Serrat: "No me siento rehén de mis canciones"
- Presenta Antología desordenada para celebrar medio siglo de carrera
- 50 canciones grabadas "con mi voz de ahora", que incluyen 31 duetos
En un mundo de egos hipertrofiados como es el del éxito, Joan Manuel Serrat ha atravesado el tiempo preservando su libertad y respetando la de los demás. Desde que en 1964 formara un grupo con tres compañeros de universidad, Serrat cumple medio siglo sobre los escenarios y se ve "satisfecho por haber tenido energía para llegar hasta aquí, y con ilusión para seguir adelante", componiendo canciones con capacidad de "conmoción", explica a RTVE.es, que es la cualidad que toda buena canción debe tener.
El cantautor ha presentado este martes en la Casa de América en Madrid Antología desordenada, el trabajo con el que celebra estos 50 años de vida musical. Se trata de un cuádruple CD con el mismo número de canciones, 50, "que he elegido por ellas mismas, de forma personal y desordenada (...) un trabajo hecho entre artistas en el que apenas ha habido intervención ajena", ha explicado el cantante haciendo hincapié en el carácter personal de esta compilación.
Serrat ha asegurado que "no es una recopilación, sino una puesta al día, vueltas a grabar con mi voz de ahora". Estamos pues ante un disco genuino, interpretado por el Serrat de hoy, cinco décadas después, que contiene 31 duetos con artistas entre los que se cuenta Pablo Alborán "un compositor brillante, muy generoso en la colaboración" con quien ha interpretado Paraules d'amor, un tema en catalán, aunque "no es su idioma natural", También Les Luthiers que "han tenido que grabar por separado, desde Argentina" y que han participado vistiendo con su particular estilo Las malas compañías, "haciendo una canción como Les Luthiers", admitía divertido el músico.
50 títulos sinceros pues, según el artista "nunca comparto una historia con alguien con quien no sienta afecto o simpatía". Grabados nuevamente para ganar en sustancia; "la segunda vez suele ser mejor", ha reconocido.
Respeto, autonomía, música y un taburete
Artista comprometido con su tiempo, en 1968 no pudo participar en Eurovisión tras insistir en interpretar en catalán la canción que finalmente resultaría ganadora, La, la, la. Sus manifestaciones sobre los últimos fusilamientos firmados por Franco le obligaron a exiliarse, y la proyección de su obra hizo que se le prohibiera la entrada en la Argentina y el Chile de las dictaduras.
Un ejercicio de autonomía que ha defendido cuando, a preguntas de los periodistas, se ha referido a Joaquín Sabina y sus opiniones sobre la formación "Podemos". Serrat ha citado al respecto y con ironía la recomendación de "que se dedique a hacer canciones y no se meta en política", que era "la respuesta que daba Franco", y consejo que Joan Manuel nunca siguió. Sabina, antiguo compañero de correrías, también es partenair en este trabajo con la canción Me gusta todo de ti.
Serrat ha recordado su primera actuación en Madrid, "en el programa de Tomás Martín Blanco, en lo que luego serían los 40 principales", un paso que "me abrió mucho el camino para hacer otras cosas". También ha evocado los años 60 como un tiempo "muy prolífico de gente que escribía canciones y las cantaba".
Canciones que hoy ya son parte de la memoria colectiva y que Serrat ha disfrutado en estas sesiones en las que "he tenido preferencias en las colaboraciones pero por respeto no las diré". El compositor catalán, autor de textos que han sido letra en la vida de muchos, reconoce que "no sabría decir cual es mi mejor canción", y que tiene "en mucha estima" sus temas más populares "porque me han permitido avanzar en este oficio y escribir otros menos populares".
Serrat sigue caminando, con gira americana por delante, con amplitud de miras y libertad, confesando que "no me siento rehén de mis canciones". 50 años de talento que aún siguen dando de si: "A mí me gusta mucho que la gente cante mis canciones y que las canten mis compañeros de oficio me gusta más".
Por cierto, el cantante atendió a la prensa sentado en un peculiar taburete. No sabemos si se trata del mismo que en los 70 convirtió en compañero de comparecencias tras adoptarlo al fin de una velada en Bocaccio, pero, sinceramente, se le parece bastante.