Marcel Duchamp, además pinta
- El Centro Pompidou de París expone la obra pictórica del artista
- Podrá visitarse del 24 de septiembre al 5 de enero
- 350 obras explican la relación con la pintura del "asesino" de la pintura
- Entre ellas 100 trabajos del artista que serán expuestos juntos por primera vez
"Creo que el arte es la única actividad a través de la cual el hombre se muestra como un individuo real", dijo Marcel Duchamp. El creador entregó a su público el regalo de compartir con él un milagro vedado a los mortales, el de la ejecución artística. Las obras de Duchamp no son lo que parecen, son lo que el espectador quiere que sean, íntimamente.
El genio del readymade se anticipó a lo que vendría 50 años después convirtiendo los objetos cotidianos en interpretaciones ad líbitum del espectador con su varita mágica. Urinarios y ruedas de bicicleta devinieron en obras de arte. Marcel Duchamp había “asesinado” la pintura en un punto y aparte que el genial francés rubricó hacia la eternidad.
Pero Duchamp también pintaba. Y el resultado puede admirarse en la exposición Marcel Duchamp, incluso la pintura ofrecida por el Centro Pompidou de París. 350 obras que explican la relación del artista con la expresión pictórica, un centenar de ellas firmadas por Duchamp, reunidas en una muestra que podrá visitarse entre el 24 de septiembre y el 5 de enero.
"La pintura en Duchamp no se ha mostrado nunca antes relacionada con sus fuentes e influencias", ha subrayado en una entrevista con la agencia EFE la comisaria Cécile Debray.
Pinceles de su mano y de la de otros
Y como plato fuerte, la exposición desarrolla al público, a través de dibujos y pinturas, el proceso creativo que concluyó en la ejecución por Duchamp de su obra maestra El gran vidrio, La novia desnudada por los solteros, que el artista comenzó en 1910 y aún en 1923 declaró inacabada.
Junto a óleos claves como Nu descendant l'escalier nº 2 (1912), que supuso la ruptura con el cubismo, Las salas del Pompidou exhiben otras obras maestras de la historia del arte, como la Venus (1532) de Lucas Cranach El Viejo, fuente de inspiración esencial para Duchamp, y varios grabados de Durero de 1538, también claves en su trayectoria.
Creaciones de Odilon Redon, Matisse, Brancusi o Picasso, y por supuesto de Manet, con quien compartió su visión del erotismo, el arte y la mirada, destacan junto a fotografías, juegos, documentos, notas manuscritas, tratados científicos, estudios sobre el espacio y el movimiento, cronofotografías de Marey y films mudos.
Tras la última retrospectiva de Duchamp en París, también en el Centro Pompidou, en 1977, Debray creyó llegado el momento de mostrar ese aspecto de un "artista representado esencialmente en los museos europeos por las reediciones de sus readymade, sus piezas de 'arte encontrado' que marcaron su ruptura oficial con la pintura.
Duchamp llevó al público la conciencia de la naturaleza evanescente del arte, pero también la realidad y el milagro de la experiencia artística. Y lo expresó con claridad: "El arte es un espejismo, tal y como un oásis que aparece en el desierto. Es bonito hasta que te mueres de sed, naturalmente. Pero en el mundo del arte no morimos de sed. El espejismo tiene sustancia".