El Santander presenta una oferta para comprar el Novo Banco, el antiguo Espírito Santo
- La oferta "no vinculante" a expensas de la decisión del Gobierno de Portugal
- La entidad presidida por Ana Botín ya controla en Portugal el Santander-Totta
El Banco Santander ha presentado una oferta no vinculante para adquirir el Novo Banco, la tercera mayor entidad financiera de Portugal resultante de la reestructuración del Banco Espírito Santo (BES).
La entidad presidida por Ana Botín, que ya controla en Portugal el Santander-Totta, el quinto banco luso, no ha divulgado más detalles sobre la propuesta.
El Banco de Portugal (BdP) ha dado de plazo hasta la medianoche de este viernes para que las 15 entidades que aspiran a esta compra se pronuncien sobre la operación por la que se espera lograr al menos los 4.900 millones de euros invertidos en la recapitalización del Novo Banco.
En la primera criba, además del Santander, ya figuraban el Banco Popular y el BBVA, entidad esta última que, según medios lusos, habría decidido retirarse de la subasta.
También estaban en la lista de aspirantes el portugués BPI, los chinos Bank of China, Fosun y Angbang Insurance Group y el estadounidense Apollo.
Activos por valor de 72.465 millones
Con activos por valor de 72.465 millones y una cuota de mercado del 18%, el Novo Banco cayó en 2014 un puesto en el ránking de mayores bancos lusos hasta el tercer lugar, después de haber perdido unos 10.000 millones en activos desde la quiebra del BES el pasado verano.
La segunda posición la ocupa el Banco Comercial Portugués (BCP), con 78.800 millones en activos, y en primer lugar se sitúa la estatal Caixa Geral de Depósitos (CGD), con 100.000 millones.
"El punto más bajo en términos de liquidez se alcanzó a finales de septiembre y principios de octubre. Desde entonces, recuperamos más de 4.000 millones", detalló en febrero el responsable del Novo Banco, Eduardo Stock de Cunha.
El BES, intervenido el 3 de agosto de 2014 por irregularidades contables y de gestión, fue dividido por el BdP en una parte saneada -reflotada con un crédito público de 3.900 millones y bautizada como Novo Banco- y otra tóxica, que mantiene la denominación del BES y a la que ha ido a parar el capital de accionistas y de inversores en deuda a corto plazo.
Debido a la inédita aplicación en el caso del BES del mecanismo de resolución aprobado por la UE en el 2012, el Novo Banco recibió, además de los 3.900 millones de créditos públicos, otros 1.000 millones del sector financiero luso.