Los investigadores creen que el copiloto tenía "voluntad de destruir el avión" de Germanwings
- El comandante abandonó la cabina de control y no pudo volver a entrar
- Al no obtener respuesta de su compañero intentó derribar la puerta
- "No hay ningún elemento a favor de un atentado terrorista"
- "Los gritos de las víctimas sólo se oyen en el último momento"
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Los investigadores de la accidente del Airbus A320 creen que el copiloto rechazó abrir la puerta de la cabina al comandante y accionó el descenso del avión "con voluntad de destruir el avión" de Germanwings por razones que se desconocen. La justifica francesa ha identificado al copiloto como Andreas G. Lubitz, de 28 años y nacionalidad alemana, y señala que "nada permite decir que se trate de un atentado terrorista".
Según el relato del fiscal de Marsella, Brice Robin, a partir del audio extraído de la caja negra, el copiloto "accionó voluntariamente" el boton de descenso del avión y estaba vivo hasta que el aparato, con 150 personas a bordo, colisiona en los Alpes Franceses el pasado martes.
En el audio de la caja negra del avión hallada el martes puede escucharse cómo, desde el despegue en Barcelona y durante los primeros 20 minutos, los pilotos hablan en alemán de forma tranquila. Después, el comandante hace un resumen del aterrizaje previsto en Düsseldorf a las 11.55. Las respuesta del copiloto son "lacónicas, breves", según el fiscal. A las 10.30 el comandante pide al copiloto que asuma el mando. Se oye el sonido de una silla que se arrastra, abre la puerta, y sale de la cabina de control de mando, presumiblemente para ir a hacer sus necesidades.
El copiloto respiraba con normalidad
Poco después, se percibe cómo el comandante primero llama suavemente para volver a entrar, luego lo hace con fuerza, y por último intenta derribar la puerta sin obtener en ningún momento respuesta de su compañero, que no hace ninguna comunicación de auxilio hasta el momento en el que el avión se estrella. La aeronave, un Airbus 320, no dio señales de alarma a los controladores aéreos, pese a que en el audio se oyen las llamadas de la Torre de Marsella.
"La acción en el seleccionador de altitud sólo puede ser voluntaria. Es un botón que se gira", ha subrayado Robin. "El copiloto respiraba con normalidad hasta el final lo que indica que estaba vivo", ha añadido. En esos diez minutos en los que el avión desciende casi 1.000 metros por minuto "no se escucha absolutamente nada" en el interior de la cabina" al margen de la respiración, señala.
Justo antes del impacto final, en el audio se oye el ruido de un primer impacto con un talud antes de estrellarse definitivamente en la montaña.
"Los gritos de las víctimas sólo se oyen al final"
El fiscal ha afirmado que los pasajeros del vuelo 4U 9525, entre ellos 50 personas con nacionalidad española, sólo se dieron cuenta de lo que ocurría en el último momento. "El Airbus A320 es un aparato bastante grande y los pasajeros no están justo al lado de la cabina", ha dicho Robin.
"Los gritos de las víctimas se oyen sólo poco antes del impacto", ha señalado el fiscal. "La muerte fue instantánea, el avión literalmente explotó al chocar contra la montaña", ha explicado.
“La muerte fue instantánea, el avión literalmente explotó al chocar contra la montaña“
En el aeropuerto de Marsella el fiscal ha informado a unos 200 familiares de las víctimas de todos los detalles de la investigación -aunque una parte ya había sido filtrada por el diario The New York Times- antes de comparecer ante los medios de comunicación.
"Los parientes hicieron muchas preguntas sobre normativa internacional, si era normal que el comandante saliese...", ha señalado Robin. "A las familias les cuesta un poco creer lo que ha sucedido, durante una hora y cuarto he intentado responder a sus preguntas, algunos datos son muy técnicos", ha añadido.
Desde Marsella, los familiares se han desplazado a Seyne-Les-Alpes, al lado de la zona cero del siniestro, donde harán una ceremonia en honor a sus seres queridos. Los restos de las primeras víctimas ya han sido rescatados y estan siendo analizados por los forenses.
"Me pregunto cuánto tiempo durará esta pesadilla. Ya era suficientemente grave para los padres lo que había pasado, pero que alguien provocó deliberadamente la tragedia le da otra dimensión", ha dicho el alcalde de Haltern am See, el pueblo de los 16 estudiantes alemanes que murieron en el vuelo tras haber estado en un intercambio en España. "Estamos desconcertados, iracundos y profundamente conmocionados, ha dicho Bodo Klimpel.
No hay indicios de atentado terrorista
La Fiscalía marsella ha abierto una investigación por homicidio involuntario. Quiere seguir recopilando datos antes de cambiar la naturaleza de la investigación a homicidio voluntario. Preguntado por la pista del suicidio y del atentado terrorista ha respondido que no tiene información que confirmar ninguna de las dos. "A día de hoy solo puedo decir que voluntariamente permitió la perdida de altitud del avión y no tenía ninguna razón para hacerlo ni tampoco para negar la entrada del comandante en la cabina".
El ministro de Interior alemán, Thomas de Maizière, también ha insistido en que, según las fuerzas de seguridad nacionales, no se aprecian "indicios de trasfondo terrorista".
Andreas Lubitz, de 28 años y alemán
Andreas G. Lubitz tenía una experiencia de 630 horas de vuelo. Había comenzado a trabajar en Germanwings, filial de bajo coste de Lufthansa, en septiembre de 2013. Era natural de la pequeña localidad de Montabaur, en el estado federado de Renania-Palatinado (oeste de Alemania), donde vivía con sus padres, aunque tenía un piso en Düsseldorf.
“La actitud del copiloto era impecable“
El capitán trabajaba en Germanwings desde mayo de 2014 y tenía una experiencia de más de 6.000 horas de vuelo, la mayor parte de ellas con Airbus. Anteriormente el capitán había trabajado en la matriz Lufthansa y en la aerolínea Condor.
El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, ha afirmado que están "consternados por el giro trágico de la investigación”. Ha explicado en rueda de prensa que Lubitz empezó su formación en 2008, que al principio trabajó como auxiliar, durante unos meses suspendió su entrenamiento, pero que lo retomó poco después.
"La actitud del copiloto era impecable", ha destacado el presidente de la compañía, que ha hecho de la seguridad su principal seña de identidad. “Confiamos en nuestros sistemas de selección y formación. Tenemos exámenes periódicos. Es un caso aislado”, ha añadido. "Es el suceso más horrible en los 60 años de vida de Lufthansa".