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El ADN de fósiles de 69 individuos da nuevas pistas del origen de las lenguas indoeuropeas

  • Han hallado pruebas de un posible origen en la estepa rusa
  • Los cazadores-recolectores europeos se habrían mezclado con los rusos
  • El vínculo genético persiste en muestras de hasta hace 3.000 años

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Esqueleto de un hombre enterrado que se asocia con el neolítico medio en Alemania.
Esqueleto de un hombre enterrado que se asocia con el neolítico medio en Alemania.

Un estudio genético de los fósiles de 69 individuos que vivieron hace entre 3.000 y 8.000 años ha dado nuevas pistas de los patrones de migración de los primeros europeos y ha revelado que los movimientos de población desde la estepa euroasiática podrían ser el origen de algunas lenguas indoeuropeas de nuestro continente.

Esta familia de lenguas incluye más de 150 idiomas que habla casi la mitad de la población mundial y agrupa lenguas como el inglés, el griego o el castellano, entre otras.

La investigación internacional encabezada por el David Reich, de la Escuela Médica de Harvard, y que ha contado con participación de la Universidad Autónoma de Barcelona, se publica en la revista Nature.

El estudio presenta una de las muestras de ADN más amplias analizadas hasta la fecha que apoyan hipótesis previas de que una migración desde una vasta región que va de Ucrania a Mongolia podría haber originado estas lenguas.

La tecnología análisis de ADN prehistórico posibilita estudiar los movimientos migratorios propuestos e identificar nuevos, y requiere muchos datos genéticos de un número suficiente de individuos para estudiar los cambios poblacionales a través del tiempo.

La 'hipótesis de la estepa'

El estudio apoya la 'hipótesis de la estepa', que propone que los agricultores de las praderas al norte de los mares Negro y Caspio, hablantes de las primeras lenguas indoeuropeas, se expandieron por Europa.

Y es que las poblaciones del oeste y el lejano este europeo siguieron trayectorias opuestas hace entre 8.000 y 5.000 años y no entraron en contacto hasta hace unos 4.500 años, cuando las poblaciones del este de Europa asociadas a la cultura de la cerámica cordada se establecieron en gran parte de Europa Central.

Vínculo genético con el mar Negro

Estas poblaciones han resultado ser genéticamente muy parecidas a los individuos enterrados en los kurganes del norte del mar Negro -Rusia y Ucrania actual-, y muy diferentes de las poblaciones paleolíticas y neolíticas de Europa occidental.

Los investigadores han observado que el linaje de los individuos de las tumbas de la cultura de la cerámica cordada excavadas en Alemania tiene más de un 75% en común con el de las poblaciones yamna, informa la UAB.

En este sentido, los resultados también han confirmado que en la prehistoria europea hubo dos grandes migraciones: en el comienzo del Neolítico, hace entre 8.000 y 7.000 años, cuando llegaron los primeros cazadores-recolectores desde Oriente Próximo, mientras que en un segundo movimiento migratorio, pastores de la cultura Yamnaya llegaron desde la estepa, durante el Neolítico final (hace unos 4.500 años).

El vínculo genético persiste en todas las muestras de Europa Central hasta hace 3.000 años -fecha hasta la cual se tienen datos de ADN antiguo-, y todavía se encuentra en los europeos actuales.

Mientras que en el norte y el centro de Europa representa en torno al 50% del pool genético actual, en la Península Ibérica se situaría en torno al 25%.

Por otro lado, y aunque los hallazgos en el ADN de los fósiles no revelan qué lenguas hablaban estas poblaciones, aportan pruebas de los procesos de migración que están relacionados con la dispersión de estas lenguas.