Afganistán y EE.UU. firman el pacto de seguridad que permitirá la presencia de tropas en 2015
- Tras 13 años, la OTAN se retira a finales de 2014 del país asiático
- EE.UU. seguirá en Afganistán con casi 10.000 soldados para tareas de apoyo
- El conflicto se halla en uno de sus momentos más sangrientos
Afganistán y Estados Unidos han firmado este martes en Kabul el Acuerdo Bilateral de Seguridad, (BSA, por su siglas en inglés) que permite la presencia militar estadounidense en suelo afgano tras la retirada de la OTAN a finales de 2014. El recién nombrado consejero de seguridad del nuevo presidente afgano, Hanif Atmar, ha sido el encargado de rubricar el acuerdo con el embajador de EE.UU. en Afganistán, James B. Cunningham, y con el embajador de la Alianza Atlántica en Afganistán, Maurits R. Jochems.
La firma de los acuerdos militares se producen un día después de la toma de posesión del nuevo mandatario de Afganistán, Ashraf Gani, quien ya anunció que si ganaba las elecciones rubricaría el pacto con Estados Unidos, y que se encontraba presente durante el acto.
Gani ha pronunciado un discurso tras la rúbrica de los acuerdos en el que agradeció al anterior mandatario, Hamid Karzai, haber establecido todos los detalles de los tratados y ha afirmado que la Loya Jirga, o asamblea tradicional afgana, "aprobó" los dos pactos.
"Aseguro a la nación que estos acuerdos se basan en nuestro interés nacional", ha sentenciado el nuevo presidente afgano, que ha matizado que, si es necesario, los tratados se podrían modificar con el respaldo de la otra parte firmante.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se ha congratulado por la firma del acuerdo. "Doy la bienvenida a la firma del acuerdo BSA entre EE. UU. y Afganistán, así como del acuerdo sobre el estatus de las fuerzas de la OTAN y Afganistán", ha señalado Rasmussen en un comunicado en su último día al frente del organismo de defensa aliado, pues a partir de este miércoles asume el cargo el noruego Jens Stoltenberg durante los próximos cinco años.
Gobierno de Unidad
La firma de los acuerdos ha llegado con la inauguración del nuevo mandato y tras un difícil proceso electoral en el que el actual jefe del Ejecutivo del Gobierno de unidad nacional, Abdulá Abdulá acusó a Karzai, a la Comisión Electoral y a Gani de fraude, una crisis que hizo temer por la estabilidad del país y la formación de un Gobierno paralelo.
Pero en la provincia de Panjshir muchas personas están preocupadas ante la posibilidad de que su principal candidato, Abdulá, sea expulsado del poder. "Los panjshiríes están observando la situación", ha apuntado el gobernador Abdul Rahman Kabiri en una entrevista con la agencia Reuters. "Si ellos no se comprometen con el acuerdo, las personas se manifestarán".
Abdulá es una personalidad muy respetada por muchos panjshiries debido a sus estrechos lazos con su líder histórico más venerado, Ahmad Shah Massoud, jefe de la Alianza del Norte que asesinado por Al Qaeda en 2001 y ahora es recordado como un héroe nacional.
Soldados de EE.UU., Alemania e Italia
Los acuerdos prevén la presencia en el país de 9.800 soldados de EE.UU. hasta finales de 2015, que se reducirán progresivamente hasta el mínimo necesario para operaciones de seguridad y labores diplomáticas a la conclusión de 2016.
Estados Unidos ha indicado que la misión de estas tropas es el entrenamiento de las fuerzas afganas y apoyo en operaciones antiterroristas contra el remanente de Al Qaeda.
Países como Alemania e Italia contarán con efectivos en suelo afgano junto a los estadounidenses, con lo que a principios del próximo año habrá en Afganistán unos 12.500 soldados extranjeros.
En la actualidad, 48 países participan en la misión de la ISAF con 41.124 soldados, de los cuales unos 28.970 son de EE.UU., según los últimos datos de la OTAN.
Repunte de la violencia
En junio del pasado año, los miembros de la ISAF cedieron definitivamente el liderazgo en el teatro de operaciones bélicas a las Fuerzas Armadas afganas, a las que se les provee apoyo y entrenamiento.
El conflicto de Afganistán se halla en uno de sus momentos más sangrientos desde la invasión de Estados Unidos, que propició la caída del régimen talibán, en 2001.
La violencia es especialmente cruenta con la población civil: en los seis primeros meses de este año, perdieron la vida 1.564 civiles, un 17 % más que en la primera mitad de 2013, mientras que los heridos aumentaron a 3.289, un 28 % mas.