La dimisión de dos ministras complica la legislatura de Shinzo Abe en Japón
- Las titulares de Economía y Justicia están acusadas de fraudes
- Recién nombrada, la primera era la figura más prometedora del PLD
- Es un duro golpe para los objetivos de género del primer ministro
La dimisión presentada por las titulares niponas de Economía y Justicia --recientes apuestas personales del primer ministro, Shinzo Abe-- supone un duro golpe para su Gobierno y para su meta de potenciar el rol de la mujer en Japón.
Las hasta ahora responsables de Justicia, Midori Matsushima, y de Economía, Comercio e Industria, Yuko Obuchi, han presentado sus cartas de renuncia con apenas unas horas de diferencia, presionadas por la oposición por supuesta corrupción y financiación ilegal.
La primera de ellas es sospechosa de haber distribuido regalos a los electores, algo prohibido por ley en Japón, y la segunda de haber financiado, a través de grupos de apoyo, viajes para los mismos y malversado fondos públicos para comprar productos y contratar servicios de empresas de familiares. En su caso estas irregularidades se valoran en algo más de 200.000 euros.
"Empezar de cero"
"Quiero empezar de cero como política y recuperar la confianza de todos los ciudadanos. Les pido disculpas a todos ellos. Voy a analizar a fondo el supuesto uso de estos fondos", ha dicho la exresponsable de Economía en rueda de prensa tras presentar la dimisión.
Matsushima, por su parte, se disculpó por perjudicar al actual Gobierno y defendió que los regalos repartidos (unos abanicos) son productos de "usar y tirar" y, en realidad, no violan la legalidad. Ambas han anunciado su decisión de conservar sus escaños mientras se aclara su situación.
Varios analistas locales han subrayado la relativa poca gravedad de los supuestos delitos comparados con los abusos de anteriores administraciones en Japón.
En cualquier caso, la renuncia de ambas supone seguramente el golpe más duro recibido hasta ahora por el Gabinete de Abe desde que éste accediera al poder en 2012 al frente del Partido Liberal Democrático, el partido conservador que ha gobernado gran parte de la historia reciente del país.
Especialmente contundente es la dimisión de Obuchi, hija menor del ex primer ministro Keizo Obuchi y que a sus 40 años se había convertido en el nombramiento estrella del remozado gabinete, al obtener un puesto desde el cual debía lograr la reapertura de centrales nucleares en el país tras el accidente de la planta de Fukushima, en 2011.
Al margen de haberse convertido en la persona más joven en acceder a un cargo de ministro en Japón desde el final de la II Guerra Mundial, Obuchi era considerada por la mayoría de expertos la mujer mejor posicionada para convertirse en la primera jefa de Gobierno de Japón en el futuro.
Quedan cuatro ministras
Su nombramiento y el de Matsushima, de 58 años, se anunciaron hace solo un mes y medio junto con los de otras tres ministras, lo que dejó en cinco el número de carteras en manos de mujeres, una cifra que no se veía en Japón desde hacía más de diez años.
La decisión, que pretendía servir para revitalizar la actual administración después de una polémica reinterpretación de la Constitución pacifista del país y una criticada subida del IVA respondía al plan de Abe de aumentar la proporción de mujeres con cargos de responsabilidad hasta el 30% para el año 2020.
El primer ministro ha designado este mismo lunes a sus sustitutos.
Para ocupar la cartera de Economía ha optado por Yoichi Miyazawa, de 64 años, sobrino del ex primer ministro Kiichi Miyazawa (que gobernó entre 1991 y 1993) y quien anteriormente fue viceministro en la Oficina del Gabinete.
Para Justicia ha eligido a Yoko Kamikawa, de 61 años, a la que Abe ya nombró ministra de Estado a cargo de la menguante tasa de natalidad en Japón durante su primer mandato como jefe de Gobierno entre 2006 y 2007.
Las dimisiones de hoy llegan, además, en un momento en el que otros dos de sus últimos nombramientos femeninos encaran duras críticas.
Se trata de Sanae Takaichi y Eriko Yamatani, titular de Interior y ministra encargada de resolver el secuestro de ciudadanos nipones por Corea del Norte, respectivamente, censuradas públicamente tras aparecer en fotos con el líder de un grupo racista de ultraderecha.