Buhari, el líder musulmán de la alternancia en Nigeria
- Muhammad Buhari ha ganado tras presentarse por cuarta vez a las elecciones
- Logra introducir por primera vez un cambio político en la actual democracia
El infatigable líder político de la oposición nigeriana Muhammadu Buhari ha hecho suyo el dicho de "si no tienes éxito la primera vez, inténtalo, inténtalo y vuélvelo a intentar", hasta ganar en las elecciones presidenciales más reñidas de la historia del país, a las que se presentaba por cuarta vez y ha logrado introducir así por primera vez la alternancia política.
Buhari, general musulmán retirado de 72 años, lidera la alianza cuatripartita "Todos los Progresistas" (APC en inglés) con la que ha logrado ganar las elecciones al hasta ahora presidente nigeriano Goodluck Jonathan, del Partido Popular Democrático (PDP).
Así, con la victoria en las elecciones presidenciales, Buhari retorna al cargo que ocupó brevemente de 1984 a 1985 como Jefe de Estado Militar.
La APC rompe el poder absoluto del PDP
Buhari afrontaba estas elecciones convencido de su victoria (tras perder en 2003, 2007 y 2011) en las elecciones, que iban a celebrarse el pasado 14 de febrero y finalmente se aplazaron hasta el pasado sábado por "motivos de seguridad".
La oposición ha logrado superar a Jonathan gracias a la alianza forjada en 2013 entre "Acción del Congreso de Nigeria" (ACN), el "Partido de Todos los Pueblos de Nigeria" (ANPP) y el "Congreso por un Cambio Progresista" (CPC), junto a una facción de la "Gran Alianza de Todos los Progresistas" (APGA).
La APC controlaba ya antes de estas elecciones 14 de los 36 estados nigerianos y tenía la mayoría en la cámara baja del Parlamento, con lo que logra romper el control absoluto del PDP, gobernante en Nigeria desde la vuelta a la democracia en 1999, tras 15 años consecutivos de Gobierno militar.
Un líder que ha ganado popularidad
Buhari es musulmán del norte del país, mientras que el presidente saliente Jonathan es cristiano del sur. A su vez, quien ocupará el cargo de la vicepresidencia de Buhari es un pastor pentecostal del sur, Yemi Osibajo, mientras que el de Jonathan es Namadi Sambo, es un musulmán del norte. Este reparto de poderes no es casualidad en un país donde la religión y la etnia siguen desempeñando un papel importante en política.
Desde su presentación como candidato, Buhari se ha enfrentado a un aluvión de críticas, especialmente por sus comentarios que respaldan la ley islámica 'sharía' en el norte, predominantemente musulmán.
Lo han acusado de que islamizará Nigeria, donde el 50% de la población es musulmana, 35% cristiana (mayoritariamente protestante) y el resto animista. También han insinuado que es patrocinador del grupo terrorista Boko Haram, que arrasa el noreste del país, donde ha matado a más de 13.000 personas y desplazado a más de 3 millones desde 1999.
Sin embargo, sobrevivir a un atentado de Boko Haram el año pasado ha sofocado estas sospechas. Su popularidad se ha disparado en el país, donde se lo considera un líder honesto que luchará contra la corrupción, así como el exlíder nigeriano "más pobre" pues -a diferencia de otros ex Jefes de Estado- no vive en la opulencia.
Su inflexible pasado militar, durante el que anuló la insurgencia (similar a la que protagoniza Boko Haram) de la secta Maitatsine, apoya las declaraciones que hizo antes de ganar las elecciones en las que aseguraba que acabaría con con el grupo terrorista en seis años si era elegido presidente.