Dragar el Ebro, ordenar el territorio y embalses, posibles medidas para minimizar las crecidas
- Las fuertes lluvias y el deshielo en el Pirineo son las principales causas
- Los municipios ribereños afectados reclaman una mayor limpieza del río
- Ecologistas y geólogos creen que es un problema de ordenación del territorio
Para el Comité de Grandes Presas, la solución es construir más embalses
Todos los años el río Ebro sufre crecidas de caudal. Aunque son algo normal -como señalan los expertos en la materia consultados por RTVE.es-, la avenida de este año es una de las mayores registradas junto a la de 1961, o la más reciente de 2003. Sin embargo, ecologistas y geólogos advierten de que los daños causados podrían haber sido menores con una mejor ordenación del territorio, entre otras medidas.
Las causas de una crecida tan importante son las abundantes lluvias de las últimas semanas en el valle del Ebro unidas al deshielo de la nieve en los Pirineos. "Es un fenómeno extraordinario de la naturaleza y poco se puede hacer", afirman rotundos a RTVE.es en la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Con esta crecida del río se han anegado miles de hectáreas de varias comunidades autónomas. Según datos de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganadores (COAG), las inundaciones han afectado a unas 45.000 hectáreas de Aragón, Navarra, La Rioja y Álava.
Aunque la avenida no ha sido tan caudalosa como la de 2003 -entonces el caudal máximo a su paso por Zaragoza fue de 3.957 metros cúbicos- las afecciones han sido mayores porque el río ha alcanzado mayor altitud. En esta ocasión, el caudal máximo del río a su paso por Zaragoza ha sido de 2.610 metros cúbicos por segundo, con una altura de 6,10 metros -medio metro más que en 2003-, según datos de la Confederación.
Medidas de protección
Sin embargo, el mal no ha sido mayor según la Confederación Hidrográfica del Ebro, porque se pusieron en marcha algunas medidas para paliar las consecuencias. "Tenemos mapas de inundaciones y de riesgos. Gracias a ellos, pudimos afinar en las previsiones y se pudieran activar los servicios de protección. Además, días antes se estuvo desembalsando agua. Sin una gestión de los embalses, la avenida podía haber sido mayor. Conseguimos reducir en 800 metros cúbicos por segundo el caudal del río", explican fuentes de este organismo.
También el Comité Nacional Español de Grandes Presas considera que el haber desembalsado agua ha contribuido a que el problema de la inundación no haya sido peor.
Además, para tratar de contener el desbordamiento del río se han construido diques y establecido motas de contención, aunque esta medida puede haber sido contraproducente en algunos casos, según los ecologistas y los geólogos.
"Se han hecho diques pero algunas obras pueden ser incluso las culpables del desbordamiento porque se han situado muy cerca del límite del río y han hecho que tuviera menos espacio cuando lleva más agua", asegura a RTVE.es Manuel Regueiro, vicepresidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG).
Para Ecologistas en Acción, las motas y diques "solo sirven para pequeñas crecidas", pero no para avenidas como las que se ha producido este año. "Si por ejemplo, el ancho máximo que puede tener el río por los diques es de 200 metros y ahora lleva un cauce equivalente a cuatro kilómetros, ¿cómo vas a meter esa cantidad de agua en solo 200 metros de espacio?", se pregunta Santiago Martín, responsable del área de Agua de la organización ecologista.
Cuando el río tiene una avenida, "reclama sus derechos de propiedad", subraya el presidente del Comité Nacional Español de Grandes Presas, José Polimont. Aún así, el desbordamiento del río no ha afectado a muchos núcleos urbanos ya que el agua ha inundado las tierras de cultivo antes. "Los agricultores han sido solidarios porque al ver que había riesgo para los pueblos y las vidas humanas han permitido que se aneguen sus campos de cultivo, aunque no están, en muchos casos, asegurados al 100%", afirma Miguel Blanco, secretario de COAG.
Ordenación del territorio
Por otro lado, según ecologistas y geólogos, el problema de las avenidas deriva de una mala ordenación del territorio. Y creen que una mejor planificación podría haber paliado las consecuencias.
"Las inundaciones son un proceso natural de ocupación de la llanura de inundación. La responsabilidad de los daños por inundación es de los que construyen o dejan construir en zonas inundables. Se hacen planes de urbanismo sin respetar los ríos. Sería más sensato disponer de una buena planificación hidrográfica", señala el vicepresidente del ICOG.
Ecologistas en Acción comparte la misma opinión. El responsable del área de Agua de la organización considera que "deberían quedar libres de construcciones las zonas que son llanura de inundación. Hay que dejar mayor anchura sin construir en el entorno de los ríos".
"Es normal que haya inundaciones. No sabemos cuándo va a ser la próxima porque depende de las precipitaciones, pero se podría haber evitado daños mayores con una mejor planificación", añade Regueiro.
La propia Confederación reconoce que en el tramo medio del Ebro hay pueblos ribereños muy próximos al cauce aunque apunta que el río ha cambiado de morfología con los sedimentos que se van acumulando y que hacen que haya aumentado la altura del lecho.
El dragado o limpieza del Ebro
Otra de las posibles medidas para paliar las consecuencias de la crecida es el dragado o limpieza del río, pero es una solución que genera bastante debate. Los vecinos de los municipios ribereños defienden que el río necesita una limpieza para evitar crecidas tan importantes como la de ahora. Por contra, Ecologistas en Acción lo considera "una barbaridad".
"Los daños serían incluso mayores en caso de crecida. Si quitas la vegetación de la ribera, el agua circularía a mayor velocidad. Además, por la erosión que tiene el Ebro no sirve de nada dragar, porque en pocos meses volvería a llenarse de sedimento", asegura el responsable del área de Agua de Ecologistas en Acción.
También los agricultores que han visto cómo sus cultivos se han echado a perder creen que la inundación no se habría evitado dragando el Ebro. "La limpieza del río no soluciona el problema de las crecidas, aunque sí es cierto que alivia las consecuencias", asevera el secretario de COAG.
En cualquier caso, el dragado y limpieza del río no es posible en todo el cauce. Según la Confederación, una parte importante del Ebro está protegida bajo la Red Natura 2000, por lo que resulta obligatorio hacer estudios de impacto medioambiental antes. Fuentes de este organismo reconocen que “muchos proyectos de limpieza han quedado encallados precisamente por las valoraciones de impacto medioambiental”.
Contrucción de embalses
El dragado del río no es la única opción que podría minimizar el problema en el futuro. Precisamente la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que visitó la zona hace unos días, ha reconocido en una entrevista en RNE que dragar el Ebro es solo “una medida más”. A su juicio, son más efectivas “las infraestructuras hídricas”.
En este sentido, ha recordado que el Gobierno ha apostado por invertir en este tipo de infraestructuras y ha acelerado obras que “estaban paralizadas” como la presa de Yesa, Biscarrués o la del Enciso. Actualmente se están construyendo cinco presas en el Ebro y 17 en toda España.
Aumentar el número de embalses, sobre todo en la cabecera de los ríos, es la medida que realmente evitaría inundaciones, según el Comité Nacional Español de Grandes Presas. “Hacen falta más embalses aguas arriba. De ese modo, podrían almacenarse el agua en exceso e irla laminando -desaguando- poco a poco en función de lo que pueda admitir el cauce del río”, concluye el presidente de este comité.