El general liberado por las FARC pide la baja del Ejército ante la polémica por su secuestro
- Lo hace "por amor y respeto" a la institución militar colombiana
- Las dudas sobre la situación del secuestro ensombrecen el diálogo
- Santos ha enviado una delegación a Cuba para retomar los contactos
- Las FARC instan a "recomponer las reglas" y no descarta un armisticio
El general colombiano Rubén Darío Alzate, liberado el domingo por las FARC tras un secuestro de 14 días, ha pedido su baja del Ejército y ha revelado que durante su cautiverio fue esposado y amenazado por la guerrilla en medio de las dudas sobre la situación de su secuestro.
"Por el amor y respeto a nuestra institución militar, que por este hecho se ha visto afectada, he solicitado al Gobierno Nacional mi retiro del servicio activo", ha dicho el oficial en su primera aparición ante la prensa en el Hospital Militar Central de Bogotá, vestido con el uniforme de gala y acompañado de su esposa Claudia Farfán, en la que también ha explicado el motivo de su viaje.
La petición, que ha sido aceptada por el presidente Juan Manuel Santos con especial hincapié en su retirada "como un buen militar", se ha producido el mismo día que el Gobierno de Colombia se ha movilizado para salvar las negociaciones de paz con las FARC. Unas negociaciones que la guerrilla considera rotas de manera unilateral y para las que pide unas nuevas reglas entre las que no descarta un alto el fuego.
El Ejecutivo ha enviado una reducida delegación a Cuba, integrada por el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle; el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, y dos generales retirados que ya han ejercido de negociadores con la guerrilla, Jorge Humberto Mora (del Ejército) y Óscar Naranjo (de la Policía), para retomar los diálogos con el grupo subversivo, que en sus dos años de vida han conseguido hasta un 70% de los objetivos establecidos por las partes
Alzate viajó a la selva con "afán de servicio"
En su primera aparición ante la prensa, Alzate también ha explicado las circunstancias que lo llevaron a adentrarse desprotegido en una zona donde las FARC son especialmente fuertes. El general ha dicho que decidió ir a Las Mercedes como parte de su "aproximación" a la comunidad para la implementación de un programa de desarrollo económico mediante la instalación de generadores de energía en ese deprimido departamento, uno de los más pobres de Colombia.
"Procedí a visitar el corregimiento de Las Mercedes adoptando unas medidas de seguridad que incluían desinformación de mi ruta y destino final, el no acompañamiento de mi anillo de seguridad y el manejo de un bajo perfil, razón por la que iba vestido de civil y sin armamento", ha explicado al reconocer que su "afán de servicio" lo llevó "a no aplicar los procedimientos que en materia de seguridad debía adoptar".
Víctima de un "show mediático"
Las circunstancias en las que se produjeron tanto el secuestro como la liberación de Alzate han despertado todo tipo de conjeturas en Colombia, donde nadie se explica cómo es posible que un general a cargo de una unidad antiguerrilla pudiera adentrarse desprotegido en una zona donde las FARC son especialmente fuertes.
Además, las dudas sembradas durante las dos semanas de secuestro han florecido después de que la guerrilla haya publicado unas imágenes en las que se ve a Alzate en actitud distendida con miembros del grupo subversivo.
Fotografía publicada por las FARC del momento de la liberación de Alzte. AFP PHOTO / FARC-EP
En una de las polémicas fotografías, el general, que tiene a su cargo la unidad antiguerrilla Fuerza de Tarea de Conjunta Titán, posa junto a "Pastor Alape", negociador de las FARC en La Habana y líder del Bloque Iván Ríos, que le secuestró.
En referencia a estas imágenes, Alzate ha declarado que fue "forzado a tomar parte de un show mediático" que incluyó la realización de fotos y vídeos del día de su liberación.
Por su parte, el jefe de la negociación colombiana ha sido la única voz del Gobierno en pronunciarse sobre las instantáneas rechazando enérgicamente cualquier uso de las mismas por parte de las FARC. "Si las FARC pide trato digno, también tienen que brindar trato digno", ha destacado De la Calle.
"Pasar de la discusión a la acción"
En el plano diplomático, antes de partir de Bogotá, el jefe negociador del Gobierno ha dicho a los periodistas que viajan con la voluntad de pasar "de la discusión a la acción" y promover un "desescalamiento" del conflicto que pueda salvar el diálogo.
"(Hay que mostrar) hechos que les demuestren a los colombianos en el terreno que nos aproximamos al fin del conflicto. Hace meses que venimos discutiendo con las FARC medidas de desescalamiento. Es hora de pasar de la discusión a la acción", ha declarado.
Las FARC, abiertas a pactar un armisticio
Por contra, la delegación de paz de las FARC ha advertido de que Colombia no puede imponer la fecha de reinicio de las negociaciones de paz después de haberlas suspendido, ya que es necesario "recomponer las reglas" del proceso y ver la posibilidad de fijar las condiciones de un armisticio.
"No puede regresar como si nada hubiera ocurrido", señalan los negociadores de la guerrilla en un comunicado en el que acusa a Santos de romper esas reglas "averiando de paso el puente de confianza".
Sin embargo, la guerrilla afirma estar en "plena disposición de proceder en consecuencia", incluyendo la posibilidad de "blindar de manera definitiva las conversaciones pactando el armisticio".
La peor crisis del proceso de paz en Colombia
Los diálogos de paz se encuentran suspendidos desde la madrugada del pasado 17 de noviembre, horas después del secuestro de Alzate, y recibieron luz verde para continuar a última hora del domingo, cuando finalizó la jornada de liberación del general.
Sin embargo, retomar los diálogos costará algo más que volver a sentarse en la mesa, pues este episodio ha supuesto un punto de fractura tras el cual las negociaciones cambiarán.
"La mesa vivirá una especie de catarsis y deberá asumir unas reglas más sólidas", ha apuntoado en declaraciones a la agencia Efe el director del Centro de Pensamiento de la Universidad Nacional, Alejo Vargas, que acompaña de manera activa el desarrollo de las negociaciones.
Esos cambios se definirán tras la visita de De la Calle y sus acompañantes, pero mientras el Gobierno avanza en otro frente: explicar el secuestro del general para que la sociedad conozca el origen de la peor crisis que ha atravesado el proceso de paz.