Una nueva escalada de violencia pone en riesgo el proceso de paz en el este de Ucrania
- El martes murieron 12 civiles al ser atacado un autobús
- Merkel y Hollande piden una reunión urgente del grupo de contacto
Una nueva escalada de tensión acecha al este de Ucrania y pone en peligro el frágil proceso de paz tras la muerte de 12 civiles alcanzados el martes por un proyectil cuando viajaban en un autobús. Francia y Alemania ya han pedido una reunión “urgente” del grupo de contacto.
También la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), que en los últimos días ha constatado una intensificación de las hostilidades entre las fuerzas de Kiev y los separatistas prorrusos más allá de ese episodio, ha planteado este miércoles nuevas iniciativas para rebajar la tensión y allanar el camino para negociar la paz.
El ataque al autobús, atribuido por Kiev a las milicias separatistas, debe ser objeto de "una investigación imparcial" llevada a cabo por "un órgano colegiado integrado por representantes de Ucrania, Rusia" y los rebeldes, ha propuesto en rueda de prensa el jefe de la misión de observadores de la OSCE en Ucrania, Alex Hug.
En el mismo sentido se ha pronunciado el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que ha pedido una investigación de la tragedia y ha exigido al Gobierno ucraniano que no "señale con el dedo" a los culpables sin aclarar antes los hechos.
El autobús de pasajeros fue alcanzado por un proyectil de artillería cuando circulaba cerca de la localidad de Volnovaja, junto a uno de los puestos de control desplegados por las tropas ucranianas en la rebelde región de Donetsk.
Kiev culpó a los prorrusos de haber alcanzado el transporte tras lanzar un ataque contra el puesto de control, mientras que los separatistas negaron su autoría en la tragedia y aseguraron que la zona en cuestión se encuentra fuera del alcance de su artillería.
Aeropuerto de Donetsk
Otro foco de incesantes hostilidades entre los dos bandos es el aeropuerto de Donetsk y sus alrededores, de nuevo escenario de ataques con artillería, como ha denunciado este miércoles el Ayuntamiento de esa ciudad, habitada por un millón de personas antes de que estallará el conflicto armado.
El aeropuerto, controlado por las fuerzas ucranianas pero rodeado y hostigado por las milicias prorrusas, nunca ha dejado de ser un objetivo prioritario para los dos bandos, por lo que los enfrentamientos por esa estratégica instalación no han cesado prácticamente en ningún momento, incluida la tregua que formalmente rige desde el pasado 9 de diciembre.
Para abordar la crisis, la OSCE ha propuesto a los prorrusos que el próximo encuentro del Grupo de Contacto (integrado por Ucrania, Rusia y la propia organización internacional, con participación de los rebeldes) tenga lugar este viernes en Minsk, pero la Cancillería ucraniana ha dicho que no hay fecha concreta para la cita y que ésta podría celebrarse por videoconferencia.
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, se han limitado a subrayar la necesidad de una reunión "urgente" de ese grupo durante una conversación telefónica que han mantenido con el mandatario ucraniano, Petró Poroshenko, según la diplomacia de Berlín.
Agendas dispares
A pesar de la aparente disposición tanto de los separatistas como de Kiev de volver a la capital bielorrusa, parece que al igual que a finales de diciembre --cuando una reunión entre los dos bandos ya convocada se suspendió en el último momento-- las partes en conflicto manejan prioridades y objetivos muy dispares.
El negociador jefe de la autoproclamada república popular de Lugansk, Vladislav Deinego, ha reiterado que pretenden abordar la entrada en vigor de un estatus especial dentro de Ucrania para los territorios controlados por los prorrusos y el fin de su bloqueo económico por parte de Kiev.
Para Ucrania, sin embargo, la prioridad parece la recuperación del control sobre los tramos de la frontera ruso-ucraniana que ha quedado en manos de los prorrusos. Los separatistas no quieren ni oír hablar de esa posibilidad y aseguran que los Acuerdos de Minsk, que según Kiev incluyen ese punto, contemplan únicamente el control internacional sobre esa frontera y no su devolución a las fuerzas ucranianas.
Kiev, al igual que gran parte de la comunidad internacional, considera que Rusia presta apoyo financiero y militar a los rebeldes, incluso con soldados y mercenarios, por lo que considera vital cerrar a cal y canto su frontera con el país vecino.
Por su parte, Alemania espera que el grupo de contacto determine "con claridad" la "línea de contacto" que separa las regiones controladas por Kiev y por los rebeldes.
Casi 5.000 personas, entre civiles y combatientes, han muerto en las regiones orientales ucranianas de Donetsk y Lugansk desde abril del años pasado, cuando Kiev lanzó una operación militar contra las milicias separatistas sublevadas tras el derrocamiento del presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, en febrero de 2014.