Marco Rubio se presenta como candidato republicano a la Casa Blanca
- El senador de ascendencia cubana ya se lo ha dicho a sus donantes
- "Nuestros líderes y sus ideas están estancadas en el siglo XX", ha dicho
- Dice sentirse "especialmente cualificado" para hablar de futuro
El senador Marco Rubio ha comunicado a sus principales donantes que presentará su candidatura a las primarias del Partido Republicano para competir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016.
El legislador republicano de ascendencia cubana ha dicho sentirse "especialmente cualificado" para defender el "sueño americano" y hablar de futuro. Y se ha referido a Hillary Clinton, que anunció este domingo su campaña presidencial por parte del Partido Demócrata, como una "líder de ayer".
Rubio, que vive entre Washington y el sur de Florida, ha adelantado su candidatura a los donantes antes del gran evento celebrado en un lugar emblemático de Miami: la Torre de la Libertad, adonde decenas de miles de exiliados que escapaban de Cuba en los años 60 y 70 llegaban en busca de obtener un estatus legal en Estados Unidos.
Candidato republicano del "nuevo siglo"
Rubio ha sido vitoreado en español y en inglés por cerca de 3.000 seguidores a los que ha prometido devolver el rumbo a Estados Unidos para que el país se vuelva a posicionar como "líder mundial" en el siglo XXI. "Es el momento de que nuestra generación lidere 'El nuevo siglo americano", ha añadido parafraseando su eslogan de campaña.
"Muchos de nuestros líderes y sus ideas están estancadas en el siglo XX mientras que nuestra gente y la economía están empujando la barrera del siglo XXI", ha asegurado Rubio tras convertirse en el tercer republicano en presentar su candidatura a la Casa Blanca después de los anuncios de Ted Cruz, también hispano, y Rand Paul, todos del Tea Party, el ala más conservadora del partido.
Se espera que el exgobernador de Florida Jeb Bush haga también pronto oficial su candidatura.
De origen cubano y símbolo del 'sueño americano'
Como presidente del subcomité de Relaciones Exteriores para Latinoamérica del Senado, no oculta su rechazo al recién estrenado aperturismo estadounidense hacia Cuba.
Rubio, de 43 años, se ha convertido en la personificación de lo que él llama el "sueño americano". Es hijo y nieto de exiliados cubanos y se ha convertido en el segundo senador más joven del Capitolio. Defensor del concepto tradicional de la familia, antiabortista, favorable a la reducción agasto público y de una mayor capacidad armamentística, espera atraer además el voto hispano, aunque muchos le reprochan que su partido no haya hecho más por aprobar la reforma migratoria de Barack Obama para evitar así la deportación de miles de indocumentados.
De hecho, organizaciones comunitarias, indocumentados y jóvenes inmigrantes han convocado una concentración frente a la Torre de la Libertad para protestar por las "posiciones contradictorias" del aspirante a la presidencia en materia migratoria.
"Un día encabeza un proyecto de ley para un reforma migratoria integral con una vía a la ciudadanía y luego se arrepiente y vota a favor de recortar los fondos para la aplicación de la Acción Diferida", para evitar la expulsión inmediata de inmigrantes indocumentados que reúnen ciertas condiciones, señala un comunicado de la Coalición de Inmigrantes de Florida (FIC), que le tacha de "inconsistente".
Desde que llegó a la Cámara Alta en 2010, su nombre suena cada vez más en los círculos políticos de Washington, especialmente desde que ofreció en 2012 el discurso de presentación del entonces candidato presidencial republicano, Mitt Romney, en la convención de su partido. En 2013 fue el encargado de dar la réplica al presidente, Barack Obama, en el discurso del Estado de la Unión y protagonizó una anécdota al precipitarse a beber un vaso de agua en directo.
Sus aspiraciones ganaron enteros literalmente cuando en enero fue elegido favorito entre los posibles candidatos para la red de donantes fundada por los multimillonarios hermanos Charles y David Koch, Americans for Prosperity, que espera reunir casi 900 millones de dólares para la campaña presidencial, informa Efe.