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'Tanguy y Laverdure', la aventura según Charlier y Uderzo

  • Un clásico del guionista de 'Blueberry' y el dibujante de 'Astérix'
  • Narra las aventuras de dos pilotos del ejército francés

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Fragmento de una portada de 'Tanguy y Laverdure'
Fragmento de una portada de 'Tanguy y Laverdure'

Jean-Michel Charlier (1924-1989) es uno de los mejores guionistas del cómic europeo, famoso por crear numerosas series de aventuras como El Teniente Blueberrry y el pirata Barbarroja. Y Albert Uderzo es mundialmente famoso por ser el dibujante de Astérix, aunque también ha firmado otras series tan interesantes como Juan Pistola o Umpa-pá.

Y juntos crearon una de las mejores series de aventuras del cómic europeo: Tanguy y Laverdure, que ahora comienza a reeditar Ponent Mon. Una serie de aviación que narra las aventuras de dos pilotos (Michel tanguy y Ernest Laverdure), que son amigos inseparables y muy distintos entre sí. El primero es serio y responsable, mientras que el segundo es torpe y entrañable, pero el mejor compañero en situaciones de peligro. Un poco en la línea de las habituales parejas de cómic.

Dos simpáticos aventureros que protagonizaron 27 álbumes (de varios autores) y cuya fama les llevó a tener su propia serie de televisión e incluso a protagonizar una película.

Nacieron junto a Astérix y Obélix

Uno de los mayores hitos del cómic europeo fue la creación, en 1959, de la revista Pilote (Dargaud), donde se serializarían (hasta 1989) algunas de las grandes series europeas, como Lucky Luke, Valérian o Blueberry. Entre las series más destacadas del primer número, figuraban dos dibujadas por Uderzo y destinadas a convertirse en clásicos: Astérix y Michel Tanguy, que pronto cambiaría su nombre por el de Tanguy y Laverdure.

En esa época estaban muy de moda los cómics de aviación, como las magníficas Buck Danny (Spirou) y Dan Cooper (Tintín) y los autores apostaron sobre seguro, sin olvidar que Jean-Michel Charlier había sido piloto comercial, por lo que dominaba el tema a la perfección.

Charlier quiso dar toda la verosimilitud posible a las aventuras de estos pilotos y para ello recogió numerosas anécdotas y recuerdos en aeródromos militares. Mientras que Uderzo, maestro del humor, demostró que también es un gran dibujante realista.

Tanguy, el personaje protagonista, toma los rasgos de Marc Laurent, un piloto de pruebas que había sido el protagonista de un pequeño cómic sobre la historia de la aviación que Charlier y Uderzo habían creado tres años antes (1956) aunque los autores lo concibieron como un homenaje a todos los pilotos de aviación. Mientras que para su compañero Laverdure, Uderzo se inspira en sí mismo.

Ese primer número de Pilote fue un éxito asombroso ya que los 300.000 ejemplares de tirada se vendieron en un solo día. El resto es historia.

Aspirantes a pilotos

La historia comienza cuando Tanguy y Laverdure terminan su formación en la escuela militar del Aire de Salon de Provence y son enviados a Mequínez (al norte de Marruecos) para mejorar sus conocimientos en la escuela de caza del ejército, pilotando los famosos Lockheed T-33.

Nada más llegar se les encomienda la misión de rescatar una ojiva perdida en el desierto, que contiene información confidencial y que también busca un ejército enemigo.

Destacar los fabulosos dibujos de Goscinny que abandona el estilo humorístico que ya le había hecho famoso para demostrarnos que también era un gran dibujante de aventuras. Y que le encantaban los aviones, aunque no tanto como a Charlier, que le sugería bocetos de los aviones en los guiones.

Como es habitual en los integrales de Ponent Mon, el cómic tiene un montón de extras (guiones, bocetos, ilustraciones, artículos...) y nos cuenta detalladamente la génesis de esta serie (y de la revista Pilote). Uno de los mejores tebeos de aventuras del cómic francés.