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Antonio Banderas: "Hollywood me ha enseñado a sacudirme muchos complejos"

  • El Goya de Honor 2015 repasa su carrera en una entrevista con RTVE.es
  • Confiesa que "no siempre" se ha sentido "cómodo" delante de una cámara
  • El actor malagueño cree que el estado natural del artista es "la crisis y el caos"
  • Añora el teatro, "la mujer bella que me ha amado mucho y a la que abandoné"

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Antonio Banderas: "Hollywood me ha enseñado a sacudirme muchos complejos"

El actor Antonio Banderas (Málaga, 1960) recogerá este sábado 7 de febrero el Goya de Honor a toda su trayectoria profesional. A sus 54 años, Banderas se convertirá en el galardonado más joven en recibir este premio honorífico que en los últimos 28 años recogieron grandes de la historia del cine español como José María Forqué, Rafael Azcona, Alfredo Landa, Rafaela Aparicio o Juan Antonio Bardem -por citar solo algunos-, aunque su trayectoria demuestra que sus 33 años como profesional le otorgan la vitola del veterano.

Roza los cien títulos como actor, la mayor parte películas rodadas en Hollywood, a cuyas puertas fue el primero en llamar a principios de los 90 y dejarlas abiertas para los actores españoles con Los reyes del mambo tocan canciones de amor (1992), un papel de latino del que le costó desprenderse. Allí ha trabajado con directores como Robert Rodríguez, Woody Allen y Terrence Malik, logrado tres nominaciones a los Globos de Oro y cosechado éxitos internacionales como La máscara del zorro (2005), Desperado (1995) o Spy Kids (2002), cuyos beneficios ha reinvertido produciendo a jóvenes creadores españoles (El lince perdido, 2008; La dama y la muerte, 2009 -nominado al Oscar; Justin y la espada del valor; 2013; y la reciente Autómata, 2014).

Como actor, su vínculo con el cine español lo recuperó en 2011 al ponerse por séptima vez a las órdenes de Pedro Almodóvar, su amigo y 'descubridor', en La piel que habito, que le valió su cuarta nominación al Goya. El manchego será precisamente quien entregará al también director el galardón honorífico, un premio que cree un "estímulo" para una carrera que, si tenemos en cuenta todos los proyectos en los que está o quiere embarcarse -escribir, dirigir, producir, además de actuar incluso en algún proyecto televisivo en EE.UU.-, cualquiera diría que no ha hecho nada más que empezar. De ella habla con RTVE.es en esta entrevista en la que Banderas derrocha la amabilidad y la cercanía que le caracterizan.

PREGUNTA.- ¿Qué sentimientos y sensaciones te han ido embargando desde que se anunció en octubre que recibirías el Goya de Honor 2015 en reconocimiento a tu trayectoria profesional?

RESPUESTA: Básicamente lo puedo resumir en tres palabras: Agradecimiento profundo porque de repente uno piensa que está demasiado solo a lo mejor en las cosas que realiza y los esfuerzos que hace, pero ve que no, que hay gente que lo ve y que lo escucha y que en un momento determinado se decide a premiarlo; por lo tanto, agradecido. Responsabilidad; simplemente echar la vista atrás y ver los nombres de aquellos que han sido premiados con el mismo galardón... Y después estímulo, y ese quizás sea el que más me interesa porque simplemente representa para mí futuro y yo siempre tengo la vocación de mirar hacia delante. Y, como decía Picasso: ‘Vengo de lejos, pero soy niño’.

P.- ¿Has empezado a preparar el discurso?

R.- Expresar lo que uno siente en tres o cuatro minutos sobre lo que le ha pasado en una carrera es muy complicado. Y se hace más complicado cuando todo el mundo me viene con el tema del discurso… (risas). Me está dando un poquito de yuyu... ¿Qué es lo que voy a decir? Como no cuente la fórmula de la bomba atómica y de pronto descubramos el maná del ‘oh, lo que ha dicho el Banderas’… No, yo voy a tratar de ser simple, rápido, y de lidiar el toro de la mejor manera posible. No sé si voy a escribir algo. A lo mejor me animo a escribir algo, de hecho he hecho algunos apuntes, pero a lo mejor llevo el escrito en el bolsillo, me subo y me encuentro con ganas y lo que hago es improvisar.

"No me gustan los llorones"

P.- Abriste camino en Hollywood para la cinematografía española, pero también fuiste un poco el conejillo de indias. ¿Qué te ha enseñado la meca del cine?

R.- Me ha enseñado a sacudirme muchos complejos y a decir que todo es posible. Y eso es traspasable a otros, no solamente a mi propia experiencia. Yo creo que ha habido mucha gente que lo ha visto y ha dicho ‘bueno, si Banderas lo puede hacer, ¿por qué yo no?’. Y eso es importante, porque eso que me ha pasado a mí en el ámbito cinematográfico, le ha pasado también a mucha gente en el ámbito deportivo, de los negocios, de los que son emprendedores y que en un momento determinado no quieren esperar el maná del Estado, sino que se ponen a trabajar… A mí no me gustan los llorones. No me gustan. Me gusta la gente que es muy activa y que tiene ideas, y que se la pega, y que se levanta, y que se la pega otra vez, y que se levanta otra vez, y que siguen… Y un poco Hollywood me ratificó una forma de entender la vida que yo he llevado pegada a mí desde que salí de Málaga. Es que, probablemente, el desafío más grande fue más Madrid, viniendo de Málaga, que Hollywood viniendo desde Madrid.

P.- Para ti, tu Málaga natal está siempre muy presente y, siempre que puedes, aprovechas para reivindicarla. ¿Qué es para ti tu tierra?

R.- La tierra para mí soy yo. Es mi vida. Yo no lo he perdido nunca, nunca, de vista, a pesar de mis viajes, de vivir en un país muy lejano al nuestro… Málaga ha estado siempre muy presente. Quizás más presente desde que me voy. Me pasó con mi tierra, pero también con miembros de mi familia. Yo a mi padre realmente no llego a conocerlo hasta que me voy de su lado. Ahí es cuando de repente adquiere valor, porque antes era una persona que estaba allí todos los días. Como dicen los americanos, ‘you take it for granted’ [lo das por garantizado]. Y eso me ha pasado también con Málaga. A partir de que me marché de su lado, tienes la necesidad de volver. Incluso, y eso es una cosa muy curiosa, yo cuando hago películas muy lejanas, en países muy lejanos, con gente que no tiene nada que ver con mi tierra e historias que no tienen nada que ver con mi tierra, siempre pienso qué van a pensar los malagueños de ello. Es decir, tienes eso en la cabeza. Yo trabajo de alguna forma para la gente de mi tierra. Inconscientemente está ahí. Si a ellos no les ha gustado, aunque haya pegado un pelotazo en los EE.UU., no me encuentro totalmente satisfecho.

P.- Actúas, escribes, diriges, produces... ¿En qué faceta profesional te sientes más cómodo?

R.- Me siento cómodo delante de la cámara, sinceramente. Lo cual no ha sucedido siempre. Pero me siento cómodo delante de la cámara. Lo que pasa es que ¿comodidad es la palabra?, ¿es lo que yo estoy buscando? Porque a veces la comodidad no lleva a lo mejor… Es curioso que en estos años de crisis se han producido las taquillas más grandes del cine español y probablemente las obras más interesantes… y es que el terreno natural del artista es la crisis y el caos. Todos los grandes artistas han creado desde ahí. ¿Si Van Gogh hubiera tenido su vida resuelta económicamente hubiera hecho la obra que hizo, esa lucha que se ve incesante en sus cuadros por la búsqueda de un espacio nuevo? ¿Schubert hubiera compuesto las melodías que compuso? ¿O el propio Mozart, que se moría miserablemente y fue enterrado solo componiendo su réquiem? Y resulta curioso, pero yo creo que ese es el estado natural, pero lo que pasa es que eso nos puede contradecir y darles la razón a los que no queremos darle la razón... (risas).

La creación hay que buscarla a veces en sitios bastante incómodos

No, probablemente sean dos cosas distintas, pero no es comodidad lo que yo voy buscando, yo voy buscando la creación, y muchas veces hay que buscarla en sitios que son bastante incómodos. Laura Linney, con la que trabajé en Crónica de un engaño (2008) y una actriz a la que yo respeto muchísimo, me dijo ‘mira Antonio, cuando te sientes muy incómodo delante de una cámara es porque estás realmente pisando terrenos nuevos, si estás haciendo lo que ya sabes que haces muy bien, la gente a lo mejor te lo premia, pero no es ahí donde tú estás rompiéndote y realmente generando algo nuevo y creando’… Y eso me pasó en Autómata y En la piel que habito, que son personajes que yo no había interpretado, terrenos desconocidos. Es como si te quitaran la alfombra del suelo y te encuentras flotando y desnudo frente a una realidad nueva… No eran heroicos, eran sombríos, oscuros, complejos, distintos, personajes que no dan satisfacciones al espectador, que no buscan la empatía, sino que buscan su propia realidad.

El momento para entrar en la piel de Picasso

P.- Uno de los personajes que más ansías interpretar es el de Pablo Picasso. ¿Se hará realidad finalmente el proyecto de 33 días, la película sobre cómo el artista malagueño pintó el Guernica dirigida por Carlos Saura?

R.- Yo espero meterme ahí, en esa piel. Lo que ha ocurrido es que el guion está en un concurso de acreedores, y cuando entran los administradores concursales eso necesita unos tiempos. Estamos tratando de resolver esa situación. Y estamos en contacto con Carlos, primero porque yo sé la ilusión que a él le hace meterle mano a un proyecto como este, y a mí también. En un momento determinado se me ha ofrecido interpretar a Picasso, pero creo que es el momento ahora. En cuanto a la edad, estoy muy cercano a la edad que tenía Picasso en esos momentos, que tenía 55 ó 56 años cuando pintó el cuadro para la Exposición Universal París de 1937, en plena Guerra Civil española. Hay una reflexión muy bella en la película sobre la sociedad del momento, sobre sus propios miedos y contradicciones en lo personal, en lo político, en lo artístico, que creo que es muy interesante. El Guernica se convierte en una pantalla de cine enorme por la que vamos a poder entrar y ver un montón de cosas que a este hombre en un momento determinado le ayudaron a su propia creación.

P.- Volver a Broadway es otro de tus anhelos, después de las alegrías que te dio Nine, incluida una nominación a los premios Tony como mejor actor teatral en Estados Unidos.

R.- Me encantaría. Lo que pasa es que me gustaría parar el tiempo. El problema de Broadway es que te exige mínimo un año de trabajo en el que tengo que abandonar otras cosas. Y ahora estoy escribiendo mucho, estoy preparando la posibilidad de dirigir otra vez, está la televisión en Estados Unidos también llamándome con cosas importantes y bonitas y detrás… Y lo que pasa con Broadway es que te agarra, te mete en un teatro y allí te tienes que quedar un año y eso me está costando ahora mucho trabajo porque yo soy muy inquieto. Y el teatro es como esa mujer bella que me ha querido mucho y a la que yo he abandonado, porque todo lo que he hecho en teatro siempre ha sido muy exitoso y me ha dado muchísimas satisfacciones y es un medio que me encanta, que lo manejo bien. Ahí sí que me encuentro muy cómodo, en los escenarios (risas).

El teatro es la mujer bella que me ha amado mucho y a la que he abandonado

P.- Echando la vista atrás a todos estos años de carrera, desde que llegaste a Madrid con 19 años y 15.000 pesetas en el bolsillo, hasta lo que has lorgado... ¿te arrepientes de algo?

R.- Me arrepiento de muchas cosas, cosas que he dicho, cosas que he hecho. Pero después pienso que las dije en su contexto, de que quizás no tenía la experiencia, que cometer errores está bien, que se aprende de ellos… por lo tanto, me arrepiento de cosas concretas, pero que después en el panorama general, en el ámbito total creo que fueron necesarias que pasaran de esa manera. Por lo tanto, la respuesta es sí y no.