Antón García Abril: "El cine me dejó, no sé muy bien por qué"
- El compositor ha recibido la Medalla de Oro 2014 de la Academia de Cine
- Entre sus bandas sonoras destacan Los Santos Inocentes y El crimen de Cuenca
Autor de más de 200 bandas sonoras para el cine -aunque siempre se le recordará por la música de cabecera del programa El hombre y la tierra-, Antón García Abril (Teruel, 1933) ha recibid la Medalla de Oro 2014 de la Academia de Cine por una labor que abandonó hace más de 20 años.
"El cine me dejó a mi, no sé muy bien por qué", confesó hoy el músico aragonés en un encuentro con periodistas en el que el presidente de la Academia, Enrique González Macho, le hizo una entrega simbólica de la medalla, previa a la ceremonia íntima que tendrá lugar esta noche.
"Pensaba que mi obra se había olvidado, así que siento una emoción y una alegría muy profundas", agregó el autor, considerado uno de los grandes maestros de la música clásica contemporánea española por su obra sinfónica, orquestal y de cámara, que nunca ha abandonado.
García Abril alabó hoy "la sensibilidad extraordinaria" de cineastas como Mario Camus o Pilar Miró, para quienes compuso, en la década de los ochenta, algunas de sus bandas sonoras más destacadas: Los Santos Inocentes y La Colmena, El crimen de Cuenca y Gary Cooper que estás en los cielos.
También mencionó a Antonio Isasi-Isasmendi, para quien elaboró el que considera su encargo más difícil, la música de El Perro (1979). "El protagonista era un dictador a quien se identificaba como un perro y había que sustituir su voz por música. Fue algo muy complicado técnicamente", explicó.
Antes de todo eso, en la década de los sesenta, la más prolífica de su trayectoria cinematográfica, García Abril compuso la banda sonora de infinidad de comedias comerciales para José María Forqué, Mariano Ozores y, sobre todo, Pedro Lazaga, con quien trabajó en más de 70 películas como Las muchachas de azul, Los tramposos o Sor Citroen.
"La monja me persigue", señaló con humor ante las preguntas de los periodistas sobre esa etapa en la que explotó con éxito el célebre y desenfadado estilo "dabadaba". Luego añadió: "Como buen aragonés sé lo que hago y de dónde vengo, y no reniego de nada".
Su relación con la televisión también ha sido muy fructífera. García Abril rememoró con cariño los ocho años que dedicó a la serie documental de Félix Rodríguez de la Fuente El hombre y la tierra. No solo compuso la música de cabecera sino la de toda la serie.
"Era poner música a personajes vivientes que entendí que había que tratar como si fuesen humanos. Yo no conocía hasta ese momento nada que me pudiese servir como modelo, así que fue un auténtico aprendizaje", contó.
En cuanto a la ficción televisiva, García Abril musicó la primera serie de TVE, Los Camioneros, y otras posteriores como Fortunata y Jacinta, Anillos de Oro o Segunda Enseñanza.
"Soy un todoterreno. He hecho cine, televisión, música sinfónica, ópera", enumeró, "y siempre me encuentro mejor con la obra que estoy haciendo, no importa si es una ópera como Divinas Palabras o una banda sonora de cine".
Hay quien dice que la buena música en el cine es aquella que no se nota, pero García Abril no está del todo de acuerdo con la máxima.
"Claro que se nota. La música produce emociones sin que el espectador se dé cuenta de lo que le ocurre", dijo. "Ahora bien, entiendo que lo que se quiere decir es que no puede llamar la atención de manera que se despegue de la imagen".
"La buena música de cine tiene que convertirse en imagen y la imagen en música, no pueden sobrevivir bien la una sin la otra", resumió.