Miles de policías despiden a uno de los agentes asesinados en Nueva York
- Al acto ha acudido el vicepresidente estadounidense, Joe Biden
- Su asesino decía querer vengar las muertes de afroamericanos
Unos 25.000 policías se han congregado este sábado para despedir a Rafael Ramos, uno de los agentes asesinados hace una semana en Nueva York por un hombre que decía querer vengar las muertes de afroamericanos a manos de las fuerzas del orden.
Vestidos con sus uniformes de gala color azul, los agentes han seguido el funeral de su compañero en pantallas gigantes instaladas en el exterior de la iglesia, en la que se dieron cita numerosas autoridades encabezadas por el vicepresidente estadounidense, Joe Biden.
"Creo que hablo en nombre de toda la nación cuando digo que nuestros corazones duelen", ha apuntado Biden, quien ha trasladado sus condolencias a la familia de la víctima y a toda la Policía de Nueva York (NYPD), del que dijo que es "probablemente el mejor departamento de Policía del mundo".
Meses de tensión racial
La frase, que ha arrancado los aplausos del auditorio, llega después de meses de tensión en todo el país como consecuencia de las muertes de varios ciudadanos afroamericanos a manos de agentes, que desencadenaron fuertes protestas contra la violencia de los policías y su supuesto racismo.
Ramos y Liu fueron asesinados por una persona de raza negra, Ismaaiyl Brinsley, de 28 años, que se suicidó poco después de perpetrar el doble asesinato, en el distrito neoyorquino de Brooklyn. Brinsley, que padecía problemas mentales, actuó invocando el nombre de dos afroamericanos que murieron a manos de la Policía, uno de ellos Eric Garner, en Nueva York, en julio pasado, y el otro Michael Brown, en Ferguson (Misuri), en agosto.
Este sábado, Biden se ha mostrado convencido de que Nueva York guiará la reconciliación en el país, que ha visto reflotar las tensiones raciales del pasado. "Creo que esta gran fuerza de policía y esta ciudad increíblemente diversa demostrarán al país cómo superar cualquier división", ha apuntado el vicepresidente.
Tras él ha intervenido el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, y el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, que ha sido el blanco de las iras de los policías tras el asesinato de sus dos compañeros.
Críticas a las autoridades
Los sindicatos policiales critican a De Blasio por la comprensión que mostró ante las protestas organizadas a raíz de la decisión de un gran jurado de no presentar cargos contra el agente involucrado en la muerte de Eric Garner, que falleció en julio tras ser inmovilizado con una llave ilegal.
Una de las principales organizaciones policiales de la ciudad llegó a acusar al alcalde de tener "sangre en sus manos" y pudieron verse algunos carteles pidiendo su dimisión en el exterior de la iglesia de Queens donde se celebró el funeral.
Durante la intervención de De Blasio, parte de los agentes reunidos ante el templo se dieron la vuelta para mostrar su descontento, en un gesto similar al que varios policías le dedicaron hace una semana a su llegada al hospital donde reposaban los cuerpos de Ramos y Liu. En su discurso, De Blasio trasladó sus condolencias a las familias de las víctimas y a todo el Departamento de Policía de Nueva York, al que alabó por su labor.