El BCE lanza un programa ampliado de compra de deuda de 60.000 millones mensuales
- Draghi anuncia que comprará activos públicos hasta septiembre de 2016
- El importe combinado de las compras superará el billón de euros
- El BCE fija que el riesgo del 20% de las compras será compartido
- De momento, descarta la compra de bonos griegos por un criterio técnico
- Puntualiza que "no hay ninguna regla especial para Grecia"
El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves lanzar un programa de compra de activos ampliado que incluye deuda pública. Su presidente, Mario Draghi, ha anunciado que este plan alcanzará los 60.000 millones de euros mensuales entre activos públicos y privados.
El programa de alivio cuantitativo, o Quantitative Easing (QE) conlleva la compra de deuda pública en el mercado secundario desde marzo de este año hasta finales de septiembre de 2016, con el fin de luchar contra el riesgo de deflación en la eurozona. Eso supone superar el billón de euros (1.080.000 millones en adquisiciones combinadas). La institución ya está adquiriendo cédulas hipotecarias y deuda corporativa.
No obstante, Draghi subraya que este programa es "necesario" para la recuperación económica y se mantendrá en todo caso hasta que se aprecie un ritmo sostenido en la inflación consistente con el objetivo de estabilidad del BCE del 2%.
Ha subrayado que el Consejo de Gobierno de la institución considera de forma unánime que el programa es "un auténtico instrumento de política monetaria", desde el punto de vista legal, y que una amplía mayoría opina que había que activarlo ya.
Límites del programa
El presidente del BCE ha explicado los límites del programa de compra de activos. La institución no comprará más de un 25% de cada emisión, para no superar la minoría de bloqueo entre los tenedores de la deuda, ni acumulará más del 33% de deuda de un solo emisor de deuda.
Draghi también ha puntualizado que los bancos centrales de los 19 países de la zona euro comprarán la deuda y solo el 20% de los títulos serán en régimen de riesgo compartido. Es decir, las pérdidas potenciales serían asumidas por todos los miembros de la eurozona. En el 80% restante, cada banco central comprará sus propios títulos y asumirá los riesgos asociados.
En su declaración inicial, el presidente del BCE ha señalado que "el Eurosistema empezará a comprar bonos con grado de inversión denominados en euros y emitidos por los gobiernos de la eurozona y agencias e instituciones europeas en el mercado secundario". Ha añadido que "algunos criterios de eligibilidad adicionales se podrían aplicar a los títulos de los países sujetos a un plan de rescate".
No compra deuda griega, de momento
Esto excluye por el momento a los títulos de deuda pública de Grecia, Chipre y Portugal, que están calificados como bonos basura y no alcanzan el denominado grado de inversión, que implica una mayor seguridad de cobro.
Más adelante, Draghi ha contestado que "no hay ninguna regla especial para Grecia. Las reglas son para todos y hay condiciones antes de la compra de bonos griegos". En concreto, el banquero italiano ha recordado que Atenas debe cumplir con el plan de rescate y ha invocado el límite técnico del 33% que impide que el BCE adquiera deuda griega, por lo menos, hasta el mes de julio.
Draghi ha insistido en que esta restricción no es nueva, ya se había aplicado a otras iniciativas del BCE como el programa OMT, que adquiría deuda en los mercados secundarios. Sobre este particular, el dictamen del abogado general de la UE señala que el BCE no puede comprar bonos de un país al que le ha impuesto condiciones para su rescate. Es decir, no puede ser juez y parte, ni cruzar la línea que separa la política monetaria de la política económica.
Impacto positivo en los mercados
Las bolsas europeas reaccionaban con subidas generalizadas, que en el caso del IBEX-35 suponía acercarse a los 10.500 puntos, a la confirmación de que el BCE comprará bonos soberanos. A medio plazo, se estima que los mercados europeos acumulen un 20% de revalorización. Una cifra similar al empuje que experimentó Wall Street tras las rondas de estímulo de la Reserva Federal.
Según cálculos del BCE, actualmente hay títulos de deuda soberana en el mercado secundario por valor de 6,5 billones de euros que cumplen con las condiciones para entrar en el programa de compra de bonos.
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha tenido voz pero no derecho a voto en este encuentro por la entrada en vigor del nuevo sistema de rotación, debido a la incorporación al euro de Lituania.
Reformas para acompañar la política monetaria
Draghi ha dejado claro que la política monetaria para ser eficaz debe ir acompañada de reformas estructurales y ha recordado a "varios países" la necesidad de reformar el mercado laboral y de facilitar la actividad y las inversiones empresariales.
"Es crucial que las reformas estructurales se apliquen con rapidez", ha indicado el presidente del BCE en Fráncfort. Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, ha dicho en Davos que "raras veces hay soluciones en blanco y negro", tras ser preguntada por el plan de compra.
La jefa del Gobierno alemán ha añadido que no le extraña que hubiera discusiones en el seno del BCE sobre la aplicación de nuevos estímulos monetarios y ha hecho hincapié en que el BCE es independiente. Merkel ha añadido que España, Irlanda, Portugal y, en parte, también Grecia son ejemplos de que "las reformas merecen la pena".
El BCE mantiene los tipos de interés del euro en el mínimo histórico del 0,05% y ha dejado el tipo de interés aplicable a la facilidad de depósito en el -0,20% y el tipo de interés aplicable a la facilidad marginal de crédito en el 0,30%, donde también los situó en la reunión de septiembre.
La compra de bonos por parte del BCE ya ha llevado a mover ficha a otros bancos centrales europeos. El primero fue el Banco Nacional Suizo que la semana pasada eliminó el cambio mínimo con el euro lo que provocó la revalorización del franco suizo. Este lunes, el Banco Nacional de Dinamarca rebajó los tipos de interés y la facilidad de depósito al mismo nivel que la eurozona para frenar el flujo de entrada de capitales.