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ANÁLISIS

Los analistas piden reformas para aumentar el impacto del plan del BCE contra la deflación

  • Realizar más reformas, subrayan los expertos, no implica hacer más recortes
  • Los expertos señalan que la liquidez masiva tendría que impulsar el crédito
  • La banca, centro de las miradas: el dinero debería llegar a la economía real
  • El euro se depreciará frente al dólar, lo que beneficia a las exportaciones

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Un bróker sigue la rueda de prensa del presidente del BCE, Mario Draghi, en la Bolsa de Fráncfort
Un bróker sigue la rueda de prensa del presidente del BCE, Mario Draghi, en la Bolsa de Fráncfort.

La compra de deuda pública que aprobó este jueves el BCE para luchar contra la deflación en la eurozona era algo casi inevitable, según los analistas, que consideran que el movimiento de Mario Draghi era casi lo único que podía hacer para reactivar la economía europea y elevar la inflación.

En este momento, según las expectativas a largo plazo que maneja el BCE, las tasas de inflación de la eurozona son las más bajas de las economías desarrolladas. Esto significa que el mercado no espera que la inflación se acerque al 2% en los próximos cinco años o, incluso, en los próximos diez.

"El QE (quantitative easing) se ha hecho para corregir la situación de deflación que vive Europa. Si quieres que suban los precios, inyecta dinero en la economía. Es de manual", destaca Juan Fernández de Guevara, profesor de Análisis Económico de la Universitat de València e investigador del Ivic.

El BCE lanza el mensaje de que se acabó la época de los recortes brutales y que va a financiar el crecimiento

Para Gemma Hurtado, de Mirabaud Equities Spain, "es un paso decisivo y fuerte" que "debería activar el crédito con el fin de empujar la inflación hasta niveles cercanos al 2%", que es el objetivo del BCE. "El hecho de que Draghi haya prometido mantener su política hasta ver un sostenido ajuste en la tendencia de la inflación ha sido una agradable sorpresa", señala el economista jefe de UBP, Patrice Gautry.

Otro de los aspectos de este paquete de medidas, aseguran los analistas, es la depreciación del euro: podría llegar a la paridad con el dólar, lo que beneficiarían a las exportaciones europeas.

"El hecho de que Draghi haya prometido mantener su política hasta ver un sostenido ajuste en la tendencia de la inflación ha sido una agradable sorpresa", señala el economista jefe de UBP, Patrice Gautry.

Pero el impacto global en la economía de las medidas depende de las reformas estructurales que, según los expertos, aún deben aprobar los Gobiernos. "Si esperas que la tasa de paro en España baje al 8% solo con el plan..., desde esa perspectiva no va a funcionar sin reformas estructurales", señala Fernández de Guevara.

"Lo más importante es que el BCE lanza el mensaje de que se acabó la época de los recortes brutales y que el organismo va a financiar el crecimiento", destaca José Luis Calvo, profesor de Análisis Económico de la UNED. El problema, afirma, es que los países -en especial, los mediterráneos- no han hecho los ajustes y las reformas necesarias.

Más liquidez para impulsar la economía

La explicación parece sencilla. El Banco Central Europeo compra deuda pública y privada solvente, fundamentalmente a las entidades bancarias por cómo es el sistema financiero en Europa, que está muy bancarizado (no como en Estados Unidos, donde la Reserva Federal sí puede ir a los mercados a comprar deuda sin pasar por la banca).

De esta forma, los bancos liberan su balance y se les inyecta liquidez. "El problema es a dónde va a parar esa liquidez", destaca José Luis Calvo.

Precisamente, parte de la efectividad del plan descansa en este punto. El objetivo del Banco Central Europeo es que se dé más crédito a empresas y familias, a la economía real, algo de lo que dudan algunos analistas, que señalan que el problema en estos momentos no es la falta de liquidez.

El problema es a dónde va a parar la liquidez del BCE

"Todos aquellos que son solventes pueden pedir crédito (y lo recibirán). Así que dar liquidez no va a servir (para impulsarlo), salvo si se vuelve a la locura de la construcción", subraya Calvo.

De la misma opinión es Fernández -"no podemos volver al mercado inmobiliario como en el boom"-, quien señala no obstante que también "hay un problema de demanda solvente por parte de ciudadanos y empresas".

"Los bancos españoles ya están dispuestos a dar más. Es verdad que no dan créditos con alegría, pero es que España también tiene que desapalancarse", recuerda.

A quién beneficia: la banca gana

Uno de los efectos inmediatos del plan del BCE, por ejemplo, será la bajada del euríbor, que reducirá las cuotas hipotecarias a los ciudadanos. A más largo plazo, y si se corrige la deflación, será más fácil pagar lo que se debe, lo que beneficiará a los Estados más endeudados.

"Alemania no quería esta medida, entre otras cosas, porque una inflación baja es bueno para los acreedores. Y ellos son los mayores acreedores de Europa. Por el contrario, una inflación alta beneficia a los deudores, que deben dedicar menos recursos (a pagar sus compromisos)", apunta Fernández de Guevara.

Además, se espera que las empresas constructoras más endeudadas, como Ferrovial, Sacyr y FCC, aprovechen para seguir refinanciándose de manera más barata. Así lo señala Joaquín Robles, de XTB, que también pone de manifiesto que el QE beneficiará a los bancos, ya que seguirán gozando de financiación barata y son los grandes tenedores de bonos (que subirán de precio con el exceso de demanda a partir de marzo).

Al mismo tiempo, la compra de deuda pública va a dejar de ser atractiva para el sector financiero: ofrecerá menos rentabilidad. Así que los bancos, señalan los expertos, buscarán probablemente otras vías de inversión.

Para José Luis Calvo, los bancos podrían asumir más riesgos, como pedir menos condiciones a la hora de, por ejemplo, conceder créditos. "Pero es que al banco le da igual porque si le va mal sabe que le van a rescatar", asegura el profesor de la UNED.

Fernández de Guevara, profesor de la Universitat de València, no cree sin embargo que esto vaya a pasar. "La banca mira ahora muy bien el retorno y no quiere más mora que luego tiene que provisionar", señala.

Más reformas en los países

También hay consenso entre los expertos en señalar que la medida llega tarde. Para Anthony Doyle, director de inversiones del área de renta fija de M&G, "el BCE ha llegado tarde a la fiesta de la liquidez que celebran los bancos centrales, pero más vale tarde que nunca".

"Si se hubiera hecho antes, no habría habido tantos costes sociales", defiende Calvo. El profesor de la UNED considera que "hay que hacer ajustes en el gasto público; el dónde es el problema". En este sentido acusa a los gobiernos de actuar sobre los ciudadanos y no hacer las reformas estructurales que necesitaban.

"En España, por ejemplo, ¿dónde está el ajuste de la administración? No se ha hecho", subraya Calvo, que aclara que "ajustar una administración significa hacerla más eficaz, no es despedir a médicos o maestros", señala Calvo.

Si se hubiera hecho antes, no habría habido tanto costes sociales

"Han sido los gobiernos de los países mediterráneos los que han vivido por encima de sus posibilidades, no los ciudadanos. Ellos (los Ejecutivos) no han hecho los ajustes en materia de competitividad que se necesitaban, han hecho ajustes sobre sus ciudadanos. Y han sido ellos los que han invertido en cosas sin sentido, como es el caso de algunas infraestructuras en España", enfatiza.

"¿Tarde? En Europa no se había tomado una medida así nunca. El BCE ha ido incrementado la potencia de los disparos para luchar contra el problema de ese momento: la liquidez, la sostenibilidad de la deuda… Ahora toca la deflación", destaca Fernández de Guevara, que recuerda que tampoco han hecho los deberes en la UE.

"Europa tiene que aprovechar el tirón para hacer reformas", recalca Fernández. "En Europa no hay una unidad fiscal, hay competencia entre países, como hemos visto con Luxemburgo", subraya Calvo, que incide en la necesidad de fijar "criterios comunes".

Riesgo poco compartido

El programa del BCE contempla compras de deuda por valor de más de un billón de euros. Draghi explicó el jueves que el 20% de las compras estarán sujetas al régimen de compartición de riesgos, mientras que el 80% restante corresponderá a cada banco central nacional.

De España se comprarán activos por valor de unos 140.000 millones de euros. "Al asumir el 80% del riesgo", recuerda Calvo, "futuras pérdidas pueden ir a déficit y deuda".

"Por eso entiendo las reticencias alemanas a la mutualización del riesgo al ver que los países periféricos del euro no han hecho los deberes", subraya el profesor de Análisis Económico de la UNED.