Obama vuelve a pedir la 'neutralidad de la red' para Internet
- Plantea que se reclasifique el 'negociado' de los proveedores de acceso
- Puntos básicos: no a los bloqueos, discriminación de velocidad y transparencia
- Equivaldría a equiparar el derecho a Internet con el de la telefonía, la radio o la televisión
Barack Obama ha publicado en una carta abierta titulada My Plan for a Free and Open Internet (Mi plan para una internet libre y abierta) el resumen de su punto de vista sobre la neutralidad de la Red.
Es algo que involucra en Estados Unidos a todas las compañías de telecomunicaciones, a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) y finalmente a todos los usuarios de estos servicios, que hoy en día es prácticamente lo mismo que decir 'a todo el mundo'.
Y es que durante los últimos años la neutralidad de la Red ha sufrido todo tipo de tiras y aflojas. Este concepto se suele simplificar y resumir en una frase: 'Todos los bits han de ser tratados por igual'.
En otras palabras: la información que circula por la red debe tratarse en igualdad sin diferencia de qué contenga, qué aplicación se esté utilizando o cuál sea su destino. Los usuarios deben poder utilizar cualquier protocolo técnico sin que sus transmisiones puedan ser filtradas, bloqueadas, o el acceso restringido de algún modo más allá de lo técnicamente obligatorio.
FCC: un organismo que decide las reglas
Debido a que la FCC es un organismo completamente independiente puede decidir qué reglas aplica a según qué compañías respecto al uso de las frecuencias de comunicación asignadas, los servicios básicos reconocidos o la forma de garantizar su calidad y universalidad.
En diversos casos en los que se ha visto involucrada a veces los tribunales le han dado la razón, otras veces no.
Una sentencia que benefició a la operadora Verizon, por ejemplo, permitía al gigante de las telecomunicaciones comercializar el acceso de banda ancha según diferentes tarifas y le permitía bloquear contenidos aplicaciones y servicios más allá de lo técnicamente necesario.
Esto abría una peligrosa puerta a escenarios en los que diversos proveedores empaquetaran conexión y contenidos, velocidad y calidad dependiendo no solo del gusto del cliente, sino de qué otras empresas presentes en internet pagaran más.
Quizá YouTube, Apple o Netflix pudieran o quisieran pagar por que la gente accediera mejor a ellas (o no), pero esto desemboca en una Internet que no ofrece iguales oportunidades a todas las empresas y en general beneficia solo a las grandes corporaciones. En el peor escenario, también abría la puerta directamente a que fuera posible el bloqueo de ciertos servicios por cuestiones de competencia de mercado o puramente ideológicas.
Obama reconoce que tal vez la forma en que se ha planteado hasta ahora el problema era incorrecta, y urge a que se reconsidere, replanteando la cuestión en términos de sentido común y objetivos sencillos. Entre ellos estarían:
- No a los bloqueos. Siempre que un contenido sea legal se debería poder acceder a él; no debería poderse bloquear a ciertos proveedores solo por razones comerciales (por ejemplo, bloquear un videoclub porque el proveedor prefiere ofertar únicamente el suyo propio).
No a las variaciones de velocidad. Aunque la gente pueda pagar más por ir más rápido, los proveedores de acceso no deberían penalizar ciertos tipos de contenidos o servicios, que siempre deberían servirse (por ejemplo, hacer que funcione lenta la descarga de ficheros de la 'nube' excepto si se usa la nube del propio proveedor).
- Esto también incluye el concepto de 'no priorizar', donde aparte de las obviedades técnicas (como que ciertos paquetes tienen prioridad por su carácter urgente o de necesidades de conexión, igual que una ambulancia con luces de emergencia) la norma debería ser que no se puede priorizar un contenido simplemente porque una empresa presente en Internet no pague una tarifa extra. El objetivo es dar las mismas posibilidades a todos los 'jugadores', grandes y pequeños.
- Más transparencia. Este punto se refiere a hacer pública más información y auditorías sobre lo que sucede técnicamente dentro de los proveedores de acceso, no simplemente en el punto de conexión de los hogares de los usuarios.
Pero la petición final de Obama es la clave: hasta ahora los servicios de Internet estaban considerados como algo especial dentro de otros más generales.
Lo que está solicitando abiertamente el presidente de los Estados Unidos a los reguladores es que por normativa se considere el servicio de banda ancha -incluyendo la telefonía móvil de última generación y alta velocidad- dentro del Título II del Acta de Telecomunicaciones.
Esto equivale a considerar Internet un servicio tan básico como la propia telefonía de voz, la radio o la televisión: un servicio universal, donde todas las empresas puedan competir en igualdad y cuyo acceso forme parte de los derechos de todos los usuarios.