Los acusados de Greenpeace de protestar en Cofrentes afirman que actuaron "individualmente"
- Empieza el juicio por la protesta en la central nuclear valenciana en 2011
- Los activistas están acusados de desórdenes públicos, lesiones y daño
Los 16 activistas de Greenpeace y un fotoperiodisa independiente acusados por una acción de protesta en la central nuclear de Cofrentes (Valencia) en 2011 han declarado en la primera sesión del juicio que se ha iniciado este jueves en la capital valenciana que actuaron de forma "individual" y que no siguieron instrucciones ni órdenes de ninguna organización.
Asimismo, han negado haber causado daños y han explicado que pretendían que se cerrara la instalación, que no se ampliara el plazo de explotación o que querían mostrar su rechazo a la energía nuclear.
Igualmente, han señalado que a la central accedieron más personas que las 17 que están sentados en el banquillo -16 de ellos activistas y un fotoperiodista-, una cifra de entre 40 y 60 manifestantes.
Todos ellos se enfrentan a dos años y ocho meses de prisión, y multas e indemnizaciones por 360.000 euros, acusados de varios delitos de desórdenes públicos, lesiones y daños por acceder en febrero de 2011 al recinto de la central nuclear de Cofrentes durante una protesta en contra de este tipo de energía.
La acusación la ejercen el Ministerio Fiscal, Iberdrola como empresa propietaria de la central nuclear y los guardias jurados del recinto presentes el 15 de febrero de 2011 en las instalaciones, fecha en la que se produjo la acción que finalizó con una pintada en una de las torres de refrigeración con el lema "Peligro nuclear".
Convocados con un SMS
Los acusados han coincidido en que acudieron al lugar convocados por un mensaje de texto (SMS) en sus teléfonos móviles, sin conocer quién la organizaba, a una protesta contra la energía nuclear, y no por el llamamiento de una organización en concreto.
Así, algunos de los acusados que han declarado en esta primera sesión han asegurado que no fueron citados por Greenpeace y que acudieron a la central desde distintos puntos de España solos o con otras personas que no conocían y que también secundaron esa convocatoria.
Han asegurado también que no encontraron ningún impedimento para acceder a las instalaciones, que entraron por los agujeros que había en las vallas, que decidieron hacer la acción de protesta por iniciativa propia y que su actuación fue fruto de la improvisación y no de un plan predeterminado.
Todos ellos han coincidido en apuntar que nadie les paró y que les resultó "fácil" acceder al recinto, hecho por el cual, algunos han mostrado su sorpresa. Asimismo, han aseverado que al llegar allí nadie les dio instrucciones ni órdenes de qué tenían que hacer y que no había nadie que organizara el acto.
Reivindican el carácter "pacifista" de su protesta
Sobre las denuncias de supuestas agresiones a varios vigilantes jurado de la central, han manifestado que en el momento de la acción, que comenzó sobre las 6.20 horas, "había mucha confusión" y "nerviosismo", tanto de los guardias como de los perros que estos llevaban y que "no atendían a las órdenes que se les daban".
Han reivindicado el carácter "pacifista" tanto de la acción como de su actitud durante la protesta, y que no hubo ningún enfrentamiento con los vigilantes ni con los trabajadores de la central que acudieron también al lugar.
Los activistas han negado también que las heridas denunciadas por uno de los vigilantes en el abdomen estuvieran provocadas por una radial, como afirma el denunciante, y han señalado que el hombre se lesionó "levemente", al parecer con una alambrada.
El abogado de la compañía, en las cuestiones previas al inicio del juicio, ha solicitado que se aceptara incorporar como prueba un vídeo del día de los hechos grabado por las cámaras de la central, que ha sido admitido por la juez.
La defensa de los acusados había pedido su retirada por considerar que era "inadmisible" que presentaran este documento unos días antes del inicio del juicio, así como la posible "manipulación de las imágenes" ya que han transcurrido tres años desde los hechos.