'The imitation game', del genio de Alan Turing al de Benedict Cumberbatch
- Tiene ocho nominaciones al Oscar, incluidas mejor película y director
- Se trata de un biopic sobre el matemático que descifró Enigma
- Benedict Cumberbatch, camino del Oscar con su magistral interpretación
- Keira Knightley y Matthew Goode le acompañan dirigidos por Morten Tyldum
- El director de fotografía de la cinta es el español Óscar Faura
8 NOMINACIONES AL OSCAR
Mejor película
Mejor director: Morten Tyldum
Mejor actor: Benedict Cumberbatch
Mejor actriz secundaria: Keira Knightley
Mejor guion adaptado: Graham Moore
Mejor montaje: William Goldenberg
Mejor diseño de producción: Maria Djurkovic, Tatiana Macdonald
Mejor música original: Alexandre Desplat
FICHA TÉCNICA
Título original: The Imitation Game
Año: 2014
Duración: 114 min.
País: Reino Unido, Estados Unidos
Director: Morten Tyldum
Guion: Graham Moore (basado en el libro de Andrew Hodges)
Reparto: Benedict Cumberbatch, Keira Knightley, Mark Strong, Charles Dance, Matthew Goode, Allen Leech, Tuppence Middleton, Rory Kinnear, Tom Goodman-Hill, Hannah Flynn, Steven Waddington , Matthew Beard, James Northcote, Ancuta Breaban, Victoria Wicks
Con cinco nominaciones a los Globos de Oro y ocho candidaturas para los Oscar -entre ellas la de su magistral protagonista, Benedict Cumberbatch-, llega a las pantallas españolas The imitation game (Descifrando Enigma), el biopic sobre el matemático y critógrafo británico Alan Turing, el hombre que consiguió descifrar la máquina encriptadora de las comunicaciones de los nazis y acortar así en dos años la Segunda Guerra Mundial, salvando millones de vidas.
Un genio que fue también el padre de la informática moderna (su 'máquina de Turing' son nuestros actuales ordenadores), pero al que la historia no solo no le hizo justicia, sino que acabó vilipendiando por el Reino Unido y condenado por su homosexualidad en 1952. Para evitar ir a prisión, tuvo que someterse a castración química; dos años después, y con sus facultades mentales deterioradas por el tratamiento hormonal, se suicidó con manzana impregnada de cianuro.
Las hazañas de este héroe de la Segunda Guerra Mundial y padre de la computación permanecieron bajo secreto militar durante 50 años. En 2009 el Gobierno británico pidió disculpas públicas por el trato dado a Turing, solo después de una campaña para la restitución de su nombre, y en 2013 la reina Isabel II le indultó de sus delitos de "indecencia grave y perversión sexual". Ahora, a través del cine, se rinde tributo a un genio incomprendido, como muchos, y castigado injustamente, como pocos, gracias a cuya "valentía" el "mundo es mejor", explica el noruego Morten Tyldum (Headhunters, 2011), el cineasta elegido para dirigir un biopic que peca de repetir algunos tópicos, aunque la cinta funciona y consigue mantener el interés durante sus 114 minutos.
Una vida casi inventada
The imitation game nos presenta la historia de Alan Turing contada desde su detención en 1952, cuando las autoridades británicas entraron en su hogar para investigar una denuncia por robo y acabaron arrestándole por lo que entonces se consideraba una ofensa criminal, ser homosexual. Los oficiales no tenían ni idea de que en realidad estaban incriminando al pionero de la informática actual y al líder de un heterogéneo grupo de académicos, lingüistas, campeones de ajedrez y oficiales de inteligencia que en 1939 trabajaron clandestinamente en Bletchley Park de Buckinghamshire para intentar descifrar el código de la inquebrantable máquina Enigma de los alemanes durante la guerra, lo que consiguieron gracias a la máquina bombe diseñada por Turing. El tercer punto de vista de la historia nos lleva a 1927, a la Sherbone School de Dorset, donde el genio del adolescente Turing empieza a despuntar, al mismo tiempo que sufre la incomprensión del entorno y los ataques por ser diferente.
"Es una vida que si te la inventas, no sería creíble: una persona que ha vivido situaciones tan dramáticas, esa persona es un genio, un héroe de guerra, ha inventado el ordenador, ha sido procesado por el Gobierno por homosexual y se ha suicidado. Son muchas películas en una. Es increíble que sea cierto", cuenta el sorprendente guion del debutante Graham Moore, basado en la biografía escrita en 1996 por Andrew Hodges. El título de la cinta lo toma prestado del artículo "The Imitation Game" (El juego de la imitación), que Alan Turing publicó en 1950 y en el que invitaba a considerar la posibilidad de que las máquinas pudiesen pensar como las personas.
Las irregularidades de la considerada por muchos como la mejor película británica del año, ganadora del Premio del Público en el Festival de Toronto, las minimiza la soberbia interpretación de Benedict Cumberbatch, el actor inglés de moda, famoso por su papel del actualizado detective Sherlock y que ya ha demostrado su camaleónica capacidad para encarnar a los personajes más difíciles y controvertidos, como es el caso de Julian Assange en El quinto poder (2013). A Cumberbatch, tan enigmático como el propio Alan Turing, lo veremos entre los aspirantes al Oscar la noche del 22 de febrero, y su indudable talento lo mantendrá como actor de referencia durante los próximos años.
"No hay mucha gente que pueda retratar a un genio y que resulte creíble", dice sobre el protagonista Tyldum, que tenía claro que tenía que ser él desde antes incluso de que le confirmasen como director.
Al actor londinense le arropa un reparto británico de excepción: Keira Knightley (Orgullo y prejuicio, 2005) en el papel de la criptógrafa Joan Clarke, cuyo personaje también muestra la discriminación que sufrían las mujeres en la época, a las que no se las veía capacitadas más que para ser mecanógrafas; Matthew Goode (Stoker, 2013; Un hombre soltero, 2009), como el campeón de ajedrez Hugh Alexander; Mark Strong (El topo, 2011), como el jefe de la inteligencia británica del MI6; y Charles Dance (Drácula, la leyenda jamás contada, 2014; Juego de Tronos), como el comandante Denninston, entre otros.
Fotografía con acento español
El toque español a la película lo pone el director de fotografía, el barcelonés Óscar Faura, responsable de este arte en los dos largometrajes de J.A. Bayona, Lo imposible (2012) y El orfanato (2007), y que hicieron que Tyldum quisiese contar con él en su equipo: "Estoy encantado de haber encontrado a un director de fotografía que es tan respetuoso con la época, capturando esta trágica elegancia de una manera tan pronunciada", dice el director de The imitation game.
Con oportunas dosis de humor británico que ayudan a distender el dramatismo, la película peca de no tratar más a fondo la vil represión de la homosexualidad en el Reino Unido -las prácticas homosexuales no se despenalizaron parcialmente hasta 1967 y por completo hasta 2003-, una represión que acabó con la vida de un genio sin el cual la Segunda Guerra Mundial habría sido mucho más cruenta y sin el que hubiese sido imposible poder escribir esta crítica o que usted pudiera leerla en su ordenador personal.