Mario Draghi anuncia que las compras de deuda pública del BCE comenzarán el 9 de marzo
- Comprará bonos soberanos, incluso con intereses negativos de hasta -0,20%
- "No se dan las condiciones para comprar bonos griegos ahora", dice
- No acepta aún la deuda griega como garantía y amplía la línea de emergencia
- Revisa al alza las previsiones de crecimiento y a la baja las de inflación
- El BCE mantiene los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,05%
Qué deuda podrá comprar el BCE
Los bonos soberanos con vencimiento entre 2 y 30 años cuya rentabilidad sea al menos igual a la ofrecida por la facilidad de depósito de la institución, actualmente fijada en el -0,20%. Queda fuera la deuda de Grecia.
La emitida por el Banco de Desarrollo Europeo, la Comunidad Europea de Energía Atómica, el Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera, el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEDE), el Banco Europeo de Inversiones, la Unión Europea y el Banco de Inversión Nórdico.
También la de las agencias francesas Caisse d'amortissement de la dette sociale (CADES) y Unión Nationale Interprofessionnelle pour l'Emploi dans L'Industrie et le Commerce (UNEDIC), del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y de los bancos alemanes Kreditanstalt fuer Wiederaufbau (KfW), Landeskreditbank Baden-Württemberg Foerderbank, Landwirtschaftliche Rentenbank y NRW.Bank.
El BCE contempla bajo circunstancias excepcionales que los bancos centrales nacionales puedan comprar deuda de empresas públicas dentro de sus respectivas jurisdicciones.
Ningún banco central nacional podrá comprar deuda más allá de su peso en el capital del BCE.
Al mismo tiempo, el organismo continuará con las compras de bonos de titulización y de bonos garantizados (cédulas) iniciadas el año pasado.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha anunciado que la entidad monetaria comenzará el 9 de marzo la compra de activos públicos y privados de la zona euro por valor de 60.000 millones de euros al mes, un plan aprobado el 22 de enero que, asegura, ya ha tenido efectos en los mercados financieros y que está dispuesto a mantener hasta que la inflación retorne a niveles cercanos al 2%, aunque está previsto que acabe en septiembre de 2016.
Asimismo, el presidente del BCE ha reiterado que solo podrán adquirse bonos en el mercado secundario con vencimientos entre 2 y 30 años cuya rentabilidad sea al menos igual a la ofrecida por la facilidad de depósito de la institución, actualmente fijada en el -0,20%. De este modo, el BCE establece un suelo a la rentabilidad negativa de los bonos que está dispuesto a aceptar (los bonos de varios países a diferentes plazos, como Alemania, ya están en negativo).
Draghi ha asegurado que las medidas adoptadas contribuirán a un "rebote de la inflación" y ha subrayado que tras el anuncio de su decisión de adquirir compras de activos públicos "ya se ha observado un número significativo de efectos positivos".
Aparte de bonos soberanos, los bancos centrales nacionales podrán adquirir deuda emitida por organizaciones supranacionales, internacionales y bancos multilaterales de desarrollo. Y también de algunas empresas públicas en determinados casos.
Tal y como señaló el pasado 22 de enero, Draghi ha asegurado que no se comprará deuda griega: "No se dan las condiciones". El banquero ha recordado que el BCE no puede comprar deuda de un país cuyo programa de rescate se encuentra en revisión y apuntó que actualmente el BCE mantiene en su balance bonos griegos adquiridos a través del programa SMP "que superan el límite del 33% por emisor".
Grecia: no acepta su deuda como garantía
Sobre Grecia, el presidente del BCE ha confirmado que el organismo ha aumentado el programa de liquidez de emergencia (ELA por sus siglas en inglés) para los bancos griegos en 500 millones, hasta los 68.800 millones de euros.
Pero, por ahora el organismo sigue sin aceptar la deuda griega como garantía, por lo que la banca deberá acudir a ese programa de emergencia. Draghi ha asegurado que volverá a aceptarlos en cuanto se den las condiciones adecuadas en el país, en referencia a la aplicación de las reformas comprometidas por Atenas con el Eurogrupo. Estas condiciones no ocurría el pasado mes de febrero, según Draghi.
En este sentido, Draghi ha defendido la solvencia de las entidades helenas, que se sitúan "muy por encima de los niveles de capital requeridos por el momento", ha señalado que es "esencial" que se mantenga y ha advertido de que "cierta comunicación daña (la solvencia) y destruye garantías".
También ha rechazado ampliar el límite de emisión de letras que había planteado el Ejecutivo de Tsipras. "Permitir a Grecia aumentar sus emisiones de deuda supondría financiar el déficit público, algo prohibido en los tratados", ha asegurado después de señalar: "El BCE no es una institución política, está basada en reglas".
"El BCE es el primero que desea reiniciar la financiación a la economía griega si se cumplen las condiciones", ha asegurado Draghi, quien ha añadido que "no puede decirse que el BCE no está apoyando a Grecia".
Sobre este punto, Draghi ha explicado que el ritmo de los préstamos a Grecia se han duplicado en los dos últimos meses y ha indicado que el BCE ha prestado a Grecia 100.000 millones de euros, "lo que equivale al 68% de su PIB, más que en el caso de cualquier otro país". "El BCE es el banco central de Grecia, pero también de los demás países", ha apostillado.
Revisa las previsiones de crecimiento e inflación
El BCE, además, ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento para los próximos años. Mario Draghi ha señalado que el PIB de la eurozona subirá un 1,5% en 2015 (frente al 1% estimado en diciembre), un 1,9% en 2016 (frente al 1,5% anterior); y del 2,1% en 2017.
En el crecimiento influirán de forma positiva, ha asegurado Mario Draghi, la caída del precio del petróleo, el tipo de cambio del euro (que se ha depreciado frente al dólar) y la política monetaria del BCE.
Mientras, el organismo ha rebajado su pronóstico de inflación para este año y lo ha elevado ligeramente para 2016. "Veremos tasas muy bajas o negativas en los próximos meses", ha asegurado Draghi en la rueda de prensa, que ha señalado que subirán a final de año por la recuperación del precio del petróleo.
El BCE prevé que la inflación sea del 0% en 2015, cuando en diciembre pronosticó un alza del 0,7%, mientras que para el próximo año augura una tasa del 1,5%, dos décimas por encima del anterior pronóstico. La previsión de inflación para 2017 apunta a un alza de precios del 1,8%.
"Los riesgos para las perspectivas económicas para la zona euro siguen a la baja y han disminuido tras las recientes decisiones de política monetaria y la caída de los precios del petróleo", ha afirmado el presidente del BCE, quien ha vuelto a instar a los gobiernos de la eurozona a acometer las reformas estructurales necesarias para aumentar la productividad y el empleo.
Draghi ha hecho estos anuncios tras la reunión del consejo de gobierno del organismo, que dejó los tipos de interés del euro en el mínimo histórico del 0,05%. Además, el Banco Central Europeo ha dejado el tipo de interés aplicable a la facilidad de depósito en el -0,20% (lo que cobra a los bancos por guardar su dinero) y el tipo de interés aplicable a la facilidad marginal de crédito en el 0,30%, por la que presta dinero a los bancos durante un día, donde también los situó en la reunión de septiembre.
Reunión en Chipre
El consejo de gobierno se ha reunido en Nicosia en el primero de los dos encuentros que celebra al año fuera de Fráncfort. Este miércoles, unas 3.000 personas, según la Policía, se manifestaron frente al Centro de Conferencias Philoxenia en contra de la política de austeridad impuesta a varios países rescatados, incluido Chipre, que tiene un programa de asistencia financiera de hasta 10.000 millones de euros.
La manifestación, organizada por sindicatos y otras organizaciones civiles, fue pacífica y terminó sin incidentes. Los manifestantes -que portaban pancartas en las que se podía leer "dejad en paz a los pensionistas", "ciudadanos en contra de la corrupción", "suficiente es suficiente" y "salvad a la gente, no sólo los beneficios y los bancos"- pedían más gasto en políticas de creación de empleo y el fin de la política de austeridad que, consideran, ha generado pobreza.