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Alemania, Italia y Arabia Saudí también cierran sus embajdas en Yemen por temor a ataques

  • Se unen a la decisión que tomó EE.UU., Francia y Reino Unido
  • La milicia chií Houti se hizo con el poder a principio de febrero
  • Al Qaeda ha incrementado sus ataques contra los houtis

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Guardias yemeníes custodian la embajda de Italia en Saná
Guardias yemeníes custodian la embajda de Italia en Saná

Arabia Saudí, Italia y Alemania se han unido este viernes a la decisión que tomó EE.UU., Reino Unido y Francia, y han ordenado cerrar sus embajadas en Yemen ante el deterioro de la situación en el país. La seguridad se ha deteriorado en el país después que la milicia chií Houti haya tomado el control del poder.

Un portavoz del Ministerio de Exteriores alemán ha informado de que Berlín ha decidió este jueves cerrar su misión diplomática en la capital de Yemen, Saná. "En las últimas semanas los houtis han hecho con el poder. Esto es inaceptablemente peligroso para nosotros y podría tener consecuencias para la región", ha señalado un portavoz del Ministerio de Exteriores alemán. "La situación es muy preocupante para nosotros en Europa", ha añadido.

Italia también ha anunciado este viernes que había cerrado su embajada, justificando la medida en el deterioro de la seguridad. Lo mismo ha hecho Arabia Saudí. En declaraciones a la agencia oficial de noticias SPA, un funcionario del ministerio ha señalado que Arabia Saudí también ha suspendido sus trabajos de sus representantes diplomáticos y ha explicado que estas decisiones se producen debido a la inseguridad existente en el Yemen.

De esta manera, los tres países se unen a la decisión tomada por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que hace dos días decidieron cerrar sus delegaciones diplomáticas.

Enfrentamientos sectarios

La seguridad se ha deteriorado en el país, especialmente en los últimos meses. Al Qaeda y otros militantes suníes han intensificado sus ataques contra los combatientes chiíes Houti. La principal filial de Al Qaeda en el Yemen, el grupo Ansar al Sharía (seguidores de la ley islámica), atacó hoy un importante cuartel militar en el sureste del Yemen, donde se incautó de armas y secuestró a varios soldados.

Al Qaeda tiene como uno de sus objetivos al movimiento hutí, que en el último mes ha extendido las áreas bajo su control en el Yemen y el pasado 6 de febrero disolvió el Parlamento y anunció la formación de un consejo presidencial para gobernar el país interinamente por dos años.

Los hutíes, el movimiento chií que desafía a Saná

También conocidos como Ansar Alá (Seguidores de Alá), los hutíes son fieles al clérigo Abdelmalek al Huti, sucesor del fundador del movimiento Husein Badrudin al Huti, padre de Abdelmalek y muerto en un enfrentamiento con el ejército en 2004. De confesión musulmana, son chiíes de la rama de los zaidíes, que representa entre el 30 y el 50 % de Yemen, el país más pobre de la península Arábiga. Su principal feudo es la provincia septentrional de Saada, que controlan desde 2010, aunque en los últimos meses han expandido su dominio a otras zonas del país, incluida la capital Saná.

El conflicto armado con el Gobierno central estalló a mediados de 2004, en unas revueltas que fueron sofocadas por el Ejército apoyado por las fuerzas armadas saudíes. En agosto de 2009, un nuevo brote de violencia enfrentó a las milicias hutíes y las fuerzas leales a Saná, que de nuevo solicitaron la ayuda de Riad para sofocar la rebelión que se prolongó hasta febrero de 2010.

Con el estallido de la Primavera Árabe en 2011, que forzó la renuncia del entonces presidente Ali Abdalá Saleh en favor de Hadi, los hutíes se unieron a las protestas con la esperanza de ver cumplidas sus reivindicaciones. Hadi se comprometió a elaborar una nueva Constitución y a convocar elecciones legislativas y presidenciales en 2014.

En el marco de su política de reconciliación convocó una Conferencia Nacional para el Diálogo que concluyó en enero de 2014, y en la que participaron distintas fuerzas que acordaron la creación de una federación compuesta por seis estados. Sin embargo, los hutíes, que solo aceptan un Estado de dos provincias, y otros grupos del sur del país denunciaron la ralentización de la aplicación del diálogo.