Los votos de Marina Silva decidirán el duelo brasileño entre Rousseff y Neves
- Los veintidós millones de votos de Silva son objeto de deseo para ambos
- El partido de Rousseff y el de Neves llevan alternándose en el poder 20 años
Los veintidós millones de votos que concedieron el tercer lugar a la ambientalista Marina Silva en la elección de este domingo en Brasil serán disputados como objeto de deseo por los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta, la presidenta Dilma Rousseff y el opositor Aecio Neves.
La política brasileña sigue siendo cosa de dos. El Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) llevan midiéndose en segunda vuelta y alternándose en el poder desde hace veinte años. Ocho años de Fernando Henrique Cardoso, ocho de Lula y cuatro de Dilma. Esta vez se reeditará el duelo del bipartidismo hegemónico pero se ha oído con más fuerza que nunca la voz de la tercera vía.
"Estamos frente a la segunda vuelta con nuestro Programa de Gobierno y con el 20 % de la población brasileña, determinada a que el cambio debe realizarse en forma calificada", ha dicho la ecologista Silva sobre su resultado electoral, en una rueda de prensa en Sao Paulo recogida por la agencia Efe.
El partido de Silva negocia los apoyos
Durante semanas favorita en las encuestas para pasar a la segunda ronda del 26 de octubre, Silva finalmente terminó la tercera pero sus votantes son anhelados por sus hasta hoy férreos rivales.
La militante "marinera" ha obtenido una votación similar a la obtenida en los comicios generales de 2010. Silva ha dicho que considera el resultado un "crecimiento" ya que todos apostaban que su influencia iba a disminuir, pero no ha ocultado su decepción.
El Partido Socialista Brasileño (PSB) y Red Sustentabilidad, el grupo creado por Silva, van a debatir en forma programática la posición para la segunda vuelta. "Si nuestros rivales no quisieron debatir nuestro programa de gobierno, ahora van a tener que discutirlo", sostienen en el partido.
Marina Silva no quiso dar pistas sobre cuál será su voto el 26 de octubre, luego de una campaña en la que tuvo ríspidas discusiones tanto con Rousseff como con Neves. "El voto es secreto", ha respondido la exministra de Medio Ambiente.
Silva se mantuvo neutra en la segunda vuelta de 2010 y podría volver a hacerlo para que no le cuelguen la vitola de conservadoras. Los expertos creen que se verá tentada a apoyar a Neves para derrotar a la misma Rousseff que la ha destruido sin miramientos con una agresiva campaña. Y hay que tener en cuenta que el PSB y quien ha sido su candidata pueden escoger caminos diferentes.
Rousseff contra Neves, la presidenta y el "marginado"
Con un perfil tecnocrático y fama de de antipática, Rousseff, economista de 66 años, llega a la segunda vuelta con un poderoso aparato de propaganda detrás y el aval de los avances sociales impulsados por su partido.
La desaceleración del crecimiento -que pasó del 7,5 % en 2010 al 1 % proyectado para 2014-, la precariedad de los servicios públicos, las mayores protestas sociales en 20 años o los escándalos de corrupción han puesto a prueba su papel de gerente esta legislatura. Y, a juzgar por las urnas, la mayoría de los brasileños sigue confiando en ella-
Enfrente tiene al gran “marginado” de la campaña, Aécio Neves, un hombre que lleva toda su vida preparándose para ser presidente de Brasil. Estigmatizado parte del electorado por su supuesta afición a la "buena vida", Neves no esconde una biografía de juergas y drogas. Su árbol genealógico lo vincula a la "casta". Proviene de una tradicional familia política del estado de Minas Gerais, y ha desarrollado una exitosa carrera en cargos legislativos y como gobernador.
Defiende el legado del presidente socialdemócrata Cardoso, su mentor, y quien pese al nombre, es tildado a menudo de “neoliberal”. Pretende desalojar del Palacio del Planalto a Roussef dando prioridad a la iniciativa privada y recuperando el "trípode económico" -responsabilidad fiscal, baja inflación y tipo de cambio fluctuante. La receta le funcionó como gobernador y, tras la sorpresa de la primera vuelta, todo parece posible.