Jaime Martín retrata la mili de su padre en Ifni y la sociedad española de los 60
- 'Las guerras silenciosas' fue nominado a Mejor álbum en Angoulema
- También retrata la dura vida civil de las novias de los soldados
Jaime Martín (Barcelona 1966)
Comenzó a dibujar en 1985 en revistas humorísticas infantiles y juveniles, como 'Caníbal' o 'Bichos'. En 1987 empieza a colaborar con 'El Víbora', realizando obras con cierto contenido de crítica social, como ‘Sangre de Barrio’ (Premio al Autor revelación en el Salón de Barcelona 1990). Después vendrían ‘Los primos del parque’, ‘La memoria oscura’, ‘Sex Games’ e ‘Infierno’. En 2004 publica el álbum ‘Invisible’, donde cambia totalmente de temática, y su grafismo se muestra más maduro. Desde 2007 trabaja para el mercado franco-belga con cómics como ‘Lo que el viento trae’ (2008) y ‘Todo el polvo del camino’ (2010).
Cansado de escuchar una y otra vez las historias de la mili de su padre durante la "no guerra" de Ifni, el dibujante barcelonés Jaime Martín decidió dar una oportunidad a estas anécdotas y convertirlas en la novela gráfica Las guerras silenciosas (Norma).
Resulta paradójico que Martín (Barcelona, 1966), que se declaró objetor para no hacer el servicio militar y que no llegó a vestir uniforme, eligiera para convertir en viñetas una historia de cuarteles.
Las guerras silenciosas (Norma), con guión y dibujos del propio Martín, está ambientada en los años sesenta durante el conflicto de Ifni entre España y Marruecos, un pedazo de historia donde se entremezcla la memoria íntima de un joven soldado de reemplazo y el ambiente avasallador de un régimen social dirigido a golpe de corneta.
"Es como una película"
"Era como una película que mi padre nos había ido contando durante años, una y otra vez, tantas veces que mi madre nos advertía que tuviéramos cuidado con que decíamos en las comidas porque a la mínima aparecían otra vez esas historias", explica este historietista autor de la recordada Sangre de barrio, publicada en la revista "El Víbora".
Para el padre de Martín, el proyecto fue "una especie de exorcismo", dar forma a unos recuerdos que él mismo había escrito en un libro de memorias al volver de la mili, acompañados de unas pocas fotos que guardaba de aquella aventura africana, y que en el fondo ocultaba el lado más siniestro del franquismo, episodios de malos tratos y vejaciones que su propia familia desconocía.
"Los reclutas de reemplazo iban allá sin apenas información porque el régimen tenía el conflicto silenciado y apenas salía en algún NODO como simples escaramuzas. Pero cuando llegaban a África los mandos les decían que estaban en situación de alto el fuego y que la guerra podía comenzar en cualquier momento", comenta el dibujante.
Algunos de los jóvenes eran enviados directamente a los puestos avanzados en condiciones más que precarias y donde se encontraban casi cara a cara con el supuesto enemigo y descubrían de repente de qué iba todo aquello.
"Sólo algún recluta universitario que sabía leer entre líneas los crípticos mensajes del régimen sabían dónde se metían, a dónde los llevaban, pero eran los menos", explica.
Una crónica familiar
Cuando la documentación gráfica -fotografías personales y de otros reclutas colgadas en internet- no era suficiente, Martín le pedía a su padre que le describiese cómo era, por ejemplo, la cantina del cuartel hasta que los bocetos se adecuaban a los recuerdos.
La gestación de esta especie de crónica familiar -que se publicó antes en Francia, en agosto de 2013- fue como la mili que Martín no llegó a hacer, tres años dedicados sobre todo a pulir el guión que no le acaba de encajar.
"La de Ifni no fue una guerra declarada y, por lo tanto, se le puede calificar de no guerra. No se finalizó de una forma al uso, con vencedores y vencidos, sino que se decretó un alto el fuego y la cosa quedó como en suspensión", comenta el autor.
El padre de Martín quiso volver a pisar aquellas tierras y viajó hasta allí junto a su mujer -que no pudo ver finalizada la novela- donde hizo un montón de fotografías de la zona.
"El cuartel donde él estuvo ahora es ahora un cuartel marroquí y cuando fueron con un guía e intentó hacer fotos salieron rápidamente unos militares y de muy malas maneras le dijeron que no hicieran fotos, pero él se alejó un poco del recinto e hizo algunas que me vinieron muy bien", indica el autor.
Las guerras silenciosas, publicado en el 2013 en Francia y nominado a mejor álbum en Angulema, tambén retrata la vida civil en esa España de los 60, centrándose en de la madre de Martín, que murió antes de ver acabado el cómic. Reflejando la difícil situación de esas novias que tenían que esperar el regreso de sus novios de la mili. Incluso había suegros que las espiaban para asegurarse de que eran fieles.
Uno de los grandes títulos del año.