Dimite el gobernador del estado mexicano de Guerrero por la desaparición de los 43 estudiantes
- Es el primer político que dimite por el suceso
- Encuentran nuevas fosas con restos humanos
- Intelectuales advierten del peligro de estallido social
El gobernador del estado mexicano de Guerrero, Ángel Aguirre, dimitió este jueves ante las protestas por la desaparición de 43 estudiantes y la muerte de seis personas en la ciudad de Iguala. Se trata del primer responsable político que cae por los sucesos que han conmocionado al país.
En un mensaje a los medios en la capital estatal, Chilpancingo, Aguirre, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), dijo que presentaba su dimisión para "favorecer a un clima político" que permita resolver la crisis.
"La prioridad debe de ser continuar con la búsqueda de los jóvenes desaparecidos y garantizar que los responsables de estas graves violaciones de los derechos humanos sean castigados", añadió Aguirre.
El Congreso deberá elegir a la persona que continuará al frente del Gobierno de Guerrero hasta que concluya su mandato en 2015.
Su salida del poder era una de las principales demandas de los familiares de los 43 alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa que desaparecieron el 26 de septiembre en Iguala y de sus compañeros, que han protagonizado numerosas protestas para exigir el regreso a casa de los jóvenes.
En los últimos días las movilizaciones, en las que también participan miles de maestros, se han radicalizado con ataques a las oficinas del Gobierno estatal, del Congreso, de las instalaciones del PRD y de las alcaldías de Chilpancingo e Iguala.
El miércoles se conoció además que el alcalde de Iguala, José Luis Abarca, también del PRD, fue quien ordenó el ataque contra los estudiantes en colaboración con el narco, según la Fiscalía. Abarca y su esposa continúan en paradero desconocido.
Encuentran nuevas fosas
De momento no se ha logrado localizar a los estudiantes desaparecidos o sus cuerpos, pese a que en la operación de búsqueda han aparecido varias fosas clandestinas con cadáveres cerca de Iguala. El ADN, no obstante, indica que no pertenecen a los estudiantes.
El jueves, un "grupo de autodefensa" (ciudadanos armados) halló otras seis de estas fosas con restos humanos en un paraje denominado Monte Hored, según ha informado a Efe una fuente de esa organización.
El portavoz de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), el abogado Manuel Vázquez Quintero, explicó a Efe que en cinco de las fosas se encontraron restos humanos, mientras que la sexta "era nueva y se veía que estaba lista para usarse".
"Gracias a la información de inteligencia comunitaria, la colaboración y participación de la ciudadanía de ese lugar y nosotros, incluyendo autoridades municipales, todos, acudimos a esa zona pues vecinos de ahí dijeron que habían escuchado ruidos por esa parte", dijo vía telefónica.
Vázquez comentó que en esa zona, situada a kilómetro y medio del sitio donde se encontraron otras cuatro fosas el pasado 16 de octubre, es un área boscosa por lo que tardaron en localizarla unas cuatro horas.
"Se encontró cabello, restos humanos aún con carne ya despegada, mientras que en sus alrededores hallamos ropa con sangre, uniformes cómo de escuela de secundaria, zapatos, cobijas y hasta botellas vacías de cerveza", añadió. Todos los indicios fueron dados a conocer a las autoridades federales y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Monte Hored es una zona al norte de Iguala y es una más inseguras del municipio, según sus habitantes.
Emergencia social
La desaparición de los 43 estudiantes es la mayor crisis interna a la que se enfrenta el gobierno de Enrique Peña Nieto. Varios intelectuales mexicanos han advertido incluso que podría provocar un estallido social.
"Estamos ante una emergencia nacional y ante un estallido social. Estamos en una situación muy delicada y peligrosa", ha declarado la escritora Elena Poniatowska, en declaraciones recogidas por Efe.
Otro escritor, Pacto Ignacio Taibo II, recordaba que a los alumnos de las escuelas normales (magisterio) se les considera habitualmente como "revoltosos" y "campesinos buenos para nada".
"En el México donde la narcopolítica es un imperativo que aparece por todos lados, no se puede uno sorprender de que pasen las cosas que pasan", aseguró el escritor.