Sevilla dice adiós a la duquesa de Alba en un multitudinario funeral: "Fue noble de corazón"
- La catedral de Sevilla ha acogido este viernes el funeral por la duquesa
- Miles de personas han pasado por la capilla ardiente en el Ayuntamiento
- Parte de sus cenizas reposan en la capilla de los Gitanos de Sevilla
Enlaces relacionados
Miles de personas han despedido a la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, fallecida en su residencia del Palacio de Dueñas a los 88 años, en el funeral celebrado en su memoria en la Catedral de Sevilla. Tras la ceremonia religiosa, los restos han sido incinerados en el cementerio de San Fernando y parte de sus cenizas reposan ya en la capilla de los Gitanos.
El funeral ha sido celebrado en el Altar del Jubileo y presidido por el cardenal y arzobispo emérito Carlos Amigo Vallejo, amigo de la difunta duquesa. Al acto religioso ha acudido la infanta Elena en representación del rey, y el ministro de Defensa, Pedro Morenés, por parte del Ejecutivo.
Más de 4.000 personas han abarrotado la catedral sevillana en la que se encontraban los seis hijos de la aristócrata y su esposo, Alfonso Díez, todos de riguroso luto, que de esta forma han querido dar el último adiós a la duquesa.
El cardenal Carlos Amigo Vallejo ha definido a Cayetana de Alba en su homilía como "una noble por herencia y noble, muy noble, de corazón".
Según ha dicho tras la lectura de una carta del Apóstol San Pablo, doña Cayetana podrá disfrutar ahora "de la eterna libertad de Dios" y de una "vida llena de nobleza y bondad", por lo que ha pedido al Señor que la acoja tras haber sido una persona "generosa y al servicio de los más necesitados".
“Una duquesa noble de corazón“
"Sabía muy bien, qué elegancia, que de los pobres no se presume sino se les sirve y se les presta", ha ensalzado Amigo Vallejo, quien ha considerado que la duquesa, de "profundas convicciones cristianas", se va "en paz".
Entre los asistentes a la ceremonia han estado el presidente del Senado, Pío García Escudero; la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, y el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido.
El último adiós a la duquesa de Alba
El féretro de la aristócrata, rodeado por cuatro blasones blancos y un gran cirio pascual en el altar presidido por una imagen de la Virgen de la Granada, ha hecho su entrada en el templo portado por sus nietos mientras sonaban los acordes interpretados por la coral polifónica acompañada por el organista de la catedral.
El cortejo fúnebre había partido entre aplausos desde el Ayuntamiento de Sevilla donde se había instalado la capilla ardiente, por la que han pasado entre este jueves y viernes más de 80.000 ciudadanos para mostrar sus condolencias.
El féretro ha sido portado en un coche fúnerario con una gran corona de flores del marido de la duquesa, y detrás han ido a pie los familiares, autoridades y amigos de la fallecida.
Sus restos reposan en el Cristo de los Gitanos
Tras la ceremonia religiosa en la catedral, los restos de Cayetana de Alba han sido incinerados en el cementerio de San Fernando y una parte de sus cenizas se ha trasladado a la iglesia del Cristo de los Gitanos, donde sus restos reposan, en una capilla dedicada a la duquesa que podrá ser visitada por el público.
En la lápida puede leerse: "Aquí reposan las cenizas de nuestra hermana, doña Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva, duquesa de Alba. Camarera de honor de María Santísima de las Angustias, medalla de oro, y gran benefactora de esta Hermandad de los Gitanos, gracias a cuya contribución y ayuda fue posible la reconstrucción de este Santuario. Estará por siempre en la memoria de nuestra hermandad. 1926-2014".
Ha sido Cayetano Martinez de Irujo el hijo encargado de portar dentro del templo la urna con las cenizas, y, antes de depositarla él mismo en la hornacina, todos los familiares la han besado.
A continuación la ha colocado en su lugar y unos operarios han fijado la lápida de mármol, momento que ha provocado que se desborde la emoción de la mayoría de los asistentes.
La otra parte de las cenizas será trasladada al panteón familiar que la Casa de Alba tiene en el convento de las Madres Dominicas en Loeches (Madrid), donde están enterrados los dos primeros maridos de la duquesa, así como sus antepasados.