Grecia lanza en noviembre un plan de ayudas de 200 euros contra la pobreza extrema
- La ayuda está destinada a parados de larga duración o personas sin ingresos
- Una persona deberá ingresar menos de 2.400 euros anuales para cobrarla
El Gobierno griego lanzará a partir de noviembre un plan de ayudas sociales, de un mínimo de 200 euros al mes, para los parados de larga duración o personas sin ingresos. La ayuda mensual para los beneficiarios será de 450 euros mensuales para una familia con tres hijos.
El primer ministro, Andonis Samarás, ha señalado en la presentación de este programa que Grecia no hace más que introducir algo que existe en la mayoría de los países de la Unión Europea (UE).
Las ayudas que empezarán en 13 municipios (todos con alcaldías dirigidas por los partidos de la coalición gubernamental) están destinadas a personas y familias con ingresos por debajo de unos mínimos establecidos, de 2.400 euros anuales para una sola persona, y de 5.400 para familias con tres hijos.
Otra condición para poder beneficiarse de esta ayuda es que el valor de su propiedad inmobiliaria se sitúe por debajo de los 90.000 euros en el caso de una sola persona, y por debajo de los 135.000 euros en las familias con tres hijos.
Unos 700.000 beneficiarios de las ayudas
El Gobierno griego estima que unas 700.000 personas podrán beneficiarse de estas ayudas, una vez que se aplique en todo el país, es decir el 7% de la población.
“El objetivo es contribuir a la reinserción de la gente al mercado de trabajo“
A cambio de esta ayuda, los beneficiarios están obligados a seguir cursos de formación profesional u ofrecer trabajo de utilidad social en los municipios. "El objetivo es contribuir a la reinserción de la gente al mercado de trabajo", destaca el viceministro de Trabajo Vasilis Kegéroglu. "No queremos crear una generación de asistidos de por vida", añade.
Las consecuencias de los cuatro últimos años de la crisis en las condiciones de vida de los hogares han sido gravísimas. Según un estudio de Elstat, el 20,3% de la población no puede alimentarse de modo adecuado, está en dificultad de pagar sus facturas y carece de bienes básicos como lavadoras, televisores teléfono o coche. En 2010, el porcentaje de la población en estas condiciones era del 11,6%.