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Los rumanos eligen presidente entre el socialdemócrata Ponta y el liberal Iohannis

  • Ponta, actual primer ministro, se perfila como nuevo jefe de Estado
  • Son las séptimas elecciones desde la caída del comunismo

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Un sacerdote ortodoxo sale de una cabina de votación en Bucarest.

Los colegios electorales abrieron sus puertas este domingo en Rumanía para que más de 18 millones de rumanos ejerzan su derecho a voto en la segunda y definitiva vuelta de las elecciones presidenciales.

En esta recta final hacia la presidencia compiten frente a frente Klaus Iohannis, candidato liberal, y el actual primer ministro, el socialdemócrata Victor Ponta, quien se perfila como nuevo jefe de Estado para los próximos cinco años con una ventaja de entre 8 y 10 puntos en los sondeos.

Los 18.550 colegios electorales permanecerán abiertos desde las 07.00 horas hasta las 21.00 horas (una hora menos en la Península Ibérica).

La mayor expectación se centra hoy en los 294 colegios electorales del extranjero, en espera de que no se repitan los problemas de la primera ronda, cuando miles de rumanos residentes en Europa se quedaron sin poder votar debido a la dificultades de los centros abiertos para acoger a los votantes.

A raíz de este escándalo, el titular de Exteriores, Titus Corlatean, presentó su dimisión en un intento de calmar las manifestaciones que, tanto en el país como en el extranjero, pedían responsabilidades a Ponta.

En la noche del pasado viernes, miles de ciudadanos volvieron a salir a la calle para exigir el voto "libre" y la dimisión del primer ministro en solidaridad con la diáspora, que se estima es de unos 3,5 millones de personas.

Economía en crecimiento

Ponta aprovechó el cierre de campaña para presentar el dato de crecimiento de la economía rumana del 3,1% durante los últimos nueve meses de su Gobierno, un anuncio que podría afianzar aún más su victoria, después de que Rumanía entrara en recesión en 2009.

Por su parte, Iohannis acusó al socialdemócrata de querer beneficiar a sus amistades con la aprobación de una ley de amnistía que podría librarles de rendir cuentas ante la justicia.

Con estas elecciones, las séptimas desde la caída del régimen comunista en 1989, se cerrarán varios años convulsos en los que la política rumana vivió un ambiente de fuerte crispación por las diatribas lanzadas entre la presidencia de Traian Basescu y el gobierno de Ponta, lo que generó inquietud en el seno de la Unión Europea.