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Brad Pitt contra el ejército alemán en 'Corazones de acero'

  • Un espectacular drama bélico dirigido por David Ayer
  • Pitt y la tripulación de su tanque se enfrentan al ejército alemán
  • Se estrena este viernes, 9 de enero

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'Corazones de acero'

Corazones de acero, de David Ayer, es una buena película bélica que apuesta por el realismo y la estética violenta, sucia y descarnada, reflejando a la perfección las peripecias de la tripulación de un tanque en los últimos días de la Segunda guerra Mundial. Si a eso le sumamos unos estupendos efectos especiales (que rehuyen lo digital) y un magnífico grupo de actores (que dan vida a unos personajes moralmente al límite), nos hayamos ante una película realmente interesante, espectacular y de lo más entretenida.

Lástima que en su última media hora ceda ante la industria del espectáculo para convertirse en una cinta bélica mucho más convencional de lo que prometía, con los cinco soldados enfrentados a unas fuerzas alemanas muy superiores. Pero aún así, es un drama bélico realmente curioso en el que buenos y malos se confunden por momentos, como en todas las guerras. Y que está basado en historias reales de veteranos del ejército americano, lo que le da un toque de realismo muy de agradecer.

Además, al principio el protagonismo se lo lleva Fury, el tanque, pero a medida que avanza la película vamos conociendo mejor a sus tripulantes hasta que al final, los seres humanos, con sus virtudes y defectos, se convierten en los grandes protagonistas.

Los últimos días de la Segunda Guerra Mundia

La película nos sitúa en abril de 1945, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial tras el desembarco de Normandia y con el ejército americano acercándose a Berlín. Desesperado, Hitler ordena a todos los alemanes, mujeres y niños incluídos, que se enfrenten al ejército aliado.

En primera línea del frente se encuentra el tanque Fury (un M4 Sherman), al mando del rígido sargento Don “Wardaddy” Collier (Brad Pitt) un superviviente que odia a los oficiales de las SS. Su tripulación está formada por el artillero Boyd (Shia LaBeouf), un tipo intachable; el cargador Grady (Jon Bernthal), iracundo y lascivo pero leal; el conductor Trini (Michael Peña), apodado “Gordo” y originario de México, que representa a la comunidad latina; y Norman (Logan Lerman), un recluta novato, que en realidad es mecanógrafo y que recibe la orden de unirse a la tripulación de Wardaddy.

Cinco hombres que reflejan a la perfección la camadería y los conflictos que pueden surgir en el interior de un tanque en situaciones extremas; pero que a pesar de sus diferencias están dispuestos a morir por sus compañeros. Y que tienen que enfrentarse a un ejército alemán que se sabe derrotado pero que, precisamente por eso, está dispuesto a vender caro su pellejo.

A través de los ojos de ese novato (Norman) decubrimos cómo son sus compañeros, que han perdido gran parte de su humanidad por los horrores de la guerra. El será el encargado de que mantengan ese último resquicio de humanidad, aunque no será fácil, puesto que el lema de Wardaddy es: “No estamos aquí para hacer el bien; sino para matar. Los ideales son pacíficos; la historia es violenta”. Y los otros tripulantes están tan embrutecidos, después de tres años de guerra, que sienten miedo ante la inocencia del muchacho, al que intentan convertir en otro "monstruo" sin escrúpulos pero con mayores posibilidades de sobrevivir a una guerra cruel y sin sentido.

En la película también hay una escena en la que este grupo irrumpe en la casa de dos mujeres alemanas, en la que tememos por la vida de ellas, en una especie de interludio que muestra las conscuencias psicológicas de la guerra no solo entre los combatientes sino en la aterrorizada población civil.

Destacar las interpretaciones de los actores, sin duda uno de los puntos fuertes de la película.

Un magnífico espectáculo bélico

En cuanto a las batallas también son brutales, concisas y efectivas, con los mínimos efectos digitales y muchísimo realismo. Destacamos el momento en el que cuatro tanques estadounidenses se enfrentan a un casi invencible carro de combate alemán. Una secuencia memorable. la batalla final también es más efectista que efectiva porque, como decimos, cae en el cine espectáculo más rutinario y los soldados se convierten en héroes, lo que le resta mucha fuerza y credibilidad. Pero no se puede negar que es espectacular.

Ha sido un acierto que la productora, Sony, haya presentado la película en la base de El Goloso, en Madrid, donde los periodistas hemos podido comentar el realismo de la película con el personal de la base, que nos ha enseñado cómo son y cómo funcionan los tanques actuales, a años luz de los que aparecen en la película. Por cierto que en su museo acorazado tienen varios modelos de la Segunda Guerra Mundial e incluso de la Guerra Civil. Los expertos nos han confirmado el cuidado y el realismo con el que el guionista y director, David Ayer, ha rodado esta historia.

En fin, un estupendo drama bélico que apuesta por el realismo y la ambiguedad moral en su primera parte y que cede al heroísmo y al espectáculo en su recta final, pero que siempre es muy entretenido.