Cerca de 200 personas despiden en Madrid al misionero García Viejo, fallecido por ébola
- El obispo José Luis Redrado ha oficiado el funeral en el hospital San Rafael
- Sus restos reposan ya en el cementerio madrileño de San Isidro
Unas 200 personas han despedido este sábado al misionero Manuel García Viejo, fallecido por ébola el jueves tras su traslado desde Sierra Leona, en un funeral en el que compañeros de la orden de San Juan de Dios a la que pertenecía han destacado su sencillez y su total entrega a los enfermos y a los más pobres.
El funeral, celebrado en el hospital San Rafael de Madrid, ha sido oficiado por el obispo José Luis Redrado rodeado en el altar por una veintena de religiosos de la orden y ha estado presidido por la urna con las cenizas del religioso ante las que han depositado su hábito, un escapulario y las constituciones de la orden de San Juan de Dios, así como un fonendoscopio, que simbolizaba su profesión de médico.
Entre las autoridades presentes en el oficio religioso se encontraba el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, quien ha expresado ante los periodistas su agradecimiento a todo el personal médico que ha atendido a García Viejo desde su llegada el pasado lunes procedente de Sierra Leona.
Ha lamentado no haber tenido "más éxito" para conseguir su curación, pero ha recordado que las circunstancias en las que llegó a España eran ya terminales y ha deseado que no tenga que venir ningún enfermo más infectado por ébola.
Una vez finalizado el funeral, los restos de García viejo, de 69 años, han sido trasladados al panteón de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en el cementerio madrileño de San Isidro, donde reposan los del hermano Miguel Pajares, quien también pertenecía a esta orden religiosa y que falleció el pasado 12 de agosto en Madrid tras contraer el ébola en Liberia.