en Glasgow, porque todo el mundo creía que iba a ocurrir, y no ha ocurrido". Así, en declaraciones a la BBC, resumía una habitante de la mayor ciudad escocesa el sentimiento que embargaba a muchos votantes del 'Sí' a la independencia en el referéndum de este jueves.

La circunscripción de Glasgow (600.000 habitantes), votó mayoritariamente a favor de dejar el Reino Unido. Aunque solo otros tres condados siguieron su estela, el porcentaje total de votos afirmativos fue de casi el 45%, 10 puntos por debajo del 'No' pero aún así casi la mitad del censo.

El disgusto de los nacionalistas en la calle se ha traducido en las primeras horas en lágrimas y declaraciones de contrariedad.

¿Qué ocurrirá ahora con estos votantes? ¿Ha quedado la sociedad escocesa irremediablemente dividida?

Una sociedad dividida en dos

"No hay duda de que existe una división prácticamente al 50%. Los segmentos sociales que han votado 'Sí' son la clase obrera y el norte nacionalista, y habrá mucha gente disgustada", explica, en declaraciones a RTVE.es, John Curtice, experto en ciencias políticas y comportamiento electoral y presidente del British Polling Council.

El 'No', por el contrario, ha ganado entre la clase media y los pensionistas, preocupados por la incertidumbre económica, según Curtice.

"Habrá tensiones pero no creo que la división social sea profunda, depende del peso que uno quiera dar a esta división. El voto por la independencia se ha consolidado más allá del SNP [el Partido Nacionalista Escocés], pero no creo que sea una gran fractura", opina por su parte Jonathan Hearn, profesor de Sociología en la Universidad de Edimburgo.

El periodista David Torrance ha recorrido Glasgow en la mañana del viernes y su sensación era de absoluta normalidad.

"Habrá gente enfadada, que se sientan abandonados por la mayoría, pero las cosas se calmarán durante el fin de semana", ha dicho Torrance a RTVE.es.

Cualquiera puede pensar que el más abatido por el resultado debe ser Alex Salmond, ministro principal de Escocia y líder del SNP. Tras conocerse el resultado final de la consulta, Salmond aceptaba el "veredicto" del pueblo, y llamaba a todas las partes a hacer lo mismo.

Pero Torrance, que ha escrito la biografía del líder nacionalista, le ve como un vencedor. "Es un buen resultado para él, dado que históricamente el porcentaje por la independencia era de un 33%. Tenía un mandato claro de su partido para hacerlo, así que yo creo que continuará. Nadie ha pedido su dimisión", explica.

Más competencias para sanar la herida

Los consultados coinciden en que la pelota ahora está en el tejado del primer ministro, el conservador David Cameron.

Cameron se negó a otorgar más competencias a Escocia cuando Salmond lo pidió, e incluso a que se incluyera esta posibilidad en la papeleta de voto. Pero ante el avance del secesionismo, que llegó a estar empatado en las encuestas, se ha visto finalmente obligado a prometer avances en la llamada "devolución", la cesión de autogobierno a Escocia y, de rebote, a las otras naciones que conforman el Reino Unido.

Es lo que Curtice llama un "premio de consolación". "Aquellos que votaron por la independencia al menos obtendrán más competencias, y eso ayudará a cerrar la herida", asegura a RTVE.es. "La responsabilidad es ahora del vencedor", es decir, del Gobierno británico.

A partir de este mismo viernes, los escoceses, y en especial los nacionalistas, no perderán la pista al gobierno de Londres, del que desconfían.

"Esto no tiene que ver solo con competencias. Mucha gente quiere la independencia porque no está contenta con el sistema de Westminster, en materia política, social, económica... Creo que dependerá mucho de lo que haga Westminster, si la mayoría reconoce que el Gobierno de Londres está dando lo que prometió".

El referéndum de la UE, una nueva oportunidad para el nacionalismo

Vencidos y abatidos, puede parecer que a los independentistas escoceses se les ha escurrido entre los dedos la oportunidad de su vida, como advirtió Salmond un día antes de que abrieran las urnas.

"El resultado del referéndum cierra el debate de la independencia durante la próxima generación y quizás para siempre", ha declarado Cameron este viernes.

Sin embargo, el primer ministro tory puede haberse dejado llevar por el triunfalismo tras la victoria del 'No'.

Mucha gente pensaba que el referéndum nunca llegaría, y llegó

"Mucha gente pensaba que el referéndum nunca llegaría, y llegó - recuerda Jonathan Hearn - Por supuesto, a Cameron le gustaría ver que la 'devolución' acabara con esta posibilidad, pero creo que es imposible cerrarla en un sistema como el británico, donde no hay una constitución como tal sino que es una unión bastante flexible. Así que no se puede sacar de la agenda".

Las voces para celebrar otra consulta podrían alzarse cuando llegue el momento de la segunda apuesta arriesgada de Cameron: el referéndum sobre la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea, en 2017.

"Mucha gente ha votado por permanecer en el Reino Unido porque con la salida se arriesgaban a quedar fuera de la UE. Si el Reino Unido abandonara la UE, y no digo que eso vaya a ocurrir, mucha gente que ha votado 'No' podría pensar que esto no es lo que han elegido", explica Hearn.

"El voto a favor del 'Sí' es suficientemente grande para pensar que eso pueda ocurrir - dice por su parte David Torrance -. El referéndum sobre la pertenencia a la UE puede reabrir el debate. Depende del estado de ánimo de la gente. Los nacionalistas presionarán de nuevo cuando piensen que el público está de su parte".

"De todas formas - concluye - ha sido un debate que ha durado tres años. La gente está muy cansada".