Alberto Rodríguez: "La fiesta tras los Goya es mucho mejor si pierdes"
El director de La isla mínima afirma no haber asimilado su triunfo
“Fue una noche mágica para una generación entera”, afirma
“La fiesta tras los Goya es mucho mejor si pierdes”. Alberto Rodríguez, un tipo tranquilo y reflexivo, el gran triunfador de la noche de los premios Goya tras los "cabezones" para La isla mínima, tiene clara su preferencia para vivir la celebración tras la ceremonia. “Es una noche extraña porque todo el mundo quiere felicitarte, celebrar contigo y, en realidad, lo que te sale del corazón es irte con los seres más queridos. Terminas apabullado”.
Tras una gala de casi cuatro horas, prácticamente cerró el auditorio junto a Javier Gutiérrez apurando entrevistas hasta las cinco de la madrugada. Duró poco en la fiesta posterior. El domingo, regresó a su casa en Sevilla. Y el lunes, vuelta a la rutina: llevar a los niños al colegio -que juegan con lo que llaman “la estatua”- y más entrevistas. “No me ha dado tiempo a asimilarlo”, reconoce. “En la gala traté de relájame lo que pude y, quizá, lo que me daba un punto de tranquilidad es la veteranía, porque era la cuarta vez que asistía a los Goya y estaba inmunizado contra los nervios”, sostiene en referencia a sus cinco nominaciones previas entre guion y dirección (dos por 7 Vírgenes, una por After, y dos más por Grupo 7).
Una generación de amigos
Su discurso fue una vindicación de una generación de cineastas andaluces. “Fui bastante sincero, no solo estaban mis compañeros recogiendo premios, sino que eran mis amigos”, afirma. “Alex Catalán (Goya a la mejor fotografía) era mi compañero de piso cuando soñábamos que algún día haríamos cine. Julio de la Rosa (Goya a la mejor banda sonora) era mi compañero de facultad. A Fernando García (Goya al mejor vestuario) y Pepe Domínguez (mejor dirección artísitaca) los conozco desde hace un montón de películas”, enumera. “El montador (José M. G. Moyano) y yo nos hemos pasado horas y horas editando programas concursos hasta las tantas de la madrugada y fue muy bonito verle recoger el premio. Fue una noche mágica para todo una generación”.
Una celebración que amplía a otros cineastas. “No me puse a decir nombres porque no hubiera acabado en toda la noche. Quería hacerlo extensivo a los que están en activo e, incluso, a los que la vida les ha llevado a dedicarse a otras profesiones. A ese impulso, a esa solidaridad que hubo en ese momento, en ese grupo. A Santi Amodeo, Chiqui Carabante, actores como Manolo Solo. Espero que nos quedemos aquí, que esto sea un descansito y sigamos subiendo”.
Una emocionada Nerea Barros (Goya a la mejor actriz reveleación) bautizó a Rodríguez como “el hombre que susurraba a los actores”. El cineasta ríe. “Las cosas de Nerea. Supongo que es porque yo suelo acercarme al actor y le comentó lo que no veo de forma individual y en un lugar aparte”.
La nueva serie de televisión que prepara, ambientada en el siglo XVI, regresa a la fórmula de Grupo 7 y La isla mínima: época, thriller y Andalucía. “Yo mismo me estoy sorprendiendo en la documentación. Es una época que conocemos de manera muy onírica, muy literaria”. Y, como en La isla mínima, “lo importante está por debajo”. O sea, la leyenda del crónista negro de Sevilla continúa.