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Lo que la censura no dejó ver de 'La tía Tula', un clásico del cine español

  • Una exposición recuerda la cinta de Picazo en su 50 aniversario
  • Puede verse en la Academia de Cine hasta el 7 de noviembre
  • Muestra los ocho cortes a los que la sometió la censura franquista

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Una de las escenas censurada: Tula (Aurora Bautista) se aplica desodorante.
Una de las escenas censurada: Tula (Aurora Bautista) se aplica desodorante.

Un cartel llamando al recato en un cementerio, Aurora Bautista (Tula) aplicándose desodorante frente al espejo de su habitación o la violación del personaje de Juanita (Enriqueta Carballeria) por Ramiro (Carlos Estrada) son algunos de los ocho cortes que la censura franquista aplicó a La tía Tula (1964), la película de Miguel Picazo que, pese a todo, alcanzó una gran repercusión internacional y se convirtió en referente del denominado "Nuevo Cine Español" que ponía de relieve, como buenamente podía, la situación de la España del régimen dictatorial.

Justo cuando se cumplen 50 años de su estreno y triunfo en el Festival de San Sebastián -Perla del Cantábrico al mejor largometraje de habla hispana y premio al mejor director- de esta película sobre una solterona que, tras la muerte de su hermana acoge en su casa a su recién enviudado cuñado y a sus dos hijos, la Academia de Cine acoge la exposición La tía Tula, que reúne fotografías, afiches, el guion original y otro material inédito del rodaje, como las imágenes de las secuencias censuradas, cuyo metraje no se conserva pero sí fotografías.

Patrocinada por la Diputación Provincial de Jaén, provincial natal de Picazo (Cazorla, 1927), la exposición ya ha pasado este año por la Muestra de Cine Español Inédito de Jaén y el Festival de Cine Español de Málaga y ahora llega a Madrid para que el público pueda "recuperar un clásico del cine español" y "viajar a través de la historia de su rodaje", explica a RTVE.es su comisario, Enrique Iznaola, director del festival jienense y Premio González Sinde 2012 de la Academia de Cine.

Desde el 3 de octubre y hasta el 7 de noviembre, quienes se acerquen a la sala de exposiciones de la Academia de Cine (Zurbano, 3), podrán contemplar un total de 122 fotografías del rodaje, de las secuencias censuradas y de otras no incluidas en el metraje final para no prolongar su duración, y también curiosidades como el diploma de la Academia de Hollywood seleccionando la cinta para los Oscar, aunque finalmente el Ministerio de Cultura de la época impidió que la película representase a España. Además, reúne los premios logrados por la cinta en Donostia y la correspondencia que Picazo intercambió con Aurora Bautista antes del rodaje en la que actriz, que entonces residía en México, manifestaba sus dudas respecto a hacer el papel de Tula.

La tijera de la censura

En alguna ocasión Picazo ha dicho que la censura franquista metió tanto la tijera que había dejado la película en un tráiler. Y es verdad que se cortaron hasta secuencias enteras de seis minutos. Todo aquello contrario al 'orden establecido', Iglesia y Patria, aunque a veces de modo "absurdo", asegura Iznaola.

Por ejemplo, una escena en la que el personaje de Ramiro, contemplado por Ramirín (Carlos Sánchez Jiménez), está sentado bajo el muro de un cementerio bajo un cartel que reza "Cementerio. Lugar sagrado. Se prohíbe el paso en el cementerio a las señoras y señoritas que vayan sin medias y a las parejas que no guarden la debida compostura y moralidad”. "Es verdad que Picazo incluyó el plano por fastidiar, pero es que el cartel estaba puesto en el cementerio de Guadalajara donde se rodó", cuenta el comisario de la muestra.

Como era de esperar, la censura no dejó pasar la escena en la que Ramiro viola a Juanita y otra en la que Tula se desnuda en la habitación, para quedarse en combinación, y se aplica desodorante frente al espejo, algo que a los censores les debió parecer peligrosamente erótico. También sufrió el tijeretazo una secuencia completa de una reunión canónica de la sección femenina de la Falange leyendo pasajes de la Biblia que invitan a Tula y otras beatas -entre ellas Irene Gutiérrez Caba como Herminia y Laly Soldevila como Amalita- a meditar sobre cuestiones como la virginidad y la castidad.

Pese a todo el esfuerzo censor, La tía Tula resulta "una de las piezas esenciales del cine español superando el problema de la censura y ofreciendo una visión real de la España de la época", asegura el comisario de la muestra, que recuerda que Picazo adaptó el argumento de la novela homónima de Miguel de Unamuno (escrita en 1907 y publicada en 1921 y que versa sobre los sacrificios que Tula realiza durante su vida para llenar sus ansias de maternidad) a la España de los años 60.

Una película que sigue cosechando premios

Una muestra de la importancia clave de La tía Tula en la cinematografía española es que, medio siglo después, aún recibe premios, como el de Película de Oro del Festival de Cine Español de Málaga en 2012.

La cinta fue el debut en el largometraje de Miguel Picazo, que pocos años antes no pudo rodar Jimena (este guion original también puede verse en la exposición de la Academia), por impedimento también de la censura, pues era "una visión bastante atrevida de la España medieval", señala Iznaola, que recuerda que el cineasta jienense solo rodó cinco largometrajes a lo largo de su carrera (Once sueños de agosto, 1967; Los claros motivos del deseo, 1977; El hombre que supo amar, 1979; y Extramuros, 1985, su último trabajo como realizador).

No obstante, Picazo desarrolló una prolífica como realizador para TVE, como la serie Entre visillos (1974) y adaptaciones de obras como Soledad, Rinconete y Cortadillo, Cartas a mamá, El jardín de senderos que se bifurcan o Sonata de primavera.

Ahora, la Academia de Cine nos permite redescusbrir la mayor joya de su filmografía. Y RTVE.es se permite el lujo de rescatar de su archivo otra joya, los comentarios del propio Picazo sobre su película, junto a Alejandro Amenábar en Versión Española.