Cristina Fernández remodela su gobierno y los servicios de inteligencia en el final de su mandato
- La presidenta argentina releva al jefe de Gabinete y al secretario de Presidencia
- El anuncio coincide con la desestimación de la denuncia de Nisman
- La oposición cree que trata de lavar su imagen y depurar a los no afines
La presidenta de Argentina , Cristina Fernández, ha remodelado este jueves parte de su Gobierno y ha sacado adelante su reforma del sistema de inteligencia. El anuncio ha coincidido con la desestimación de la denuncia presentada por el fallecido fiscal Alberto Nisman contra ella por presunto encubrimiento a terroristas. Un caso que ha sumido al kirchnerismo en su peor crisis política.
El relevo afecta, entre otros, al Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que será sustituido por Aníbal Fernández, actualmente secretario de Presidencia, cargo que ocupará Eduardo Wado de Pedro, dirigente de la organización juvenil kirchnerista La Cámpora y denunciado junto a la presidenta y al canciller, Héctor Timerman, en el caso abierto por Nisman.
El actual ministro de Salud argentino, Juan Manzur, dejará su puesto a Daniel Gollan, que se desempeñaba como secretario de Salud Comunitaria.
Manzur será aspirante a gobernador de la provincia norteña de Tucumán, mientras Capitanich, que llegó a la Casa Rosada en noviembre de 2013 tras gobernar la provincia norteña de Chaco, competirá, según medios locales, por la alcaldía de Resistencia, la capital de esa provincia, en las próximas elecciones.
Los cambios en el Gobierno, que se producen a ocho meses de las elecciones presidenciales, los ha anunciado el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, en una comparecencia inesperada en la que ha confirmado que jurarán sus cargos este mismo jueves.
Disolución de la Secretaría de Inteligencia
Además, la madrugada anterior, en una sesión maratoniana, la Cámara de Diputados de Argentina había aprobado la ley que reforma su actual sistema de inteligencia con 131 votos a favor y 71 en contra en una sesión en la que la oposición ha mostrado sus objeciones al proyecto.
La norma contempla la disolución de la Secretaría de Inteligencia (SI) y su sustitución por una agencia federal que se nutrirá con los mismos miembros de la SI. Algunos diputados temen que la creación del nuevo organismo sea aprovechada por el Ejecutivo para depurar a algunos agentes, según informa el diario Clarín.
Otro de los puntos del proyecto que ha generado polémica es el traspaso del sistema de escuchas telefónicas a la Fiscalía General, encabezada por Alejandra Gils Carbó, a quien la oposición considera próxima a la presidenta.
El fiscal Alberto Nisman fue hallado muerto en su casa con un tiro en la sien después de denunciar la supuesta complicidad del Gobierno de Fernández para encubrir a los sospechosos iraníes del atentado de la AMIA en 1994. La presidenta argentina culpa a ex agentes de seguridad de estar detrás de un montaje para desprestigiar al Ejecutivo.
Cruce de acusaciones durante el debate
A petición de la oposición, el debate comenzó con un minuto de silencio en memoria de Nisman.
La diputada oficialista Diana Conti ha asegurado, al comenzar el debate, que el proyecto forma parte de una "pelea por la democratización de los servicios de Inteligencia en el país y la ruptura del maridaje que se da perversamente entre sectores del poder judicial, los organismos de inteligencia y algunos sectores de la política".
La oposición, por su parte, considera que todo el proyecto intenta desviar la atención del caso Nisman. "El proyecto ha sido redactado de apuro, como reacción a la muerte de Nisman y con el fin de desviar la atención de la denuncia que él había formulado contra la presidenta y el canciller", ha dicho Pablo Tinelli, de la conservadora Propuesta Republicana (Pro).
"El Gobierno se ha servido del funcionamiento clandestino de los servicios de Inteligencia durante 12 años y ha montado un extraordinario aparato en el Ejército a cargo del tenebroso general César Milani", ha aseverado el diputado Omar Duclós.
El Gobierno argentino inició el proyecto para reformar los servicios de Inteligencia a finales de 2014, según informa Efe. Entonces el Ejecutivo cesó a la cúpula de la Secretaría de Inteligencia y puso al frente del organismo a Oscar Parrilli, exsecretario general de la Presidencia, considerado uno de los hombres más cercanos a la mandataria.
Uno de los agentes que renunció entonces fue Antonio Stiuso, exjefe de Operaciones de la SI y colaborador de Nisman.