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Análisis

La desafección política y el ultranacionalismo amenazan la estabilidad del Parlamento ucraniano

  • Expertos señalan la similitud con los "gobiernos naranja" de 2004
  • Los resultados alejan la posibilidad de un pacto con los secesionistas
  • La situación social y económica anima nuevas protestas

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Residentes de la aldea de HOrodyshche, en Ucrania, votan en las elecciones legislativas
Residentes de la aldea de HOrodyshche, en Ucrania, votan en las elecciones legislativas

El resultado de las elecciones legislativas de Ucrania, celebradas el pasado domingo, han sido saludado por los medios de comunicación y las cancillerías occidentales como un paso más en el acercamiento del país a Europa, y un alejamiento de la órbita rusa.

Los dos partidos más votados, el Frente Popular del primer ministro Arseny Yatseniuk y el Bloque que apoya al presidente Petró Poroshenko, comparten un programa similar tanto en lo económico como en relación con el conflicto armado abierto en el este. Incluso Rusia espera que una mayoría cercana a los dirigentes que pactaron el alto el fuego en Minsk ofrezca una oportunidad a la paz.

Sin embargo, un examen más pormenorizado de los resultados (aún parciales) permite análisis menos halagüeños, según dos expertos consultados por RTVE.es: Javier Morales, profesor de la Relaciones Internacionales en la Universidad Europea de Madrid (UEM) y Rubén Ruiz, profesor de la UNED y experto en Ucrania. Ambos creen que la desafección ciudadana, la entrada de elementos de los llamados "oligarcas" y de la extrema derecha y las rencillas entre personalidades políticas pueden traducirse en inestabilidad en el Parlamento de Kiev.

Reedición del gobierno "naranja" de 2004

No será la primera vez que la nueva Rada Suprema o Parlamento tenga una mayoría pro-europea o, en cualquier caso, contraria a la influencia rusa. Ya ocurrió en 2004, después de la llamada Revolución Naranja: durante cinco años, el tándem formado por el presidente Víktor Yushenko y la primera ministra Yulia Tymoshenko gobernó frente a Moscú. El periodo terminó en 2010 con la decepción de los electores y la elección, precisamente, de Víktor Yanukóvich.

La historia puede repetirse. "Los dos partidos [el de Yatseniuk y el de Poroshenko] tienen una ideología idénticia de centro-derecha, nacionalista moderado, neoliberal en lo económico y hostil a Rusia. Pero la política ucraniana se basa mucho en conflictos entre personalidades", advierte Javier Morales. "Las fricciones entre ambos pueden dar lugar a la división de este bloque".

La aritmética parlamentaria se puede ver alterada, además, por el transfuguismo de empresarios que han obtenido su acta de diputado en los distritos, donde la elección es unipersonal (la mitad de los 450 escaños de la Rada se eligen por este sistema, aunque debido a la guerra solo se ocuparán 199).

"Estos empresarios sirven a sus intereses particulares y se decantan por una fuerza política u otra según lo que les ofrecen", asegura Ruiz, quien señala que esta es una práctica tradicional en la política ucraniana.

La extrema derecha entra por la puerta de atrás

Las elecciones por distrito van a ser también la puerta de entrada para los ultranacionalistas después de que su principal formación, el partido Svoboda, no haya logrado el 5% mínimo para la representación proporcional.

Algunos de los candidatos más agresivos con Rusia provienen de los batallones paramilitares que combaten a los separatistas del Donbass, como Vadym Troyan que se ha presentado a las elecciones bajo las siglas del Frente Popular de Yatseniuk. Troyan pertenece al batallón Azov, un grupo armado que se ha hecho famoso por usar símbolos neonazis. Dmitro Yarosh, del Sector de Derecha, también ha obtenido acta de diputado.

"Los grandes partidos han incorporado a su discurso elementos del nacionalismo más radical"

"Los grandes partidos han incorporado a su discurso elementos que antes eran del nacionalismo más radical y que ahora se han vuelto normales", explica el profesor de la UEM. "Saben que su rival ahora ya no es el Partido de las Regiones [la formación de Yanukóvich] sino los partidos de extrema derecha, por lo que han radicalizado sus mensajes", añade.

Morales incluye al Partido Radical de Oleh Lyashkó (quinta fuerza parlamentaria) entre estos partidos con un discurso nacionalista más radical. Lyashkó se ha hecho famoso por los vídeos, que luego cuelga en internet, de redadas contra supuestos "colaboradores" de Rusia que lleva a cabo con su propio grupo paramilitar.

El este se aleja

La oposición está en la derecha nacionalista porque el Partido de las Regiones, que representaba a los rusoparlamentes del este y sureste, ha desaparecido. Su lugar lo ocupa el Bloque de Oposición, que cosecha sus votos (casi un 10%, según el recuento parcial) entre los mismos sectores, pero que tendrá muy difícil influir en la política de la Rada. El cisma entre nacionalistas ucranianos y rusoparlantes partidarios del acercamiento a Moscú puede ampliarse.

"Para debilitar al separatismo, si es que aún es posible, sería necesaria una opción sólida que contara con ese partido", considera Javier Morales. "Hay riesgo de que la población del Donbass no se vea representada, se automargine y se agrave la fractura", subraya.

Para Rubén Ruiz, las elecciones no tendrán ningún impacto sobre el control que los prorrusos ejercen en las zonas que controlan. "Ya no están negociando la federalización, sino la escisión de esos territorios. Salvo que sean conquistados militarmente por Ucrania, lo que no parece probable".

Los líderes de las autoproclamadas "repúblicas populares" de Donetsk y Lugansk han convocado ya sus propias elecciones para el 2 de noviembre. Rusia ha anunciado que las reconocerá.

El Maidán no está muerto

Como era de prever, la participación ha sido muy baja (por debajo del 50%) en los distritos de las zonas de guerra en los que se han podido colocar las urnas. Pero es que esa ha sido la tónica en todo el país: la participación general ha sido de un 52,42%, la más baja de la historia de Ucrania.

"El conjunto de los partidos políticos tiene una escasa credibilidad entre la ciudadanía", afirma el profesor de la UNED.

Ruiz señala la situación económica y social como una de las causas de esta desafección a los políticos aun en tiempo de emergencia nacional. "La realidad política y económica ha ido a peor en el último año, lo que es normal en una situación de guerra, pero también por las políticas económicas pedidas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el acuerdo de asociación".

La subida de los precios de la calefacción de los hogares; la despedida masiva de funcionarios; el recorte de las pensiones o la depreciación de la moneda, con el consiguiente aumento del coste de los productos de primera necesidad, han provocado numerosas protestas sociales que recoge la prensa local pero que no trascienden a los medios internacionales, según el profesor de la UNED. "La situación económica en su conjunto, no solo en las zonas de guerra, es dramática".

Una parte de ese descontento se ha encauzado hacia la formación Autoayuda, que ha quedado en tercer lugar en las elecciones. Sus líderes políticos, algunos salidos de las mismas protestas del Maidán, mezclan reivindicaciones sociales y denuncia de la corrupción con un discurso nacionalista.

Javier Morales cree que el impacto de las reformas económicas, impuestas por la dependencia del exterior, restará apoyos a los partidos mayoritarios e impulsará a los herederos de la revuelta de noviembre que acabó con Yanukóvich.

"El Maidán no está muerto - advierte el profesor de la UEM - Ese sentimiento popular de desconfianza con la clase política y de movilización fuera de las instituciones está ahí. La política no se va a hacer solo en la Rada. El poder también se tiene en la calle".