La pasión de Pasolini según Willem Dafoe
- RTVE.es entrevista al actor que interpreta al director italiano en Pasolini
- Se defiende de la polémica por la omisión de un crimen político en su asesinato
- “La película es una celebración de lo que fue”, afirma el actor
“¿Seré recordado como un gran poeta? ¿O como un intelectual homosexual?”. Willem Dafoe ríe con estruendo al escuchar la cita de Pasolini que desconocía. “Es fantástico. Era un tipo muy listo”. El actor llegó, cenó con su amigo John Malkovich, y dejó San Sabestián tras defender y buscar distribución para Pasolini, el acercamiento al director de cine, poeta, ensayista e intelectual italiano que ha realizado junto a su amigo el director Abel Ferrara.
Proyectada en la sección Perlas de otros festivales, Pasolini dividió más que ninguna otra película a cierta cinefilia. Las últimas horas de Pier Palolo Pasolini el 2 de noviembre de 1975 son conocidas casi como los pasos de un viacrucis. Salvo el martirio final. ¿Fue solo la violenta reacción del chapero de 17 años con el que fue a un descampado de Ostia? ¿Intervinieron más hombres? ¿Fue asesinado por homosexual? ¿Por comunista? ¿Fue un crimen de Estado? El cineasta Abel Ferrara quiso despachar la polémica en Venecia afirmando que nadie sabe qué pasó realmente.
Porque Ferrara dice no conocer, pero muestra con detalle su asesinato mezclando lo juzgado (que fue golpeado y atropellado) con lo denunciado más tarde por el propio condenado (que intervinieron más hombres), pero omitiendo una parte (que gritaban “cerdo comunista”).
“Sabíamos que queríamos hacer una película sobre Pasolini, no sabíamos lo que iba a ser, pero sí sabíamos lo que no iba a ser: un biopic que le explicase o una imitación que sea fuera vehículo para el lucimiento de un actor. Intentamos hacer una experiencia cinematográfica que honrara lo que es para nosotros. No hay afirmaciones. Otros pueden hacer una película sobre Pasolini, esta es la nuestra”, dice el magnético actor estadounidense. Confiesa que cuando preparaba su papel de Jesús en La última tentación de Cristo (Martin Scorsese, 1988), revisó obsesivamente El evangelio según San Mateo (1964) de Pasolini.
“No es sobre su muerte, sino una celebración de cuan vibrante y cuan gran pensador fue, pero no puedes dejar de lado el hecho de que fue asesinado, ni separarle de su orientación sexual. Fue profético en sus ideas sobre qué pasaría en la sociedad porque han pasado o están pasando. Es una combinación de todo”. Ferrara filma con una intensidad brutal el rostro de Dafoe al que ayudan sus duras facciones. “También las gafas y las lentillas negras”, apostilla el actor de ojos azules clarísimos.
Con tan delicado material, el irregular Abel Ferrara a los mandos, y poco presupuesto, el proyecto parecía destinado directamente al ridículo. Y, contra todo pronóstico, Pasolini cae de pie tras el triple salto mortal.
El primero salto, basar la película en algo tan aparentemente anticinematográfico en términos narrativos como la expresión de los pensamientos de Pasolini en la última (y densa) entrevista que concedió al legenadrio periodista italiano Furio Colombo la víspera de su muerte.
“Trataba de habitar esos pensamientos, y con eso quiero decir pensarlos realmente en la película, sin pretenden convencer a nadie, pero sabiendo lo que significan y sintiéndolos profundamente. Ese fue mi trabajo”, sostiene Dafoe. “Y, si lo piensas, es un trabajo un poco raro porque normalmente cuando interpretas una escena está basada en acciones, intenciones, términos psicológicos, hay una dinámica… Y aquí, a veces, es puramente él mismo expresándose. Es interesante”, dice sobre la entrevista de profético titular: "Todos estamos en peligro".
El segundo salto, filmar fragmentos de Petróleo, la novela inconclusa del cineasta, rescatando a Ninetto Davoli, actor de Pasolini en los 70. Una decisión suicida que, sin embargo, completa y da sentido a la película y a la contradicción de Pasolini dejando un regusto optimista. “Está claro que no es una feelgood movie, pero tampoco es una cosa oscura”, define Dafoe.
Y el tercer salto, la estética y textura de la película que se adentra, entre encadenados y música, en un concepto tan esquivo como la 'italianidad'. “Investigué muchas cosas: su inteligencia, su coraje, su desasosiego. Es una figura increíble. Una de las cosas que más me fascinan es cómo era capaz de moverse entre todas esas diferentes disciplinas. A menudo, la gente que es tan exitosa se estanca en sus propias ideas. Él fluía y se contradecía. Era una persona viva", dice el actor. El actor, casado con una italiana, habla un italiano rudimentario que utiliza en fragmentos de la cinta. “Odio el doblaje. Rodarla en inglés e italiano fue una cuestión práctica y también poética”, explica.
Lo cierto es que Pasolini ya tiene un segundo gran homenaje cinematográfico, tras el que Nanni Moretti filmó en su personal Querido diario (1993) paseando en moto por el lúgubre descampado en el que fue asesinado el poeta. El triunfo de Pasolini no solo es seguir festejándole. Para decir que Pasolini fue grande basta una frase, para decirlo con poesía hace falta talento.