Personajes femeninos en lucha
- Julianne Moore es clara favorita entre las actrices protagonistas
- Compite con Cotillard, Rosamund Pike, Reese Whiterspone y Felicity Jones
- Patricia Arquette, favorita entre las secundarias con una Meryl Streep de récord
En la lucha por el Oscar a mejor actriz creo que será difícil que, llevando además la ventaja del Globo de Oro, alguien le arrebate este año el Oscar a esta reina del cine que es Julianne Moore, que pasea su elegancia natural por las pantallas hace un montón de años y que no ha tenido el reconocimiento que supone la estatuilla a pesar de haber sostenido sobre sus hombros películas como Lejos del cielo, por citar una de las muchas en que ha dejado impresa su personalidad.
Pocas actrices saben sufrir y llorar como ella y Siempre Alice es el vehículo perfecto para que canalice sentimientos, mientras se sumerge, en un perfecto recorrido, por esa enfermedad devastadora llamada Alzheimer. Ya sabemos que los enfermos siempre son premiables, pero si le dan el Oscar a esta pelirroja de lujo, desde luego que no será gratuito. En nada, vamos a volver a ver de lo que es capaz cuando se estrene Map of the stars, de David Cronenberg, el filme que le dio el premio a la mejor actriz de Cannes, donde ofrece otra performance admirable, con el cine como caja de resonancia. Se merece el Oscar de largo y desde hace demasiado tiempo.
De nuevo tenemos al ataque a Marion Cotillard, la actriz francesa que ha vuelto a colarse, con gran mérito, en las candidaturas. Ella ya tiene su Oscar del año 2008 por haber revivido a Edith Piaff, pero busca de nuevo una oportunidad.
Fragilidad y fuerza van unidas en un mismo rol, el de esa mujer, en Dos días, una noche, donde practica el puerta a puerta para conseguir que sus compañeros se apiaden y la ayuden a no perder su puesto de trabajo. Heroína de nuestro tiempo, un papel superactual y una actriz que sabe enamorar y que se funde con su personaje en perfecta comunión emocional y físicamente. Puede pasar sin problemas de Audiard a Woody Allen y siempre sale victoriosa. Sabe dar contextura a sus trabajos y nadie se llevaría las manos a la cabeza si ganara su segundo Oscar por la película de los Dardenne.
Con su 1,56 de estatura, pisa fuerte y segura Reese Whiterspone, con hambre de cine y de premios, se ha fabricado un papel a medida para el Oscar, con la ayuda del director de Alma salvaje, Jean Luc Vallée, el mismo de Dallas Bullers Club. Esta rubia menudita, que consta en los anales del cine como rubia muy legal, ha hecho todo un arco de sensaciones alrededor de esta mujer que interpreta y que se echa al camino para redirigir el rumbo, después de haber tocado fondo. Ganadora del Oscar en 2005, por acompañar a Joaquín Phoenix en En la cuerda floja, la actriz americana, que se busca tiempo para hacer de mamá y para colaborar en obras benéficas, tira de nuevo el anzuelo para ver si la estatuilla cae de nuevo en sus brazos.
Rosamund Pike, la femme fatale de Perdida que ya se había entrenado con James Bond, toma el relevo de la Sharon Stone de Instinto Básico en el reino de las rubias peligrosas. Hacía tiempo que no veíamos una mala tan seductora en el cine y tan resultona. Su nominación además salva el honor de la película de David Fincher que ha sido en general ignorada.
Se trata de una actriz británica que no pasa desapercibida. La hemos visto en películas como Orgullo y prejuicio o An education, pero desde luego es ahora cuando despega y está claro que dará que hablar a menudo. Veremos si con la aureola que le da todo este asunto la podemos acercar a Barcelona en abril, para que recoja el Premio Sant Jordi RNE de Cinematografía a la mejor actriz extranjera que los críticos catalanes, con buen ojo, le otorgaron este pasado mes de enero.
Y a quien tenemos por aquí rodando a las órdenes de Juan Antonio Bayona Un monstruo viene a verme, en la que encarna a la hija de Sigourney Weaver, es a la maravillosa Felicity Jones, un auténtico descubrimiento. El mismo Stephen Hawking se quedó pasmado viendo su interpretación. En La teoría del todo acompaña a Eddie Redmayne en el papel de la primera esposa del científico, Jane, en cuyas vivencias, recogidas en un libro, se basa además la película, más que biopic potente historia de amor. Con 31 años es la más joven del quinteto, se fogueó en la televisión y aprieta el acelerador en un cine que le ha abierto las puertas. Nosotros ya la detectamos cuando fue la amante de Dickens en la película que hizo sobre el escritor Ralph Fiennes. Una joya de actriz, justamente nominada también.
Actrices secundarias, entre veteranas y jóvenes
Todas las quinielas apuntan como ganadora este año a Patricia Arquette, que además tiene ya el Globo de Oro como estupendo precedente. La que hace tiempo dejó de ser la hermana de Roseanne Arquette, se ha brindado al experimento que proponía Richard Linklater con esa obra de arte que es Boyhood y ha salido más que airosa. Te arrastra por donde quiere con su conmovedora actuación. Aunque no puede aplicársele lo de madre no hay más que una, esta rubia que estuvo unida sentimentalmente a Nicolas Cage y que se ha refugiado en la televisión mientras el cine no la reclamaba, merece el reconocimiento del Oscar, aunque siendo protagonista en toda regla, la cataloguen en este caso como secundaria.
Otra candidata sin Oscar, a pesar de que lleva trabajando desde la más tierna infancia -por algo procede de familia de actores- es Laura Dern. Conocida también por su activismo político e implicación en causas humanitarias, encarna a otra madre, la de Reese Whiterspoone en Alma salvaje, un personaje intermitente pero precioso que permite el lucimiento de la actriz. Hasta delante de dinosaurios ha corrido en Jurassic Park esta mujer tan lynchiana también que ha heredado el gen del talento de su padre, el gran Bruce Dern que nos puso los pelos de punta en Nebraska, y toma su relevo en los Oscar de este año.
La más joven de las cinco, Emma Stone, me parece que, a sus 26 años es la actriz revelación. ¡Pero si hasta Woody Allen confío en ella para dejar en sus manos la Magia a la luz de la luna! Impecable en Birdman, donde da vida a la hija, colocada y descolocada a la vez, del protagonista encarnado por Michael Keaton, una joven que solo busca cariño y unos brazos donde acurrucarse. Con sus increíbles ojazos, ella que encandiló a Spiderman hasta el punto que se lo llevó a casa, es capaz de despertar en muy pocos minutos la ternura del espectador. Me parece que es una de las mejores actrices que han irrumpido con más fuerza en el cine en los últimos tiempos y no la confundan por favor, con su tocaya, Emma Watson. Se lo den o no se lo den, tiene todo el tiempo del mundo para llevarse el Oscar.
La nominación de Keira Knigthley es seguramente la más discutible, con una interpretación más bien discreta, y te hace plantearte si es que no encontraron a otra, pero puede que la cronista le tenga un poco de manía. Quería ser como Beckham y buscando su Expiación, acabó siendo Ana Karenina, e iba adelgazando cada vez más. Y aquí la tenemos, de nuevo, Descifrando Enigma, en el papel de una chica lanzada y lista, en una época en que la mujer era pura comparsa. Al lado del emergente y atractivo Benedict Cumberbach, al que da la réplica, Keira Knigthley lucirá su primer embarazo en los Oscar, una buena nueva que, con toda probabilidad, hará que no le duela tanto si no le dan la estatuilla porque en la vida, hasta para las actrices de Hollywood, siempre hay prioridades.
¡Pero qué bruja es Meryl Streep, bruja vestida de azul! Y una ya no se extraña ya al saber que la que para muchos es la mejor actriz de todos los tiempos, vuelva a estar nominada al Oscar y van diecinueve. Y no se puede decir que sea la misma canción, porque nada que ver con Mama mía, su papel esta vez en el musical de Sondheim que dirige el director de Chicago, Rob Marshall. La caracterización ayuda, por supuesto, a conseguirla, pero si ven cómo saca adelante los números musicales en Into the Woods, no les quedará ninguna duda de que una vez más es una buena candidata. Sabe convencer y ha sabido evolucionar.
La chica, que se llevó el primero de sus tres Oscar, en el 79 por Kramer contra Kramer, y el último en el 2011 por ser La dama de Hierro, y entre medio el de La decisión de Sophie en el 82, la recordada mujer del teniente francés, sigue, a sus juveniles 65 años, impresionando al público con su presencia y jugando a hacer cine, sin ceder nunca ni un palmo de terreno. Meryl es mucha Meryl.